¿Amigos hasta el final...?

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Llevaba 1 día atado.
Habia contado cada segundo, y cada tik tak del reloj que colgaba de la pared, cuyos números eran apenas visibles por la oscuridad.
Se había acabado.
Lo habían encontrado junto al cuerpo de un estudiante en el sótano.
Habia estado en el lugar incorrecto, en el momento incorrecto.
No había nada que pudiera hacer para probar su inocencia.
¿Y que cosa diría, en todo caso, si de por si ya todos pensaban que era el traidor?
Faltaba 1 día para que decidieran quien eliminar, y Jude era el mayor sospechoso.
Lo habían atado, y Jude había decidido no resistirse.
Lo dejaron encerrado dentro de la habitación de las calderas, a acumular polvo junto con las viejas maquinas que de vez en cuando sueltan un eructo de humo.
Estaba oscuro y no podía ver mucho.
Cada vez que inhalaba, le entraba polvo en la nariz.
A ese paso le daría alergia, pero de poco importaba ahora.
Era el fin.
En 1 día mas lo colgarían frente a toda la academia, en el patio de la escuela.
Y no había nada que pudiera hacer.
Hay quienes dicen que el que nada hace, nada teme.
Jude no había matado a nadie, y jamas había estado tan aterrado en toda su vida.
Debía pensar en algo, ¡Lo que sea! ¡Cualquier cosa con tal de escapar!
Llevaba 1 día encerrado, observando las frías paredes, durmiendo junto a las cucarachas y las telarañas.
Hace unos cuantos días, en los hermosos momentos que compartieron juntos, Marie le había enseñado un par de cosas.
Los tipo mente usan mejor sus poderes cuando se tocan las sienes con las manos o los dedos.
Parece que las películas, y los viejos comics si tenían algo de verdad en ellos.
La idea le pareció cómica, una risa tan desquiciada como inoportuna lo asalto.
"Debo ser el Profesor X de este lugar" Se burlo de si mismo.
Parece que moriría sin besar a una chica, ¿Sera verdad el mito de que sus labios saben a naranjas?
Su sonrisa desapareció tan rápido como llego.
Se estaba volviendo loco, y en el fondo, era imposible no hacerlo.
En 1 día mas, lo ejecutarían públicamente.
¿Realmente le quedaba tan poco tiempo?
¿Acaso a todos nos queda tan poco tiempo?
Su vida parecía reflejarse en sus ojos como la luz de una linterna.
Una linterna que pronto se apagaría.
En toda su vida, no había hecho demasiado.
Nunca había tenido amigos, y los que había tenido, siempre se iban.
Llegaban, y luego se iban.
Como una estrella fugaz, que una vez que pasa frente a tus ojos, no vuelves a verla en toda tu vida, dejándote con nada mas que un recuerdo.
No nos damos cuenta de nuestras heridas, hasta que nos rodeamos de cicatrices.
No nos damos cuenta de nuestros cambios, hasta que ya no nos reconocemos en los espejos.
Podía recordar a tantas personas, que ya no lo recordaban.
Una vida que detestaba, con unos poderes que odiaba.
Cuando era niño, al menos tenia a su familia.
Pero su padre lo había abandonado cuando había nacido.
Y solo había tenido a su madre en lo poco que había durado la inocencia de la infancia.
Recordó esa noche, esa maldita noche.
Que distintas serian las cosas si ese accidente nunca hubiera sucedido.
Que distintas serian las cosas de haber muerto aquel día.

Tanto dolor, tanto sufrimiento, y tantas penurias que había soportado durante toda su vida, tan solo para que todo terminara con una cuerda, una silla, o con suerte, una inyección.
Si pudiera ser capaz de mover sus manos, seria capaz de abrir un agujero en la pared con su telekinesis.
Pero llevaba tantas horas intentándolo que las muñecas le ardían, las cuerdas habían sido apretadas por chicos con superfuerza.
Si seguía así, terminaría reduciendo sus muñecas a carne viva.
Ya no tenia ánimos de seguir intentándolo.
Y en el fondo, no tenia caso seguir intentándolo.
Pensó en Marie, Andrew, y Everett.
Y mas que nunca en toda su vida, desde el accidente de su madre, Jude sintió que extrañaba a alguien.
Andrew, ese chico alto y escuálido que tenia una respuesta sarcástica para todo.
Everett, ese muchacho pequeño, sensible y frágil que tenia casi tan pocos amigos como Jude.
Y Marie, esa chica pelirroja y de ojos claros, que pasaba toda la noche leyendo manga, viendo anime o escuchando música.
Pronto todo terminaría.
No mas dolor.
No mas pena.
No mas aflicción.
Y no mas de esa tortura que se venia alargando por sus 19 años.
Solo oscuridad.
Oscuridad absoluta.
Y silencio.
Nada mas que silencio.
En 1 día mas, llegaría el momento en el que vería toda su vida pasar frente a sus ojos.
Pero no había nada que valiera la pena ver.
Un atronador sonido lo hizo saltar como un pez fuera del agua.
El polvo le salto en los ojos.
-Toda la escuela se esta volviendo loca con cada día que pasa, así que decidí tomar la iniciativa -Dijo una voz.
La puerta se abrió, la luz del pasillo entro en ráfagas lumínicas derramándose sobre el suelo de las calderas.
Se podía divisar una silueta humana como un eclipse en la puerta.
El chico cerro la puerta y bajo las escaleras con las manos en los bolsillos, silbando.
Su cabello rizado parecía relucir sobre sus ojos, que bajo la oscuridad parecían ser negros.
Jude no podía encontrar las palabras para hablar: Estas no se atrevían a salir.
-No esperare 1 día, no pienso esperar a que decidas matar a alguien mas, incluso cuando confié en ti en el pasado, parece que hasta los monos caen de los arboles -Dijo Andrew, recogiendo una vara de metal, y golpeando a Jude tan fuerte en el rostro que la realidad pareció desaparecer frente sus ojos.
...
...
Lentamente, Jude entorno los ojos.
¿Donde estaba?
¿...Y porque hacia tanta calor?
Cuando logro abrir los ojos por completo, su corazón le subió hasta la garganta.
Estaba atado a una silla, mientras a sus espaldas, Andrew abría la caldera.
-¿Q-q-que demon...?
-No se si lo sabias, Jude, pero soy un tipo fuego, una vez que te encierre dentro de esta caldera, aumentare las llamas hasta que no quede nada mas de ti, nada mas que unos cuantos mechones rojos.
El corazón de Jude comenzó a golpearle el pecho.
Ese día que tenia para pensar, se había reducido a tan solo unos pocos segundos.
-¡D-detente! ¡Yo no soy el traidor! ¡Tan solo encontré un cuerpo y fui inculpado! -Dijo Jude, esforzándose por articular las palabras.
-Oh claro, casualmente te encontraron con el cuerpo colgado de un estudiante, el que eso sea una coincidencia es casi tan probable como que la tierra es plana.
-¡Es un malentendido! ¡Soy inocente!
Jude escucho como Andrew abría por completo la puerta metálica de la caldera, con un suspiro de esfuerzo.
El fuego dentro de la maquina ilumino la habitación, como una antorcha atrapada en una sombra.
Andrew comenzó a arrastrarlo hacia la caldera, las patas de la silla rechinaban en el suelo polvoriento.
-Te calcinaras hasta la muerte, tal y como lo mereces -Dijo Andrew, encargándose de separar cada palabra con intervalos de segundos.
Jude comenzó a forcejear, pero las ataduras eran tan fuertes como grilletes de acero.
Las muñecas se le tiñeron de rojo al intentar mover los brazos, como pequeñas agujas perforando su piel.
Debía usar sus poderes, era la única oportunidad de salvarse, ¡¿Pero como lo haría si no podía mover los brazos?
Intento concentrarse, pero solo consiguió que se le pusiera la cara roja.
Entonces Jude recordó que Declan, el anterior chico del poder de mente, era capaz de utilizar su telekinesis sin necesidad de mover sus brazos o manos.
Si mal no recordaba, El Director había dicho que el podía hacer eso porque era capaz de concentrar su telekinesis con los ojos, de modo que solo necesitaba mirar algo para poder moverlo.
Jude miro sus ataduras, intentando enviar ondas de telekinesis a través de los ojos.
Los parpados de Jude comenzaron a arderle y a picarle.
Se concentro, intentando desatar las cuerdas.
El nudo comenzó a moverse, ¿Sera que...?
Andrew le dio un rodillazo en el rostro, haciendo que el pelirrojo se golpeara la nuca con el respaldo de la silla.
Perdió la concentración y el nudo dejo de moverse.
Sentía los labios entumecidos y con gotitas de sangre.
-Nada de tus trucos, pelo de manzana, ¿Me captas? -Vocifero Andrew.
Andrew cada vez lo arrastraba mas cerca.
Jude comenzó a sentir el calor en la espalda.
Intentar usar su telekinesis seria inútil, Andrew estaba dispuesto a magullarle el rostro con tal de que no usara sus poderes.
-Andrew, debes...
-No me digas que hacer, confié...Confiamos en ti, eres un monstruo, Jude, no puedo creer que a Marie se haya quedado tanto tiempo contigo.
Andrew levanto la silla y comenzó a empujarla dentro de la caldera.
Jude comenzó a transpirar, el calor allí dentro era insoportable, y ni siquiera había entrado todavía.
Sentía los pulmones como dos galones cargados con gasolina.
El aire era sofocando y caluroso como gas venenoso.
Una extraña idea cruzo la mente de Jude.
Era una locura, pero en esa situación, era su única opción.
Jude tenia un plan, era un plan arriesgado e increíblemente doloroso.
Pero era su único plan.
Apretó el pulgar de su mano derecha contra la palma, y lo cubrió con los dedos.
Jude recordaba con claridad que cuando era niño pasaba días enteros viendo películas de acción.
Podía recordar perfectamente cierta película en la que el protagonista debía desatarse de una silla antes de que unos terroristas ataquen la ciudad.
 Y claro, Jude aun recordaba lo que había hecho para desatarse.
Se había quebrado el dedo pulgar.
Jude descargo una oleada de telekinesis en su dedo pulgar, proveniente de sus dedos.
La telekinesis tiro del dedo con la fuerza de un camión.
Crack.
El pelirrojo dejo salir un  alarido.
Andrew pensó que su dolor provenía del fuego, pero aun era demasiado pronto como para empezar a quemarse.
El dolor era sordo, incesante, tan intenso que Jude sintió que se desmayaría.
Sentia la mano adormecida y temblorosa.
Al bajar la mirada, vio que su dedo pulgar apuntaba en dirección contraria.
El hueso formaba un bulto en la palma.
Su telekinesis había roto su pulgar como una piedra quiebra una ramita.
El dolor trepaba por su muñeca, mucho mas intenso que el fuego detrás de el.

La Escuela De PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora