💮11: La luz de tu mirada

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Aquella alma de niña que está detrás de ti en tu sonreír.
Cómo un hechizo me has encantado queriendo estar a tu lado.

¿Y como evitarlo?, no lo se y no quiero.
Se que sin esa sonrisa angelical yo muero.

Me has atrapado en tu trampa que sin intención, tú mi bello amor, has creado.
Caigo cada vez que te miro ¿y como no? Si ya me tienes enamorado.

Dicen que los ojos son la ventana del alma.
Y al ver los tuyos encuentro mi paz, mi cura, encuentro mi calma.

No importa haber tenido un mal día o un evento desafortunado.
Basta con que te acerques y me contagies de tu alegria que de lo malo dejo olvidado.

No olvides sonreír, no olvides tus ojos hacerlos brillar.
Eso que yo quiero proteger no dejaré que nadie los haga borrar.

Si estas triste y sola, cierra tus ojos y ven a nuestro santuario.
Aquel lugar bendito que juntos creamos los dos dentro de nuestro corazón.

Ven, búscame, acercate a mí que acudire a tu llamado.
Bien sabemos que la distancia no puede separarnos.

Nuestra mente, alma y corazón están unidas por el lazo de amor.
No temas más ante el peligro, pues tu valentía está respaldada por la mía.

No te sentirás sola nunca más, mi voz estará ahí para alentarte.
Ni siquiera te rendiras al caer, pues mi mano estará ahí para levantarte y hacer que sigas adelante.

Todo esto y más quizá no te des cuenta que tú me lo has enseñado.
En momentos difíciles tu me lo has demostrado.

Quizá no hayas estado físicamente a mi lado.
Pero desde que en mi corazón entraste, tu espíritu desde entonces conmigo he llevado.

Verte feliz es lo mejor que me puede pasar, al ser así siento que ya nada me puede faltar.
Y quiero ser yo quien sea ese motivo de tu felicidad, de tu alegría al caminar.

Amo tu libertad, tu inocencia, tu manera de ser.
Amo incluso tus imperfecciones, cuando estas despistada, hasta me encariño con tus malos gestos.

Te quiero tal y como eres, con tus caprichos, tus locuras, tus travesuras.
Simplemente no puedo vivir sin ellos, porque todo eso te hace a ti.

Así que nunca apagues esa luz de tu rostro, ese brillo que tanto te ilumina.
Sigue siendo mi guía, que yo seré la tuya.

Estés donde estés, mi querida...

-Zefirilia-

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