El sonido del timbre resonaba por todo el lugar. El pelinegro tocaba aquel botón desesperadamente en busca de una explicación, o bueno, más que eso, su liquidación.
Jeon Jungkook, no solía ser el tipo de persona que buscaba problemas, pero si la situación era injusta, como la de él, no descansaría hasta lograr justicia.
Era un tipo que le gustaba pasar desapercibido, pero su apariencia no ayudaba a la causa. Le gustaba trabajar y conducir su viejo auto. Es por ello, que le cayó como anillo al dedo, su nuevo trabajo: Iba hacer de chofer para repartir mercancías de una empresa. La paga era muy buena. Demasiado elevada para él, pero bueno, tampoco se iba a quejar.
El aura fresca sobre su rostro mientras iba tras el volante del gigante tráiler de carga, era la cosa más fascinante y excitante para él. Además, en cada entrega, conocía muchos lugares nuevos y uno que otro ligue.
Sin duda, era el mejor de los trabajos.
Duró un par de meses hasta que, de la nada, lo despidieron.
Quedó desconcertado.
Él era testigo de todas las mercancías que vendían, aunque solo eran simples cajas con alimentos. La empresa era increíblemente rica, por ello no les hallaba sentido a los despidos. Encima lo despidió un empleado inepto, según él, y eso fue un cuchillazo a su ego. Sí, tenía el ego intacto, hasta que lo despidieron sin razón.
Es más, ni siquiera conoció al jefe. Decían que solo los de mayor cargo, tenían contacto con él. Aunque eso, no impedía que los demás trabajadores rumoreen. Se rumoreaba que era demasiado: controlador, riguroso y estricto. Además, muy guapo.
Jeon no prestaba atención a sus compañeros cuando hablaban sobre el físico de su jefe. La verdad, es que le valía una mierda si su jefe tenía un culo grande o no. Estipulaban su físico y ni siquiera lo habían visto. No lo malentiendan, obviamente, tenía sus necesidades y gustos, pero un tipo como él, no apuntaría a fijarse en su jefe.
Antes le valía un quintal de mierda su jefe, ahora lo único que quería era verlo.
Le gustaría conocerlo, para decirle su puta vida en la cara. Era pacífico, pero su actitud "pacifista" se fue al tacho cuando lo despidieron injustamente, y eso lo enojó a niveles que él mismo desconocía. Sobre todo, porque conservaron a unos choferes que no hacían bien su trabajo. Él era mucho más eficiente, y eso le jodía demasiado. Además, ni siquiera le dieron su debida liquidación.
Lo botaron como perro a la calle, y sin dinero.
—Necesito hablar con su jefe —dijo Jungkook, tras sonar el pitido de la contestadora.
—¿Tiene cita? —preguntó aburrido el portero.
—Una mierda la cita —recriminó—, necesito hablar con el jefe.
—No pierda su tiempo señor, mejor váyase —dijo indiferente el mayor.
Y esa fue la gota que derramó el vaso.
—¡¿Qué no pierda mi tiempo?! Pero ¡¿Qué carajos?! —estalló—. Necesito hablar con el puto jefe ¿vale? O si no, lo demandaré por despido arbitrario —. Cada palabra que soltaba el pelinegro, destilaban: furia y decisión.
El portero se sentía un poco intimidado por el azabache. Se veía muy imponente, además su apariencia no ayudaba a calmarlo. Parecía de esos tipos que te aplastarían con su dedo meñique. Sin duda, el viejo no sobreviviría en un enfrentamiento con él. Por ello, disimuladamente presionó el botón rojo que solo se utilizaba en caso de emergencia. Esta era una emergencia, el pelinegro se veía dispuesto a todo. No dudaba que, la vigilancia ya haya visto la escena que se estaba armando fuera del edificio, por ello esperaba inquieto la llegada de ellos.
—¿Va a abrir? O ¿quiere que le obligue? —Jungkook tiraba amenazas por doquier, sin ser consciente que, por detrás de él, venían cinco vigilantes enormes. Eran cinco gigantescos gorilas.
—Mire señor, no tengo nada en contra de usted, pero si no m...
Un golpe secreto al cuello, lo deja inconsciente.
『 °*• 🔥•*°』
El pelinegro yacía en el suelo medio inconsciente. Se sentía un poco mareado y cansado. Poco a poco empezó a abrir sus ojos. Observó el lugar, ya no estaba en la calle. Se encontraba en un almacén, vacío y descuidado. Sumergido en penumbra.
Intentó ponerse en pie, pero estaba atado a una silla. Se movía exasperado tratando de liberarse. Aunque lo único que lograba era: reforzar más los nudos de la cuerda y hacerles daño a sus muñecas.
Un sonido estruendoso hizo que dejara de luchar. La puerta de metal fue abierta, dándole entrada a un joven. Era rubio, delgado y pequeño.
Jeon parecía perro con rabia. Si este niño, como lo calificó él, no lo liberaba...
A la mierda, lo haría papilla.
El rubio, muy tranquilamente, se arrodilló frente al pelinegro. Desató con suavidad los nudos de sus muñecas y piernas. Todo esto, sin decir ni una palabra. Una vez liberado, se abalanzó sobre el rubio. Con la furia llenando su ser, lo cogió del cuello.
—Dime, ¿Dónde estoy? —habló lentamente en tono amenazante. El chico le mostró una media sonrisa.
En ese momento escuchó el "click" de un arma al ser desfundada. No una sola arma. Estaba totalmente rodeado de armas. Ni siquiera se había dado cuenta que nunca estuvo solo.
—Mi jefe quiere verte —dijo relajadamente el rubio, mientras deshacía el agarre del pelinegro.
Confundido y un poco temeroso, Jeon siguió al chico que lo liberó. Tenía un poco de miedo, pero, obviamente, nunca lo iba a admitir.
—¿Por qué me encerraron? Mejor dicho ¿por qué me secuestraron? Y ¿por qué hay matones? —Jungkook lanzaba preguntas sin desenfreno. Estaba muy confundido porque, cuando trabajó en esta empresa, nunca había visto a algún empleado con armas. Y en ese almacén, había como quince francotiradores.
El rubio estaba perdiendo la paciencia. Ese hombre le parecía desesperante, aunque claro después de armar esa escena fuera del edificio, no esperaba más que esto.
—Demasiadas preguntas —dijo cortante—, y se las haces a alguien que no puede responderte.
—Y ¿por qué no? ¿Cuál es tu nombre? —preguntó un curioso Jungkook.
—Soy Jimin, hermano del dueño. Y si sigues haciendo preguntas tontas, seré tu asesino —. El pelinegro trago saliva, pese a ser más pequeño que él, se veía muy intimidante.
Llegaron hasta la puerta de lo que parecía ser una oficina. Cayó en cuenta que esta no era la empresa donde trabajaba. Estaban en otro lugar.
—¿Dónde estamos?
—En mi casa —respondió una voz desconocida.
El pelinegro alzó la mirada en busca de la voz.
Un hombre castaño se encontraba frente a él. Éste vestía un traje rojo vino muy elegante. Le quedaba de maravilla, la tela del pantalón se ceñía deliciosamente a sus caderas y, aquella camisa definía muy bien su pequeña cintura.
Sin duda, su cuerpo te incitaba a pecar.
La escena de él apretando su cintura mientras lo embestía duramente, pasó por la mente de Jungkook. Se veía increíblemente excitante a sus ojos.
—Soy Kim Taehyung —extendió su mano—, dueño de Kim's enterprice.
Joder.
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INSIDE YOU [KookV]
FanficJeon Jungkook era un tipo que le gustaba pasar desapercibido, pero su apariencia no ayudaba a la causa. Demasiado apuesto y sexy como para ignorarlo. Disfrutaba mucho su trabajo de chofer, el conducir era su pasión. Sus manos tras el volante y el v...