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Los días previos a su recuperación completa, se encontró a sí misma despertándose más temprano de lo usual, ansiosa por el desayuno. Suponía que, muy en lo profundo de su corazón, tenía la esperanza de que Izuku fuera el que le llevara la comida. Claro, esa idea no tenía nada de lógica; la persona que se encargaba de eso era Bakugo.
«Es raro, pero aunque espero ver a Midoriya pasar por esa puerta, que no sea él el que lo hace no me decepciona», pensaba cada vez que la rubia acomodaba la comida en su regazo. Había adoptado una especie de afición por observar a Katsuki cuando esta estaba muy cerca; se fijaba en cómo el cabello rubio cenizo bailaba con cada movimiento y, a veces, conectaban miradas sin querer.
Otro cambio en su rutina fue el deambular por los pasillos del castillo a solas, buscando en silencio al grupo de semi-dragones. Aunque su idea nunca era pasar el tiempo con ellos, sino observarlos desde la distancia. Ni ella se entendía, ¿qué sentido tenía buscarlos, si era obvio que Izuku no estaba allí? ¡Ah! Y también, la idea de la lucha contra Bakugo comenzó finalmente a navegar por su mente cada noche. Si bien al comienzo le pareció un fastidio, ahora deseaba tener el alta de una vez para retar a la princesa dragón de una vez y cumplirle el sueño.
—¡Muy bien, princesa Todoroki! —exclamó All Might, una cálida mañana, despertando a la princesa de golpe—. ¡Grandiosas noticias! El doctor dice que ya estás en perfectas condiciones, ¡así que tu alta...!
—¿Dónde está Bakugo? —lo cortó, quitándose las mantas de encima y bajándose de la cama. En sus gélidos ojos había un brillo decidido y desesperado.
—¿Disculpa? —preguntó All Might, desorientado. Se esperaba que la princesa mostrara, al menos, un atisbo de emoción por ya estar totalmente recuperada. Tal vez algunos agradecimientos, la promesa de una fiesta. ¡Algo interesante!
La princesa agarró su espada de la mesa de luz.
—Bakugo, ¿dónde está? —volvió a preguntar, con el rostro imperturbable. El rey distinguió un destello decidido en los orbes de la muchacha.
—La última vez que la vi, estaba en el patio delantero —respondió—. ¿Por qué? ¿No preferiría...?
Todoroki no le prestó atención y salió de la habitación a paso firme, casi corriendo por los pasillos del castillo. No sabía qué la hacía comportarse así; era una energía desconocida la que movía su cuerpo hacia el patio delantero, como una furia ardiente apretando cada músculo de su cuerpo y guiándola hacia la princesa dragón. Una decisión que ella no había tomado por completo, pero que efectuaría de todos modos. Katsuki, al verla acercarse en aquella postura ofensiva, con la espada apretada en la mano derecha y la barbilla levantada, sonrió de lado. Estaba rodeada de algunos de sus amigos, quienes se volvieron hacia Shoto.
—¡Miren quién finalmente se recupera! ¿Te dieron la noticia, mitad-mitad? —profirió con sorna, moviendo su mano derecha hacia la izquierda, exigiéndole a sus compañeros semi-dragones que se alejaran de ella. Ellos no entendían qué pasaba exactamente, pero el fulgor impetuoso en los ojos de Bakugo les advirtió que era mejor apartarse.
La princesa, al ver que ya nadie estaba en su camino, aceleró el paso y arremetió contra Bakugo con su espada. Esta la detuvo, para su sorpresa, con la mano; esta ya no estaba cubierta de piel, sino de gruesas escamadas doradas imposibles de penetrar con la espada.
—¡Pero qué...! —susurró Shoto, desconcertada. Presionaba con fuerza la espada, haciendo que esta y la mano de Bakugo temblaran. No obstante, parecía imposible pasar esa barrera.
Katsuki sonrió con suficiencia, dedicándole una mirada presumida.
—Me tomó mucho tiempo dominarlo, pero este truquito... —Empujó la espada usando solo la fuerza de los músculos de su brazo, haciendo que la princesa diera un paso hacia atrás—. ¡... es de mis mejores armas! —bramó, enviando su otra mano hacia la cara de la princesa para golpearla.
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Amor en el castillo 🍃 TodoBaku.
Romance[ Fem!TodoBaku ] La misión de rescatar a su madre de las garras de un feroz dragón le había traído a la princesa Todoroki más problemas de los que esperaba. Especialmente porque aquella dragona era mitad humana y su simple existencia le había dado v...