«Mensajes 5»

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Un castaño estaba angustiado por el mensaje de Fred y no permitiría que el viniera a su hogar.

—no puede venir... No conoce mi casa jaja, mejor me calmo y dejó de pensar en eso— se dijo tratando de calmar su angustia.

    «tienes un nuevo mensaje ✉»

Fred: «Hola osito~» 1:54 p.m

                  «hola desconocido, no
          que ivas a venir?» 1:55 p.m

Fred: «jaja, estoy afuera en tu puerta esperando a que me habrás» 1:56 p.m

        «Visto ✔✔ a la 1:57 p.m»

Rápidamente el oji-azul bajó a la Sala corriendo a la puerta chocando con esta para caer al suelo con un "au! " En sus palabras. Abrió la puerta no viendo a nadie al frente y al volteat la mirada se encontró con un azabache apoyado a un costado de la puerta con los brazos cruzados para ver que volteaba la cabeza mirándolo.

— osito! Me da gusto verte—con una sonrisa hablando animadamente.

— t-tú e-eres Fred!? — pregunto con sorpresa y viéndolo con asombro en los ojos.

— claro que si cariño— se acercó para agarrar la mano del menor y seguidamente darle un pequeño beso en está.

— n-no hagas e-eso— Alejo sus manos entrando a la casa con el mayor siguiéndolo.

— tu casa es muy linda— viendo cada rincón del lugar como si de un niño se tratara.

— g-gracias... — bajo la mirada con un pequeño sonrojo. —y-y cambiando de tema... Por que has venido a mi casa? — perdiendo la timidez.

— vine por que quería verte y... Sentirte— sonrió con Picardía para acercarse lentamente al de menor estatura.

—a-acercate u-un poco m- más y t-te pagaré c-con... — Miró a todos los lados buscando una escusa.

— con..? — acorraló acercandose a su rostro.

— t-te pegarle con l-la sartén!! — dijo para rápidamente agarrar la sartén que estaba a un costado de ellos.

— no te atrevería osito— estaba  listo para dar el paso y...





















Ahí estaba el azabache, siendo curado por el castaño que le había dado un sartenaso.

— t-te dije que pararas... — mojando el algodón con alcohol.

— pero no pensé que lo harías en serio— sonando la parte afectada, escuchando un bífido del menor.

— tu me retaste— se defendió el 
oji-azul fruncido el ceño, para así poner aquel algodón en la herida del mayor escuchandose en el cuarto pequeñas quejas.

— recuerdame no retarte y hacerte molestar— con arrepentimiento.

«-Se que me amas-»  *Completa*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora