¿Por dónde empiezo? Mi nombre es Sol D'angelo, tengo 20 años y estudio bellas artes en la universidad de Buenos Aires. Durante muchos años fui una marginada social, la rarita del curso, la nerd-dark sin amigos. Y realmente no puedo quejarme, estaba mejor así... La escuela es una mierda, la gente en la escuela es una mierda. Sinceramente, siempre creí que yo era mejor que esos niños malcriados y es por eso me las apañaba bastante. Pero en secundaria la situación se me fue de las manos; una como niña puede defenderse de la forma que se le cante ya que los maestros jamás tomarían cartas en el asunto, así que más de una vez les di de probar de su propia medicina a todos aquellos que creían estar por encima de mí. Pero como adolescente las cosas cambian, una pelea cuerpo a cuerpo podría significar una expulsión, así que durante la secundaria tuve que tragarme la bronca de mis abusadores y dejar que digan o hagan lo que quieran. Hasta que un día no aguanté más y decidí rogarle a mi madre que me cambiase de colegio. No me costó convencerla, supongo que aunque ella no sabía del bullying, sí sabía que ese colegio se caía a pedazos así que mi decisión la tomó por sorpresa pero sin duda estaba contenta por ello. Así que eso hicimos, empezar de cero fue la mejor decisión que pude haber tomado, al fin iba a encontrar paz y con ella nuevas amistades.
En mi cuarto año de secundaria decidí seguir la modalidad de Ciencias Sociales, allí conocí a Bianca, Andrea y Bruno quienes se convirtieron en mis amigos en menos de lo que canta un gallo. Con ellos supe lo que era sonreír y pude ser yo misma por primera vez en mi vida. Aunque tampoco voy a mentirles, por dentro seguía estando rota, solo que cuando estaba con mi nuevo grupo toda esa angustia se desvanecía.
A mitad de mi cuarto año decidí descargarme una app de citas con la única intención de conseguir a alguien con quien hablar y practicar mis habilidades en lenguas extranjeras, fue ahí donde conocí a Louis, un joven parisino que me robó el corazón al instante, aunque desgraciadamente me quedé estancada en la friendzone. De igual manera no lo culpo, por más madura que lucía seguía siendo una puberta de tan solo 16 años ¿Quién puede tomarte en serio a esa edad? Así que aunque me duela decirlo, Louis tomó una excelente decisión al establecer límites, desde entonces se convirtió en mi mejor amigo y aunque de por medio hubo gente que me movió el piso, en el fondo siempre seguía pensando en él; mi estúpidamente sexy mejor amigo francés.
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Chérie: a un océano de distancia
Teen FictionLas historias de amor jamás son fáciles, lo fácil es desinterés, lo fácil es finito, lo fácil es absurdo. Cuando algo es difícil y uno decide trabajar en ello, es porque sabe con el corazón que el esfuerzo lo vale completamente. Delfina lo sabía con...