CAPITULO 1

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SEBASTIÁN

La habitación en la que nos encontramos es grande con enormes ventanales y una vista impresionante a un hermoso jardín y sin embargo siento que me ahogo. Tomo mi whisky con demasiada fuerza que quema en mi garganta con furia. Mi padre un hombre grande tanto de altura como de anchura sonrie de oreja a oreja por el trato que ha logrado conseguir con uno de los empresarios más grandes del país el señor Alessandro Montenegro, el no se ve satisfecho con su decisión, lo puedo notar en sus ojos ha caído muy bajo, un hombre como el jamás se hubiera doblegado y mucho menos ofrecer a una de sus hijas para salvar la reputación de su apellido como el de  perder todos sus patrimonios por estar en quiebra.

Si, este señor Montenegro no ha sabido hacer bien sus cuentas, y ha perdido todo. 

Pero mi padre que ha intentado desde hace mucho hacer negocios con el, y anteriormente no había aceptado, esta vez ha dicho que si sin poner tanto pero.

- ¡Que día tan memorable! - mi padre habla con euforia mientras fuma su puro y sus anillos de oro resplandecen con la luz -  Mi hijo y tu hija unidos en matrimonio, por una buena causa para ambas familias.

La señora Alicia de Montenegro le tiemblan las manos miéntras trata de conténer las lágrimas en una esquina de la habitación.

Nosotros nos dedicamos al narcotráfico de armas y drogas, tenemos poder en muchas partes del país uno de los carteles más grandes me atrevo a decir pero mi padre siempre le ha gustado el poder y lo malo es que cuando lo tienes siempre quieres más, nunca es suficiente. Así que cuando escuchó que Alessandro estaba en problemas financieros recurrió a el proponiéndole lo siguiente sin tener la decensia de preguntarme a mi primero:

Su hija menor comprometida en casamiento conmigo a cambio de   saldar algunas de las deudas millonarias de Alessandro ¿Y que se lleva mi padre?,

Estatus y un apellido de abolengo unido a nosotros los Nolasco.

Yo no quiero esto, a pesar de que tengo una fotografía frente a mi de una chica de cabello largo color castaño claro y ojos grandes de la misma tonalidad sonriendo inocente, ¿Quién en estos tiempos arregla matrimonios? Y no, no puedo negarme a las decisiones de mi padre, me mataría.

- ¿Ella estará de acuerdo?  - pregunto en voz alta con los ojos clavados aún en la fotografía - Se ve más joven que yo- digo en un susurro.

- Esa es la otra parte del trato a la que quiero llegar- Alessandro hablo serio sosteniendo la mirada hacia mi padre.

- Dilo Alessandro estamos en confíanza

- Mariana mi hija no puede enterarse nunca de este trato, jamás - hizo especial énfasis en esta última palabra - Si no les importa haré que mi abogado les haga llegar un documento para sellar confidencialidad sobre este trato.

- Por supuesto - asintió mi padre - ¿Algo más que decir?

- Mi hija es una chica pasional, está estudiando medicina te informo Sebastián, y cree en el amor verdadero así que te pido de hombre a hombre que hagas que ella se enamore de ti - Guardo silencio ¿Enserio está pidiéndome eso?

No quito la mirada del rostro de Alessandro, esto está jodidamente mal pero mi padre me está clavando dagas con la mirada.

- Por supuesto haré todo lo posible para que Mariana - tragué amargo al decir su nombre - Se fije en mi.

- Gracias - Alicia sonrió desde su esquina. - Se que le gustarás eres un chico muy guapo.  - Afirmó. 

- Uno de mis hijos te ayudará, en estos días te lo presentaré y el te hará saber que le agrada y que no a mi hija para que sea más fácil y se realice  lo más pronto posible la unión de ustedes dos.

- Me parece perfecto - Respondí sin ánimo en mi voz.

- Bueno - mi padre se puso de pie - Hay que celebrar, es oficial. Te aseguro que a tu hija con mi hijo no le faltará nada.

Amor es lo que le va a faltar de mi parte, no la conozco, ni sé si en persona será de mi gusto y agrado pero en esto ambos no tenemos escapatoria.

Mi luna de plataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora