La melodía - Mina y Tu -

O

— Si haces eso, todas se levantaran de muy mal humor y nos matarán — advirtió minari

— Eso es lo de menos, lo importante es que quedará un hermoso recuerdo de este hermoso último día de vacaciones — dije con emoción y una amplia sonrisa

— ¿Por qué estas tan feliz?

— ¿No es obvio? Voy a arruinarles la mañana y lo más probable es que se la pasen maldiciendome el resto del día

— ¿Y lo estás disfrutando? — preguntó alzando la ceja izquierda

— Como nunca, mi amor

— Ay dios...  — se quejó mientras chocaba su palma contra su frente — haces que me cuestione si nuestra relación es saludable

— No te preocupes, todo saldrá bien  — aseguré cambiando mi sonrisa de emoción a una traviesa

— Espero que las chicas no terminen en la cárcel por homicidio, tal vez podríamos solo dejar esta idea tan suicida a un lado y no morir por una idiotez — agregó mina sabiendo que las chicas detestan ser despertadas por alguna tontería, son capaces de torturar al culpable, sea quién sea

— Yo tomaré la culpa completamente, tú solo debes ayudarme a empujar a las chicas y salir corriendo, ellas no te verán — solté despreocupada

— Si me ven y se desquitan conmigo, te voy a dar una buena paliza para que la próxima vez me hagas caso y aprendas — amenazó apuntándome, lo que a mis ojos era un acto demasiado adorable

— Dudo mucho que un pingüinito pueda darme una paliza pero dejaré que lo intentes — mencioné con una sonrisa burlona

— Soy mayor que tú

— ¿Y? Tan solo son dos años  — respondí restándole importancia, jugando con ella

— Soy mucho más fuerte que tú  — dijo cruzándose de brazos

— ¿Y qué? — alze los hombros y continue con mis provocaciones, quería ver que tan lejos puede llegar esta pequeña pelea, la cual yo seguía alimentando con mi tono de burla

— Puedo alzarte con un brazo si quiero  — exageró rodando los ojos

— Que tengas un lindo y marcado abdomen no te hace lo suficientemente fuerte como para hacer eso, linda. Aunque podríamos probar...

— Cierra la boca, tonta ¿quieres que me lesione el hombro?

— No nunca, mi vida. Perdoname ¿si? — solté rápidamente mientras me acercaba a ella haciendo un puchero

— Ya, ya, deja de hacer eso que me da diabetes — dijo girando su rostro hacia otro lugar, bromeando

— Esta bien pero perdoname o si no haré esto todo el día y te abrazare muy fuerte, junto con unos pinchazos a tus tiernos cachetes — avise haciendo cada cosa que nombre

— Me gusta que lo hagas, pero... ¿todo el día? — fingió una mueca de disgusto, ahora era ella quién jugaba conmigo

— Ya entendí, entonces no lo haré nunca más — exageré apartándome

— No, no, no, esta bien te perdono pero abrazame ahora, quiero tu calor corporal y aroma cerca mío — dijo rápidamente atrayendome hacia ella con sus brazos — Debo aprovecharte al máximo el día de hoy porque mañana sé que estaré triste por estar en un avión, alejándome de ti

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