XXIII.

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Yo sólo veía como estaba pasando el tiempo y él parecía no dar ninguna explicación, ni un mensaje, ni una llamada.

Veía el reloj, cada segundo avanzando... y nada.

Ya iba a dejarlo ahí, total, ya habrá tiempo de hacer nuestra vida algo mejor.

Pero llamó.

"¿Hola?"
"Sé que no hay manera de que me perdones, pero, ¿podría ir a verte?"
"Hum... está bien."

Llegó 50 minutos después, no puedo creer que haya dejado pasar eso.

"Hola, lo siento"

¿Lo siento? Sería tan sólo el comienzo para esta cadena de decepciones.

"Podríamos ir a mi casa ya que es tarde para el concierto."

Y yo, tontamente enamorada, acepté.

Aprendiendo a vivir sin ti. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora