18 ── DRARRY

៸៸⠀when we were eighteen ⬪

Solo pensaba en él. Noche y día Draco pensaba en el chico del cual había estado enamorado toda su adolescencia, el de pelo castaño, con su característica cicatriz en la frente, Harry Potter; algo que muy pocos se hubieran imaginado, pues, cualquiera que los viera notaría el 'odio' que existía entre esos dos. Sin embargo, la verdad era otra.

Desde el primer momento, a pesar de su mala manera de empezar una conversación, el rubio platinado había sentido una especie de conexión. Que, quizás en ese momento confundió con unas simples ganas de ser amigos, tal vez mejores amigos.

Por otra parte, para Harry era un simple chico que se creía mejor que los otros por ser de una familia de 'sangre pura', que solo se dedicaba a molestar a otros por ser diferentes a él. Por esas mismas razones, el joven que poseía aquella cicatriz, al principio, solo sentía cierto desprecio hacia el Slytherin.

Así pasaron sus años en Hogwarts prácticamente; Harry era el salvador, el ejemplo a seguir, el que había sobrevivido a Voldemort con solo una cicatriz, el... 'bueno' de la historia.

Mientras que a Draco lo único que le quedaba era ser el enemigo, el que solo intentaba lastimar a las demás personas, el 'malo' de la película básicamente.

Pero justo esta noche, una noche después del fallecimiento de su esposa Astoria Greengrass; varios recuerdos de pequeños momentos que tuvo con el de ojos café se le vinieron a la memoria. Solo que había uno en especial. . . no por ser el mejor lamentablemente.

Sí, a los largos de los años comenzaron a verse a escondidas, lo raro era que todo había comenzado por pura casualidad. A decir verdad, tenían sus discusiones en esos encuentros porque, vamos, seguían siendo rivales, o eso pensaban.

- Entonces, ¿De verdad quieres ser un mortífago? – Preguntó bastante preocupado el castaño.

- No me queda de otra, Potter. – Contestó el platinado mirándolo directo a sus ojos, los cuales no se cansaría nunca de contemplar. – Además, tú también tienes planes, ¿No? – Cuestionó esta vez el último apartando la mirada algo triste.

- Uno de esos planes es vencer a tu jefe. Y la verdad, estoy corriendo mucho riesgo al estar aquí contigo, Malfoy. – Se paró del suelo en dónde se encontraban sentados ambos. – Y es por eso que es la última que nos veremos. –

- Espera un segundo. – El contrario se levantó sumamente rápido con una sensación de temor. - ¿Cuándo acordamos eso? –

- ¿Esperabas que nos siguiéramos viendo?, ¡Podrías matarme o tenderme una maldita trampa aquí mismo! – Expresó bastante alterado el de orbes marrones. – Honestamente, todavía ni siquiera estoy seguro de que esta no sea una. – Dijo ya bajando un poco su tono de voz. –

- Yo sería incapaz. Y todo porque estoy jodidamente e-ena... - Comenzó a hablar sin pensar y al último momento se arrepintió por completo de la locura que estaba por decir. –

- ¿Qué? – Se volteó a mirar al de orbes grises. - ¿Estabas por decir que estás enamorado de mí? –

Inmóvil, sin saber que contestar se quedó mirándolo. Hasta que el otro decidió hablar, dándose cuenta que Draco no abriría la boca.

- De acuerdo, no piensas hablar ahora. – Comenzó Harry relajando sus facciones. – Oye, lamento haberme alterado. Draco, yo ya sospechaba de esto. –

Malfoy simplemente lo escuchaba hablar mientras deseaba que la tierra se lo tragara en ese mismo instante. ¿Tan obvio había sido?

- Siento una fuerte conexión contigo. – Dijo Potter sorprendiendo por completo al chico pálido. – Lo que hay entre tú y yo es algo... extraordinario, único, maravilloso. A pesar de que la gente nos conozca como 'rivales'. – Se dibuja una pequeña sonrisa en sus labios.

- ¿Eso qué quiere decir? ¿eh? – Se dignó finalmente a decir el platinado. Posicionándose a escasos centímetros del castaño.

- No lo sé. Quiero decir, siempre he sentido algo, pero hasta ahora no sé que es. Quizás, no he probado nada que me asegure que es esto. – Dijo esta vez el último bajando su mirada a los labios de su adversario.

- Probablemente puedo ayudarte a descubrirlo. – Fueron las últimas palabras que soltó Draco antes de 'atacar' los labios de su amor platónico, de poder por fin poder sentir esos dulces y carnosos labios.

El beso fue más que correspondido por el de cicatriz en la frente. Este último subió el tono de la situación comenzando a empujarlo a un rincón. Estaban disfrutando de cada tacto que tenían. Los cuerpos de ambos se encontraban cálidos. Abrían sus bocas necesitando de más, ambos necesitaban más.

Pero de un momento a otro, comenzaba a separarse del chico próximo a ser mortífago.

Estuvieron así unos segundos, mirándose, el Slytherin poseía confusión en su mirada, con una lágrima amenazante a escapar, mientras que el Gryffindor se mostraba inexpresivo.

Y este, habló nuevamente.

- No. – No siento nada, Draco. –

Esas palabras solo fueron una apuñada para él; su amor no era correspondido.

- Lo lamento, pero, esto nunca va a funcionar. - Empezó a soltar las palabras que se le veían a la mente. – Tienes que irte. Yo me iré, ahora. Quiero que sepas que lo intenté, ¿De acuerdo? Simplemente, no siento lo mismo.

Harry Potter salió de aquella habitación dejando atrás a un chico completamente roto y desilusionado que no tuvo ni la oportunidad de hablar y despedirse siquiera. Él realmente pensó por un momento que el adolescente por el cuál había tenido sentimientos durante años, sentía, aunque sea, un poco de amor hacia él.

La última que vez que lo vió, a ese hombre que le rompió el corazón, fue en la estación 9¾ cada uno con su familia; dejando a sus hijos en el tren con dirección a Hogwarts.
Draco, simplemente lo miró unos minutos pero no se atrevió a siquiera hablarle. Simplemente, se alejó de lo que algún día lo hubiera hecho feliz, dentro de toda su oscuridad.

Recostado en su cama solamente pensaba en todo eso. Y en lo que le diría si tan solo, hubiera tenido la oportunidad de poder estar a su lado, amándolo.

- Te he amado desde que tenemos diesiocho. - Una lágrima danzaba por sus pálidas mejillas. - Desde mucho antes que ambos sintiéramos lo mismo, Harry. -

FIN