Era una mañana agradable, con el sol que ya quemaba desde temprano y se colaba por las cortinas avecinando que sería un día hermoso. Hacía exactamente una semana que Valentina había salido en televisión abierta a confesar que estaba enamorada de Juliana, y dicho con sus palabras, no estaba dispuesta a renunciar a su relación con ella para complacer a nadie.
Pov Juliana:
El sonido de mi celular avisándome que me llegó un mensaje, me despertó. Cuando vi de quién se trataba se dibujó una sonrisa en mi cara.
Val: ¡Buen día mi amor! Tienes que estar lista a las 5 pm, Alirio te estará esperando en la puerta- terminé de leer el mensaje medio dormida y me invadió la incertidumbre y la ansiedad por saber que estaba tramando Valentina.
Juls: ¿Acaso es una cita?
Val: Claro que sí, solo si tú quieres tener una cita conmigo.- Leí este mensaje y sentí como mi corazón dejó de latir por un instante
Juls: Por supuesto que quiero, pero ¿No me dirás nada más? No puedes dejarme con esta intriga.
Val: No te voy a decir nada más, es una sorpresa. Si te digo dejaría de ser una sorpresa – Puedo jurar que leí su mensaje y me la imaginé riéndose, con sus ojitos achinados como tanto me gusta.
Juls: Por lo menos dime a dónde vamos a ir, así tengo una idea que ponerme.
Val: No te tienes que preocupar por eso, ve vestida como te sientas cómoda, de todos modos, te verás hermosa. Te veo a las 5 - No pude evitar sonreír y si pudiera verme en un espejo estoy segura que estoy sonrojada.
Las horas pasaban mas lento de lo que esperaba y mis nervios y mis ganas de verla aumentaban a cada segundo. Pero más que nada estaba ansiosa por saber que tenía preparado Val, mi Val, para esta tarde.
No paraba de probarme outfits -todo esto sería más fácil si Valentina me hubiese dado, aunque sea, una pista de a dónde vamos- pensaba en voz alta. Luego de una hora decidí ponerme un jean negro desgastado en las rodillas, un top rojo que me quedaba apenas por debajo del pupo, una campera de cuero y mis infaltables zapatillas converse.
Escuché el sonido de la bocina que indicaba que Alirio ya me estaba esperando en la puerta y sentí cómo mi corazón se comenzó a acelerar. Por supuesto que no era la primera vez que Alirio me pasaba a recoger para llevarme con Valentina, pero esta vez era diferente, me estaba llevando a tener una cita con ella, y no cualquier cita, sino la primera.
Como siempre, Alirio abrió la puerta de la camioneta y muy gentilmente me ayudó a subir. El camino se me hizo muy largo, fueron solo cinco minutos, pero yo los sentí eternos.
Alirio frenó la camioneta y me indicó que ya habíamos llegado, pero yo no reconocía el lugar en donde estábamos, ni tampoco la vi a Val. Lo miré confundida y él con una sonrisa cómplice me dijo que debía entrar al café que estaba enfrente y preguntar por una mesa reservada a nombre de Valentina Carvajal. Cuando observé el lugar quedé sorprendida, no era cualquier cafetería, sino en la que habíamos compartido nuestro primer café, luego de ese encuentro casual en el parque en el que convenció con ese simple ¿Vamos por un café?. No me di cuenta, pero al recordar ese momento tenía una sonrisa dibujada en mi rostro y no pude evitar pensar en lo afortunada que era de haber conocido a Valentina en aquel parque.
Entré al lugar, me indicaron la mesa que me correspondía y Val tenía todo tan planeado que era la misma mesa que la otra vez. Me senté y me dispuse a esperar por mi morrita.
