Capítulo 21 «◦✿◦« Ataque

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Helheim


Helheim o Hel, es conocido como el reino de la muerte, equivalente a nuestro infierno, y es uno de los nueve mundos del Yggdrasil, en la mitología nórdica. Estaba gobernado por Hela, la monstruosa hija de Loki, y la entrada era custodiada por un perro conocido como Garm.

En este mundo terminaban los que habían muerto por enfermedad o vejez, y una vez se entraba en él ni siquiera los dioses podían salir, a causa del interminable, río Gjöll, que lo rodeaba, cuyas aguas están llenas de afilados cuchillos. También era la frontera con Niflheim, el mundo de las tinieblas. Sólo hay un forma de cruzarlo, y es por un puente que esta custodiado por una jotun llamada Modgud, es que decide quien cruza y quien no.

Al otro lado del puente, encontramos Járnvidr "el bosque de hierro", bajo los dominios de Angrboda, una gigante, madre de Hela. Este bosque esta formado por árboles con hojas de afilado acero. Quien logra cruzarlo, llega a las puertas de Helheim, donde se encontrará al perro guardián de Hela, Garm.

En Helheim hay otra zona, llamada Nastrand (playa de cadáveres) también conocido como Naströnd y Nastrandir, es una sala dentro del reino de Hel donde irán las almas de las personas viles, los asesinos, los perjuros y los mentirosos notorios. También en Nastrand como en el resto del Helheim el sol nunca brilla y los puertos de la sala se abren todos hacia el norte. Las paredes están cubiertas con serpientes que miran todas hacia adentro, escupen sin parar veneno así que esto fluye en torrenciales por la sala y llena todo con vapores venenosos. El Nastrand tiene similitud con el infierno, según las creencias cristianas...





«◦✿◦«




Su última hora juntos pasó en un parpadeo cuando Adrien le hizo el amor a su omega por última vez.

No, no sería la última vez.

Se juró a sí mismo que regresaría al lado de su 'mate' después de la pelea. Cumplirían su sueño de tener una familia.

Adrien no podía esperar a ser padre y criar a los cachorros juntos. Él les enseñaría a cambiar de forma y a cazar. Les contaría sobre lo que se tenía que hacer para sobrevivir en la naturaleza y les hablaría cursi al contarles cómo conoció a su omega. Les contaría que los lazos entre 'mate' existían y que era lo más maravilloso del mundo. Adrien les daría mucho amor y afecto aun cuando fueran adultos y estuvieran listos para ir por sí solos.

No había duda en él de que su 'mate' estaba esperando más de un cachorro y él estaría ahí para verlos nacer.

—Cuídate. —Adrien acarició la mejilla de su omega y su 'mate' suspiró antes de inclinarse al roce.

—No quiero que vayas.

—Lo sé, pero ya lo hablamos, Marinette.

La omega apretó los labios y lo miró con sus profundos ojos azules.

—Por favor, no juegues al héroe. Si siento que tu vida está en peligro, ni siquiera Luka podrá detenerme.

Adrien sabía que lo decía en serio. En momentos así, deseaba que Marinette fuera más como las otras omegas, asustadiza y débil. Pero Marinette nunca se escondería cuando su alfa estuviera en peligro.

—No jugaré al héroe, así que ve con los otros y espérame. Regresaré a ti en una pieza. Lo prometo.

Su 'mate' musitó algo que no pudo entender pero Adrien podía imaginar lo que había dicho. Jaló a Marinette en otro abrazo y presionó su nariz en su cabello. Respiró profundamente y deseó poder enfrascar el aroma de Marinette para llevárselo con él. Incluso una fresa ayudaría, aunque no estaba ni cerca de ser tan intenso como el aroma de su omega.

Wild Hearts (Adrinette) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora