|UNA MUESTRA DE AMISTAD|

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Aquel par de niños, se encontraban juntos, sentados en la banca del parque en frente de un lindo atardecer.

Ellos no pronunciaban ninguna palabra, solo se escuchaba el viento soplar suavemente las hojas de los árboles, y el bello canto de las aves.

Hasta que uno de ellos decidió hablar.

- Te invité aquí, porque quería darte un regalo... - Habló el bicolor con algo de vergüenza, y se notaba por sus mejillas rojas.

El jóven Perú ocultaba el regalo detrás de su espalda.

- Ah, claro, ¿y qué es? - Lo mira curioso mientras sonreía.

- Míralo tú mismo, bobo. - Sin mirarlo le extiende el regalo hacia él para que lo tomara.

Era una pequeña cajita de color rojo con un listón plateado, bastante bonita a los ojos del tricolor.

Todo ansioso, sin perder el tiempo, México toma el regalo y lo abre de inmediato sacándole el listón, encontrándose con un anillo de oro, brillaba mucho, era bastante llamativo.

Sin saber exactamente qué decir, trata de encontrar las palabras adecuadas para responderle a su amigo.

- Eh... - Aclara la garganta, estaba algo nervioso. - Es muy lindo, pero... ¿qué significa esto?

- No creas que te estoy proponiendo matrimonio, ya noté tu cara de espanto. - Habló mientras rodaba los ojos.

- Oh, ¿entonces?

- Bueno, hace poco nos conocemos...

- Perú, nos conocemos desde que tenemos memoria.

- ...

- ...

- ¿Podrías no arruinar mi momento y dejarme hablar? - Frunce el ceño.

- ¡Claro, perdón! - Dijo apenado.

- Bien... - Respira hondo. - Hace poco nos conocemos, y aprecio mucho que en todo este tiempo me dieras tu amistad, tus consejos, tu tiempo, y... pues...

- ... ¿Y? - Lo mira atento.

- Bueno, esto... - Toma el anillo. - Le pertenecía a mi madre, ella me lo dió antes de morir. En realidad no recuerdo bien ese momento, pero lo considero como mi mayor tesoro. - Agacha un poco la cabeza, mirando con cariño aquella reliquia familiar.

El tricolor no decía nada, solo escuchaba.

Perú al poco rato vuelve a levantar la cabeza para mirarlo a los ojos.

- Te lo quiero dar a ti. - Sonríe levemente.

- ¿Qué? - Ahora sí que no entendía nada. - Pero acabas de decir que le pertenecía a tu madre.

- Sí, pero ahora yo te lo quiero dar. - Toma suavemente la mano del tricolor, para poner en su palma el anillo. - Esto representará de cuánto te aprecio y qué tan importante eres para mí.

- Yo... no sé qué decir. - Mira a un lugar en blanco. - Y-Yo... no tengo nada que darte ahora, pero tranquilo, yo te podré--

- ¡No! Esto no se trata de que me des algo a cambio. - Lo golpea en el hombro levemente. - Quiero que te lo quedes y lo cuides con toda tu alma.

México casi se queda mudo, decir que quedó muy feliz no bastaba para describir lo que sintió en ese momento.

- Perú, esto es demasiado para mí, siento que no merezco todo esto. - Se notaba que quería llorar de la emoción.

El menor ríe levemente, le alegraba saber que a su amigo le gustó aquella muestra de amistad por su parte.

- No seas un llorón, vamos, te llevaré a la nueva cafetería que abrieron hace poco, escuché que preparan deliciosos pasteles. - Lo toma de la mano y lo empuja para adelante, haciendo que se pare de la banca con la caja y todo.

[...]

México se encontraba echado en el sofá, mientras sostenía aquel anillo que su amigo le dió ya hace muchos años atrás.

Lo miraba detenidamente, apreciando cada detalle que este tenía, cada decoración que lo hacía verse perfecto, eso es lo que pensaba el mexicano.

Suelta un suspiro y guarda el anillo en el bolsillo del pantalón.

- ¡PERÚ! - Lo llama con la voz alta, ya que el contrario se encontraba en la ducha.

- ¿AHORA QUÉ CHUCHAS QUIERES? - Le respondió de la manera más cariñosa posible.

- ¡HAY QUE SALIR HOY A COMER EN LA CAFETERÍA DE SIEMPRE! ¿TE PARECE? - Inconscientemente sonríe, sabiendo que el peruano iba aceptar aquella propuesta.

- ¡CÓMO JODES OE! ¡SIEMPRE QUIERES SALIR! - A los segundos sale del baño, dejando ver su cabello todo mojado, tenía una toalla en la cintura. - Está bien, pero tú pagarás.

- Obviamente carnal. - Sonríe de oreja a oreja.

Se levanta del sofá para seguir al peruano quien se estaba yendo a la habitación a cambiarse.

- Ah-Ah, tú te quedas a esperar afuera. - Lo empuja un poco y le cierra la puerta en su cara.

El mexicano frunce el ceño indignado.

- Ni que fuera a verte las nalgas... - Hace un puchero y se dirige a la sala.

El peruano abre la puerta nuevamente para sacar solo su cabeza.

- Oye.

México voltea al escucharlo. - ¿Qué pasa? - Responde aún con mala cara.

- Te quiero. - Sonríe de lado.

El tricolor se ruboriza, haciendo que su expresión se relaje un poco.

- ... También te quiero. - Ríe levemente.

Sin más el peruano vuelve a cerrar la puerta, dejando a un México todo sonriente otra vez.

- Definitivamente, eres demasiado para mí, cabrón. - Dijo en voz baja y va nuevamente en dirección a la sala a esperar a su compañero.

× × ×

¡Hola a todos! La verdad es que no pensé que alguien leería esto, ni siquiera tengo la portada para este libro.
Estoy muy contenta de que les guste, en serio. :'D 💕
Sin más que decir...

Mary se despide.

▪[UNA RARA PAREJA]▪ // MexPerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora