Prológo

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Hace 8 años
David
Se estaba oscureciendo el día y aun nos faltaba mucho por desempacar. Mi familia y yo no habíamos mudado al vecindario Luz de Ángel porque mi madre decía que era un lugar lindo y una de sus mejores amigas vivía cerca.
Papá acomoda las cajas mientras que mamá barría, yo sentado en la punta del escalera molesto porque quería disfrutar mi noche de Halloween, mi hermano William a mi lado expresaba la misma cara de huelga.
-Chicos, anímense. Podemos terminar acomodar un poco y ver unas películas de terror -mi hermano y yo nos miramos- y, bueno, pedir pizza-Ambos sonreímos y asentimos.

Empezamos a ayudar a nuestros padres cuando el timbre sonó. Mamá fue abrir la puerta y escuchamos
-¡Que alegría que vinieran! Pasen, adelante- dice mamá con cierta alegría en su voz. Unos pasos resonaron en la casa y se di a conocer a una mujer alta con el cabello corto, su panza estaba grande lo que se podía saber que estaba embarazada y tomaba de la mano a una niña con el cabello marrón largo y vestida de bruja.
La mujer dice: ¡Pero si son los pequeños Gutiérrez! Que grande están, hola Alfredo- se dirige a mi papá. Y le responde el saludo cordialmente. Papá es como yo, no hablamos mucho.
Se pusieron a charlar y contarse cómo habían sido los años, tenían mucho tiempo sin verse. Mi mirada se dirigió a la niña disfrazada, ella miraba con atención el piano que estaba en la esquina de la sala y no me percaté que no era solo yo. Todos la observamos.
Mamá inmediatamente explicó: El piano es de mi hijo menor, David, él toca toda las tardes. David, ¿te gustaría tocar algo?-me mira con dulzura y me levanto caminando despacio hacia el piano. Toco alguna melodía corta y al finalizar todos me miraban con una sonrisa.
-¡Pero que tierno, David! A Margaret le encanto- dice la madre de la niña disfraza, que ahora se, se llama Margaret.
-Y yo juego futbol, el mejor de todos.- dice mi hermano William y todo se ríen en unísono. Era totalmente cierto.
Yo me quedo mirando las teclas del piano con atención, escuché como todos iban a la cocina a tomar un té y seguir con la charla, mi hermano estaba en su teléfono y Margaret se levantó y se sentó a mi lado.

-Podemos ser amigos, a mi también me gusta la música- dice con una sonrisa alegre.
-Claro, está bien- digo nervioso. Nunca una niña me había parecido tan linda hasta que la vi.
-Como pacto, te contaré que soy una bruja de verdad- Asiente orgullosamente y yo me echo a reír.
-Y yo seré el mejor músico que conozca-digo entre risas.
-¡Hey, claro que si! Como bruja que sabe el futuro, te lo afirmo. Yo me limito a sonreír y ella continúa:
-Y como ahora somos amigos de pacto siempre sucederá algo cuando nos veamos-dice en tono bajo como si contara algún secreto.
-¿Qué cosa?-digo confuso. Y en la casa se empezó a escuchar el fuerte sonido de la lluvia.
-¡Esto! Siempre lloverá-me dice en tono amable y yo no pude evitar sonreír.
A partir desde ese día yo desee que cada día lloviese porque vería a Margaret.

Ojalá siempre llueva Donde viven las historias. Descúbrelo ahora