3. La luz de tus ojos -SingtoKrist Terminada

Catorce

Meses después

Cada día, Krist se seguía acordando de Singto y de lo diferente que hubiera sido si no hubiese sido el novio de su hermano o si cuando este lo dejó, él le hubiese confesado que también lo amaba pero por lealtad a Arthit se había callado.

Desde que se habían dejado, su hermano había cambiado mucho, ya que no estaba tan pendiente ni disponible para pasar tiempo juntos.

El gemelo invidente, sentía que ni su bienestar, ni su persona importaban a su compañero del vientre materno, este también se había terminado por alejar de Tay pues las nuevas amistades de Arthit eran chicos mayores, bastante gilipollas, rebeldes y maltratadores de los estudiantes más débiles.

Un día Krist iba hacia su casa por el recorrido que siempre hacía con Tay pero casualmente ese día él tenía que hacer un recado y no pudo acompañarlo.

Este pulsó el botón del semáforo y cuando este sonó, cruzó confiado pero entonces un conductor despistado perdió el control del coche y se lo llevó por delante.

El gemelo invidente fue llevado rápidamente al hospital, tenía una herida en la cabeza y se quejaba de una pierna, mientras que el conductor fue retenido por la policía para prestar declaración y tomarle los datos.

Este llevaba su documento, así pudieron localizar a su padre, el cual salió corriendo de su reunión de trabajo hacia el hospital y por el camino llamó a su otro hijo para decirle lo ocurrido.

Arthit colgó y aunque no estaba en sus mejores condiciones, también fue al hospital pues de nuevo su hermano estaba en peligro de muerte y un halo de culpabilidad lo azotaba.

Tras una media hora esperando finalmente un médico de urgencias salió para hablarles.

-¿Cómo está mi hijo, doctor?.

-Bueno traigo buenas y malas noticias, a parte de su pierna rota el paciente sufrió un traumatismo severo en la parte izquierda de su cabeza contra el asfalto, le hemos hecho un escáner y presenta dos coágulos cerca que presionan el nervio óptico.

-¿Eso que mierdas quiere decir doctor?...mi hermano ya es invidente, ¿qué más le puede pasar?, ¡hable de una vez!-gritó el gemelo muy alterado.

-Tranquilo hijo, no faltes al respeto, siéntate ahí -dijo molesto su padre.

-¡Sólo quiero que nos diga!-gritó este de nuevo.

-Cállate y siéntate-le ordenó su padre fulminandolo con la mirada-...continúe doctor.

-Bien, tendremos que operarlo de nuevo-dijo el santuario mirando a Arthit, bastante molesto también por la actitud del chico-...debemos aliviar la presión pero existe riesgo de ceguera definitiva.

-¿Cómo es eso?, Mi hijo ya era ciego sin posibilidad de recuperación o eso nos dijeron hace años-Habló Kong sin entender nada.

-Bueno pues no es así...falta que nos manden los expedientes desde Corea pero le digo que desde entonces la ciencia ha avanzado mucho y la ceguera de Krist si podría curarse parcialmente o en el mejor de los casos totalmente pero debemos actuar con rapidez.

-¿Mi hijo podría volver a ver?, ¿está seguro doctor?.

-Señor Prachaya, si logramos aliviar la presión del nervio óptico y no hay más complicaciones, yo mismo les pondré en contacto con un colega mío en Houston y seguro encantado le hará un diagnóstico más certero de Krist...es un célebre cirujano y especializado​ oftalmólogo.

-Muchas gracias, confió en usted doctor, por favor ayude a mi hijo-dijo este esperanzado.

-Haremos todo lo que esté en nuestras manos, tranquilo.

Finalmente, el doctor asintió y volvió a entrar por las puertas de urgencias, mientras que Kong se giraba hasta su otro hijo y resoplaba molesto.

-No vuelvas a gritar así a nadie en mi presencia y mucho menos vuelvas a venir así de bebido, apestas a alcohol...vete a casa y échate a dormir.

-Pero yo quiero estar aquí.

Su padre apretó los puños con fuerza.

-Tu hermano te ha importado bien poco todo este tiempo...vete, yo te llamaré y te contare todo...vete a casa  ya, no quiero tenerte delate, siento verguenza.