𝐢.

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Capitulo I:

el día de meterse
con elliot.

𝐞𝐥𝐥𝐢𝐨𝐭.

ESTABA CORRIENDO POR UN PASILLO, mi corazón tamborileaba en mi pecho. Frente a mí, un chico de cabello oscuro y uno de cabello rubio corrían a la par. Los tres pasamos debajo de un marco y salimos al exterior.

Una terraza de bronce nos recibió, junto con el sol que nos golpeó en la cara. Ellos se apoyaron en la barandilla. Debajo de nosotros, una metrópoli se extendía, una ciudad que se me hizo conocida, el nombre quemando la punta de mi lengua.

El pelinegro apuntó a un lugar, y dijo algo que no pude comprender.

Del otro lado, un muchacho más apareció, más bajo y delgado que los otros dos. Entendiendo las palabras del pelinegro asintió y habló, pero al igual que el otro chico las palabras que salían de su boca se mezclaban con el aire, haciéndose irreconocibles para mí.

Los tres estában discutiendo un rescate. Las palabras que salían de su boca no eran posible de oír para mí, y aún así yo parecía poder entender la idea general.

Alrededor nuestro otras siete personas se acomodaron y entre ellas, un sátiro. Un aire de ansiedad pesaba a nuestro alrededor. Mi vista paso al ojiverde antes de dirigirse al sátiro, con unas palabras.

La escena cambió. Ahora me encontraba en algo que parecía una cueva. El techo estaba colapsado, y podía ver distintos automóviles desperdigados por alrededo, la luz del sol iluminando una escena de tragedia.

En el centro, colgando de un precipicio se encontraba el rubio. Su rostro se veía demacrado, y sus ojos estaban llenos de miedo. Lo único que evitaba que cayese a la oscuridad infinita era una mano. Colgando igualmente del precipicio estaba el pelinegro del comienzo. Su vista pasó de la repisa de la que se sujetaba, al rostro del rubio.

Ésta vez pude oír lo que dijo, claro como el cristal.

"Te quedarás conmigo" prometió. "No te separarás de mí otra vez"

Sus ojos se mantenían en el otro, como si en el momento que se despegaran, uno de los dos iba a desaparecer.

"Mientras estemos juntos." Respondió finalmente el rubio

Y ambos empezaron a caer.

ME DESPERTÉ DE UN SALTO. Mi cuerpo se sentía frío y mi cabello se pegaba a mi frente. Mi respiración irregular acompañaba el movimiento de mi pecho, apenas perceptible en la oscuridad de la cabaña, y el temblor de mis manos no me dejaba acomodar mi cabello correctamente.

En la misma habitacion, mis hermanos dormían en sus literas. Podía oír sus respiraciones acompasadas en el silencio de la madrugada. En el medio de la oscuridad, pude sentir el movimiento de la litera a mi lado, seguido de un susurro adormilado.

"¿Elliot?" la voz se hizo paso en la oscuridad. "¿Estás bien?"

"Si, Hayley" aclaré mi garganta, antes de volver a recostarme, tratando de calmar mi respiración "Estoy bien. Vuelve a dormir"

Pude oír el movimiento de sus sábanas mientras se acomodaba en su cama. Miré hacia su lado.

La cabellera rubia de Hayley era apenas visible de entre sus almohadas. Su rostro bronceado estaba escondido en sus brazos y de su boca salían ligeros ronquidos.

Hayley Solís, nueve años. Hijo de Apolo. Mi hermano menor.

Y durmiendo en la litera de abajo? Lee Fletcher, catorce años, hijo de Apolo. Y frente a el? Jessie Poe, trece años, hija de Apolo. ¿Y en toda la cabaña? Ocho literas, cada una destinada a los hijos de Apolo. Mis hermanos y hermanas.

𝐃𝐄𝐍𝐈𝐀𝐋 | 𝑃𝑒𝑟𝑐𝑦 𝐽𝑎𝑐𝑘𝑠𝑜𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora