cada vez falta menos

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Cinco se despidió de ocho hace unas horas, dijo que tenía una misión importante que hacer, la pequeña estaba en su cuarto mirando su espejo, se había probado el vestido que Cinco le había dado, cuando de pronto la puerta se abrió, eran sus hermanos favoritos

Vanya, Klaus, Diego y Ben entraron mirando expectantes y sorprendidos a la pequeña Hargreeves, ella sonrió tímida

-te vez hermosa- le dijo Diego cerrando la puerta tras de sí

-te ves divina- Klaus se paseó por el cuarto como si fuera de él, abrió un cajón del cual sacó un paquete de papas que Akari solía guardar par él

-Me lo regalo cinco-dijo la chica volviendo su mirada al espejo, había adornado su cabeza con una Corona de flores amarillas, amaba las flores amarillas, lo cual era contradictorio pues no le gustaba mucho el color amarillo

-lleban pocos días de conocerce y ya están locos el uno por el otro- hablo Vanya divertida, abriendo el cajón en el que Akari guardaba cosas que a Vanya le gustaban, sacó un pequeño paquete de galletas dulces, Diego callo ante la tentación y abrio el cajón que era para el, saco una bolsita de maní japonés, sus tres hermanos estaban comiendo sobre la cama de ella, cosa que no le molestaba

-y tu con Leonard-la menor se volteo y camino hasta su silla de escritorio, Vanya se sonrojo

-por cierto, ¿has visto a cinco?-cuestionó Diego cambiando el tema

-dijo que tenía una misión importante, se fue hace unas horas- los cuatro se miraron y se escogieron de hombro

Ya se sabe cómo es cinco

Klaus palmeo un lado de la cama invitando a Akari, esta le hizo caso, agradeciendo que su cama fuera enorme

-quedan tres días para el Apocalipsis y me siento como si estuviera contando los días para mi cumpleaños- los cuatro miraban al techo pensativo, cada uno con sus problemas pero todos con uno en común, el maldito Apocalipsis se acerca, cada vez falta menos

-¿qué lograron averiguar?- dijo Vanya

-lamentablemente no mucho- Akari hizo una mueca- es como buscar una aguja en un pajar, solo que entre ese pajar hay más agujas, buscas y buscas y ninguna es aquella aguja- enfatizo el "aquella" y luego suspiro, miro a sus hermanos

-por lo menos morirás joven-alentó Klaus, recibiendo miradas de extrañes-llevas menos años de sufrimiento-para el era lo más obvio del mundo, no entendía por que debía explicarlo

-sufre el que quiere- dijo Diego

-por lo menos ustedes tuvieron la oportunidad, yo no crecí, no me casé, no estudié, no tuve hijos, ni siquiera tuve una mascota-rio ante lo ultimo al recordar cuanto intento que Reginald le diera una mascota, quien en respuesta solo le entregaba arañas, sin embargo ella no se queja, las arañas son criaturas hermosas e incomprendidas

-¿saben que es lo peor?-esta vez era Vanya quien recibía toda la atención- que sabemos que eso pasara, y no estamos haciendo nada para evitarlo, estamos aquí en esta cama, mirando el techo resignados con nuestra muerte- y Vanya tenía razón

¿Pero que podían hacer ellos?, dos, cuatro, siete y ocho, además del invisible seis, ¿qué podrían hacer para detener su muerte?

Nada, o al menos eso pensaban ellos, lo que no sabían era que la solución estaba entre ellos, o más bien, entre Klaus y Akari

-¿y que podríamos hacer?, una ordinaria, un drogadicto que habla con los muertos, un maestro de cuchillos, la única que podría llegar a hacer algo es Akari, considerando la cantidad de experimentos que hizo papá en ella- eso le recordó a Akari que aún no conocía sus completas capacidades

par de locos- cinco Hargreeves Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora