CAPITULO 1

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CAPITULO 1

CAPITULO 1: esto apenas comienza

-¿Qué tal estás?- pregunta el buen hombre desde la esquina de la estación, sin reparar en él miro al frente a espera del bus, la conglomeración de personas es estresante

-¿Qué cómo estás? – esta vez se acerca más y me mira fijamente

-¿Quién es usted?- respondo cortante y a la defensiva, por lo general soy una persona bastante desconfiada, ¿y cómo no serlo en una ciudad tan grande?

-¿No sabes quién soy?- replica nuevamente con otra pregunta, señor si supiera quien es no le estaría preguntando ¿no cree?

-Disculpa muchacha, creo que te he confundido – me reparo un segundo en el viejo chiflado y puedo darme cuenta que trae consigo una parka negra que le llega hasta los pies junto con un sombrero bolwer y unos zapatos bien lustrados, su tez es blanca algo maltratada por los años, ojos rasgados y pupilas azules, me esfuerzo un poco tratando de buscar en mis recuerdo un rostro similar, pero no aparece nada

¿Qué se trae?

Paso de él frunciendo el ceño, sigo la larga fila de personas, tardo más de media hora de pié esperando a que avanzara, una vez adentro del autobús trato en lo posible de tomar asiento, reparo en los rostros cansados de la gente a mi alrededor, un muchacho con un estilo algo punk se me queda mirando por un buen rato, lo miro algo extrañada y hago como que no me doy de cuenta, la vida en una ciudad como Bogotá no es sencilla y menos para personas tan orinarías como yo.

Un momento pasa cuando el teléfono empieza a vibrar dentro del bolsillo de mi chaqueta, dudo que contestarlo aquí sea muy prudente de mi parte, así que lo dejo sonar, de seguro es mi madre, quizá para preguntar si ya llegué al apartamento

Estoy a una manzana de llegar al conjunto donde vivo, espero paciente hasta que me pongo de pié, camino y pido mi parada, al bajar siento como el aire frio me cala hasta los huesos, la temperatura hoy está a 10 °C, me froto los brazos y me encamino a paso rápido, en un atisbo me volteo a ver si alguien me sigue, pero no había nadie, observo las pequeñas flores amarillas que hay a los bordados del andén

¿Cómo puede haber flores con este clima?

La entrada al sector de apartamentos donde vivo está a mi frente, respiro con un poco de tranquilidad

He llegado en una pieza

Entro y saludo al guardia, el cual muy amablemente saluda

-Buenas noches Señorita C, me alegra verla- sonríe de medio lado haciendo que su rostro se arrugara como una uva pasa, sus canas brillan gracias a la luz artificial

Le devuelvo la sonrisa- Buenas noches Don Raúl, ¿cómo está?

-Bien gracias a Dios, Don Esteban le ha dejado un recado- dice mientras empieza a caminar hacia el mostrador

-¿Ha venido?- pregunto algo extrañada

-Así es, dijo que era para que se cuidara- asiento con la cabeza recibiendo la pequeña bolsa azul que venía sellada con grapas, sonrío con un poco de tristeza

-Muchas gracias don Raúl- le regalo otra sonrisa amistosa mientras empiezo a caminar- Hasta mañana

-Hasta mañana, que descanse- empiezo a subir las escaleras, iba a tomar el ascensor pero estaba tardando demasiado, son las 11:30 pm

¡Por qué tardaría tanto si es ya media noche

Respiro con un poco de dificultad, las paredes separadas me dan una sensación de mareo, cierro los ojos por un momento y respiro, el trabajo de hoy me ha dejado exhausta, abro los ojos y sigo, vivir en un quinto piso no es tan bueno como parece ¿eh?

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