Preludio de Eternally.
Indra Otsutsuki se encuentra en un viaje para buscar el poder que le permita derrotar a su hermano. Por azares del destino llega a tierras lejanas de un emperador y conoce a su hija: Sakuya-hime. Esta es la historia del princ...
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La magnolia tulipán, llamada también "mulan", tiene fama de ser una planta de fácil cultivo y, por ende, se cree que "la flor que florece en la adversidad es la más rara y hermosa de todas". Es esta capacidad lo que la hace representativa de la perseverancia. Las magnolias púrpuras, en particular, son objeto de la idea de que impulsan la buena salud, la suerte y el logro de metas. Además, son sumamente hermosas y destacan por el contraste entre los colores apasionados y aquellos que son más suaves, sutiles.
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Con el sigilo de un hombre experimentado, los pasos de Indra Otsutsuki parecían no emitir sonido alguno. Mientras tanto, Sakuya-hime se esforzaba por aprovechar el bajo peso de su delgada figura mientras caminaba detrás de él por los jardines del palacio, buscando en primera instancia los puntos más oscuros entre las sombras, sosteniendo su mano en todo momento. Él la guiaba con firmeza, pero un tremendo cuidado para no lastimarla. Por supuesto que iba a enamorarse del hombre fuerte, del caballero en radiante armadura que la protegería a toda costa, el que estaba dispuesto a robarse a la novia con su vestido de bodas para tomarla como su propia esposa. Se le ocurrió, entonces, que eran espantosamente descarados al decidir que vistiera el atuendo blanco que su padre había solicitado para ella, pero no le importaba. Era como si tuviera su bendición y esa pequeña mentira que se hizo a sí misma le causó la satisfacción que le habría dado que fuera verdad. No hay forma de que una mujer enamorada que sigue a su corazón se pueda arrepentir de los actos que ha de cometer en nombre del amor, así que la sonrisa en su rostro parecía dolorosa cuando cometía, probablemente, el más cruel y egoísta de los actos que una princesa pudiera llegar a hacer.
—¡Deténganse! —no obstante, el destino del lunar bajo su ojo se materializó cuando un escuadrón, ese al que Indra había entrenado, saltó del segundo piso del palacio en un instante para rodearlos. Indra soltó su mano y extendió su brazo frente a ella inmediatamente, poniendo su cuerpo en medio para asegurarse de protegerla.
—¡Otsutsuki-san! —uno de ellos, armado y apuntando su espada hacia él, empezó a hablar en voz alta—. ¡Suelte a la princesa inmediatamente!
—¿Qué carajos están haciendo aquí? —los dos habían sido sorprendidos por la repentina intromisión, algo que no tenía ni pies ni cabeza. Entonces, los pasos pesados de la armadura del capitán Inoshita se escucharon sobre el jardín real.
