¿Qué es cocinar? ¿Cualquier cosa?
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Cuando William, sentado en el piso de madera frente al gran televisor de la sala de su casa, escucha que van a transmitir The Honeymooners en TV abierta, no puede evitar que sus grandes y azules ojos brillen de la emoción, porque William es un niño que tiene un gusto raro por las series de antaño, que cree que son mucho mejores los programas de televisión sin color a las actuales.
Se siente emocionado, porque su extraña inclinación por las series en blanco y negro lo dejan sin muchas opciones para mirar. William sabe que es raro, que la mayoría de los chicos de su edad, de diez u once años, preferirían ver series de acción animadas donde abundaría la ficción, pero él no, él está feliz mirando Los Locos Adams (El de 1964, por supuesto, porque William cree que el de 2019 es una total ofensa al programa) desde el viejo casete que encontró en las cosas de la juventud de su padre.
El anuncio de televisión promocionando el relanzamiento de la serie le hace saber a William que pasará a las 7 de la noche, y William en realidad está bien con eso, porque en aquella hora es la cena, y al pequeño William le hace mucha ilusión disfrutar de una rica comida mirando un programa nuevo.
Por eso, no puede evitar dar saltitos sobre sus ya muy sucios calcetines con figura de caballitos y sonreír mostrando la falta de un diente delantero.
Emocionado, sale corriendo directo a la cocina. En ella está una bella mujer latina, con la sonrisa más hermosa William haya visto en sus diez años de existencia, la primera sonrisa que vio, de hecho; Es su madre.
La mujer parece estar entretenida, haciendo algo que William no alcanza a ver pero puede dar por hecho a que estará delicioso (Su mamá es chef, William da por hecho que toda comida preparada por las manos de su madre quedará exquisito).
—Mamá, mamá —llama el menor, se acerca a la bella dama y le jala de los holanes de su blusa. Alejandra voltea, y mira a su niño con una sonrisa (Haciendo también que William confirme su teoría de que su mamá no tiene la sonrisa más hermosa del mundo, ahora William cree que tiene la sonrisa más hermosa del universo.)
—Oh, Willy, ¿Quieres probar? —Alejandra parece agarrar algo de la isla de la cocina, y William se emociona. Ella le da de comer en la boca un poco de carne con puré de patatas, es simple, pero hace que el paladar de William se derrita— ¿Está rico? —cuestiona ella, y William no sabe porqué pregunta, todo lo que ella hace siempre está rico.
—¡Sí, mucho! —chilla— ¿Qué es?
Alejandra ríe dulcemente.
—Parmesano, querido.
—¡Pues está delicioso!
—¿Sí? —sonríe— Me alegro que te guste, es lo que comeremos en la cena.
William vuelve a sonreír, recordando el porqué vino en primer lugar.
—¡Oh, sobre eso! —William salta, tan alto como sus cortas piernas pueden hacerlo— ¡Adivina, adivina, adivina!
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Improntas hogareñas: La hora de la comida.
أدب الهواة¿Qué es una impronta? Es un rastro o influencia que queda de una cosa o de un suceso. Y para William, la hora de comer es una gran impronta de su hogar.