Introducción
Las balas fluían intensamente sobre la cabeza de todos los hombres armados en esa pequeña protección que les ofreció un árbol caído por seguramente una explosión que le hizo romperse y estar como esta ahora mismo. Uno que otro caía al suelo dejando marcas en su cuerpo y ensuciando el suelo de sangre.
—¡Recargando— Gritó un hombre alto el cual se le resbalaba la caja de munición de las manos por el miedo que tenía al ver como caían sus compañeros
Edson se giró con la velocidad mas rápida que pudo hacer y apuntó rápidamente para dar un tiro certero justo en la cabeza al primero que vio, haciendo que este retrocediera un poco y luego recomponerse en su postura y continuar disparando. Edson retiró la ráfaga de tiros para volver a su posición de protección mientras gemía de desesperación, mas su rostro no lo mostraba, mas bien, parecía calmado disfrutando eso, o es lo que veían los ojos de sus compañeros.
—¡No dejan de aparecer del bosque!— Dijo un hombre el cual tenía la voz cortada y no dejaba de sudar del rostro y las manos, el hombre había perdido su casco al lanzarla una bala que dio justo a ella, si no fuera por eso, ya estaría muerto.
—Edson, lánzales unas de estas, que cause bajas ya que es la última caja, nuestra única esperanza de salir de este maldito infierno.
El hombre lanzó a Edson una caja con tres lanzagranadas (las ultimas). El se agachó para poderlas tomar mientras los silbidos zumbaban en su cabeza y en la corteza del árbol volaban por su cabellera. Tomó los tres y colocó uno en su rifle al instante en el que se levantaba y miraba de reojo a los seres que se acercaban con sus armas pesadas y disparaban como si su vida dependiese de asesinarles.
—Shiiiiu ¡Pum!— Copeó un hombre al sonido de la caída de la bala que al solo haber accionado contra el suelo este explotó dando una lluvia de piezas de metal, turbinas y cables a su alrededor, aunque también le proporcionó una baja a su grupo al caer un fierro afilado contra su cuello y al caer se le encajó aún mas haciendo que la punta se viese en la otra orilla del cuello. Edson se limitó a no observar tal imagen que se le quedó incrustada en su mente que seguro duraría toda una eternidad para así poder borrarla. No era culpa suya, mas él no lo vio de esa forma. Esto es la guerra, y la guerra no tiene piedad con hombres débiles, todos ellos mueren fácilmente con un tiro. Pero Edson no pretendía ser uno de ellos, el quería que su nombre estuviese en los libros de historias, y que en su imagen tuviese miles de medallas. Pretendía ser así, y no quería que una batalla le arrancase su sueño.
—¡Es nuestra oportunidad! ¡Corran antes de que se acerquen más! — El Sargento apuntó hacía una casa no muy lejos de nuestra posición la cual podríamos utilizar para mayor cobertura que el tronco del árbol —Edson, Leonardo— El sargento se dirigió a mí y a otro de mis compañeros —Cúbranos ambos mientras vamos hacía la casa y así después ustedes venir mientras los defendemos.
—‘’Seguro nos querrá utilizar de carnada para así el escapar’’— Pensó Edson —‘’Pero no puedo hacer nada, si no obedezco órdenes y sobrevivo a esto me fusilarían por no hacer lo que me pide mi mayor’’, ‘’Mis posibilidades de vivir son casi nulas con tanto enemigo cerca’’— Y lo que pensaba era cierto, los enemigos volvieron a reagruparse más y más dejándoles a ellos un estremecimiento tenebroso al ver que probablemente su fin estaba ante sus ojos.
—¡A la derecha Edson!— Gritó Leonardo mientras comenzaba disparar como loco hacía la izquierda apuntando certeramente a los enemigos que caían estrepitosamente, la adrenalina de ambos comenzó a nacer de entre sus venas, llegando hasta su corazón y llevándola a todas partes de sus cuerpos.
—¡Voy!— Edson se lanzó hacía el suelo y lanzaba su otro proyectil en una agrupación que se hizo explotando la granada en los pies de todos ellos.
De pronto un ser salió de los escombros bosque ardiendo en llamas con una escopeta Alcione SP de un tamaño mayor al de un brazo el cual con dos o tres personas podrían cargar siquiera. El alto ser mayor que sus compañeros apuntó directamente hacia atrás al observar una cabeza morena con gorra militar que disparaba a sus compañeros. Fijó a la cabeza, y jaló el gatillo.
—¡Leonardo, agáchate!— Leonardo quedó en shock al ver el tamaño de este y no alcanzó a reaccionar al oír su voz - ¡Leonardo, Leonardo! ¡Noooooooooo!
El tronco solo se agrieto y se tiñó de un rojo oscuro por todo el lugar dando a lugar unas piernas sin cintura para arriba. El ser lo había despedazado con su arma gigantesca. La única reacción que pudo hacer Edson ante tal situación era nada más que esconderse y esperar si podría esquivar su destino. La muerte.
El gigantesco robot no sintió la presencia de Edson, ya que no poseen oídos para escuchar, solo observó a Leonardo el cual no dejaba de disparar. Levantó sus enormes pies y saltó el obstáculo café oscuro y rojizo de un lado al observar más humanos correr a una estructura. Sacó de su espalda un lanzamisiles que por su figura parecía ser un Strela el cual su tamaño era incomparable con el tamaño humano. Apuntó hacía la estructura en el cual se encontraban los humanos y lanzó el misil cortando el aire, creando una lluvia de objetos de madera, plástico, metal y gotas de sangre. Era el fin… quedó totalmente solo, no habría nadie a quien recurrir o pedir ordenes
Los robots observaban como la explosión brillaba fuertemente poniendo toda su atención en ello. Edson aprovecho tal situación para poderles eludir con toda su adrenalina por salvarse y corrió directamente al bosque ardiente. Su única salvación.
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Una Guerra Sin Esperanzas
Ciencia FicciónUna amenaza creada por la milicia de todo el mundo al ser dispuesta a crear por la tercera guerra mundial y así poder de dejar de sacrificar vidas humanas, además de poder tener mayor poder entre cada bando, termina yendo en su contra al haberles d...