24-08

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¿Nunca has estado en esa situación de tener que ingresar al colegio por obligación a un festejo colegial que no te interesa? Estas con alguien... Y por extraña razón...No quieres dejarla, ella ya tenía que regresar a su casa, tú tendrías que ingresar al colegio... Pero decides acompañarla un poco y no hacer lo que estas obligado a hacer, sino, aquello a lo que tu corazón dicta realizar, comienzas a caminar, vas conversando con la persona ,mirándole los ojos, la sonrisa, sus gestos, y piensas...

Que bueno que elegí acompañarle en lugar de ingresar.
Y entre tantas charlas, miradas, sonrisas y comentarios certeros que nos adentraban cada vez al conocernos... De repente... Llegamos a su hogar... Yo pensando que tendría que volver para llegar a tiempo al festejo... Pero... Ante el saludo de mejilla a mejilla, ella me mira a los ojos como diciéndome "no te vayas imbécil, quédate aquí conmigo..


Miré el horario, voltee la mirada nuevamente hacia ella, y solo pude responder:
Está bien, acepto quedarme dos minutos al menos... No se imaginan la sonrisa que se dibujó en su rostro, no puedo imaginar cuanta alegría y emoción se le habrá acumulado en el cuerpo que solo pudo responder con una sonrisa y una tomada de mano para guiarme hacia la entrada.
ingresamos a su hogar. Ella estaba incomoda por ser la primera vez de juntarnos y de casualidad terminar en su casa... Y no puedo negarlo. Yo también sentía ese cosquilleo, pero a la vez sentía esa paz que te dice... "Es este el lugar que tanto buscabas, no pienses en irte, relájate y disfruta de este momento, mira si después no se repite y por tú vergüenza no la disfrutas".


Entonces continuamos con la charla, y entre charlas, sonrisas y miradas comenzaron las caricias de manos y rostro, y también comenzaron los típicos nervios de estar en contacto físicamente con la persona que en el momento te hace bien de solo verla... Estuvimos demasiado tiempo hablando tomados de la mano, hasta se me había olvidado que tenía que volver... Ella tenía que comenzar a cocinar para entregar unos pedidos de trabajo y... Solo se concentraba en mi... Lo dijo varias veces "tengo que empezar a cocinar o sino estaré toda la noche cocinando" pero... No se levantaba de la silla ni dejaba de mirarme por cada vez que terminaba de contestar mensajes y anotar pedidos que le llegaban sin respiro.


Lo cual jugó mucho a mi favor para quitarle el móvil, dejarlo sobre la mesa para que se relaje un poco y ya tomados de las manos levantarla y abrazarla, largo un comentario como de chiste... Deberías ponerte a cocinar... Ella miró mis ojos sin soltarme, luego bajo la mirada hacia mi pecho. Luego la volvió a subir conectando su mirada con la mía provocando que nos acerquemos simultáneamente hasta conectar nuestros labios.
Ambos nos miramos, miramos hacia abajo por los nervios que provoca el estar tan cerca de la persona que te gusta y que por fin se logró dar el momento de estar abrazándola por la cintura mientras acariciaba su rostro sonriente.


Ax- Deberías comenzar a preparar las cosas para cocinar, así no estás toda la noche cocinando y sin poder descansar.

Ahbi- Claro, ahora comienzo... Bueno, igual... No me importa estar toda la noche cocinando...

(En ese momento lo único que hicimos fue solo seguir mirándonos sin descanso nuestras pupilas que escribían lentamente nuestros nombres al bajar de guion, un beso exigían nuestros labios, uno más, solo uno más para volver a estar en total calma.

Los nervios se fueron a medida que nos tomamos de las manos y acariciando cada uno de los músculos de la misma, hasta que ella rompió ese silencio cómodamente incómodo con un comentario lleno de duda y nerviosismo.


Ahbi- Es la primera vez que temo que llegue mi madre a casa...

Dicha acción hizo que nuestros cuerpos se separen y nos volvamos a sentar en nuestros respectivos lugares.
Ella seguía tomando pedidos y contestando mensajes sin parar y sin un solo segundo mi mano soltar... Y mis nervios comenzaron a subir nuevamente y decidí hablar un poco.

Dejémonos EndulzarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora