Muchas personas presenciaban a un pequeño omega rubio corriendo desesperado por los pasillos de la academia de baile a la que asistía.
¿Qué le ocurrió al pequeño omega adorable? Pues todo comenzó en la mañana antes de que el omega se fuera a su academia de baile, cuando despertó, sintió un pequeño dolor en su vientre, dolor que no cesaba en ningún momento lo que hizo preocupar a su alfa, pero el pequeño rubio le dijo que pudo ser la comida chatarra que comieron la noche anterior, lo que hizo dudar al mayor y este le sugirió no asistir a la academia por su mal estares, pero el omega con su terquedad y luego de insistir tanto en ir, el alfa aceptó rendido con la condición de avisarle si le ocurría algo o se sentía muy mal y él iría a recogerlo.
No había pasado nada malo hasta el final de clases en donde ya no soportaba el dolor en su vientre y su lobo no paraba de llamar a su alfa, emanando su olor, y pues aquí estaba, arrepentido de no haberse quedado en casa.
—¡Ay vamos!—Exclamó Jimin cuando sintió que estaba soltando feromonas por su celo y lo único que se le ocurrió fue entrar a un aula queestabaafortunadamente para el omega, vacía, y por fin pudo sentarse en el suelo apoyando su espalda en la puerta luego de cerrar con seguro. No se arriesgaría a ir donde el director o donde las enfermeras, ya que sabía que su olor ya había llegado a otros alfas cuando sintió pasos cerca del aula.
—Omega~, vamos sal, sabemos que estás ahí, tu olor se siente por toda la academia.—Escuchó una voz evidentemente de un alfa y algunas risas, no estaba solo y eso era lo que más lo asustaba.
—Si no nos abres entraremos por la fuerza, no te resistas omega.—Amenazó tratando de forzar la puerta.
—¡OMEGA IDIOTA, ÁBRENOS!
La voz de mando, Jimin odiaba que usaran la voz de mando con él, quería a su alfa, quería a Yoongi, quería que le diera mimos y le dijera que todo estaría bien.
Derrepente sintió como quitaron el seguro y entraron empujando con la puerta a Jimin que inmediatamente cayó de frente por el impacto, comenzó a retroceder aun en el suelo mientras los tres alfas se aproximaban a él con una sonrisa de satisfacción al parecer del omega.
—¿Qué te dije omega?, te lo advertí, solamente tenías que ser un omega sumiso y abrirnos las piernas, fuiste un mal omega.—Con esto último, tomo ambos brazos del pequeño omega y los demás trataban de quitarle sus jeans, esto estaba mal, muy mal.
Quiero a nuestro alfa, Jimin, declaró el lobo con su cola entre sus patas mientras hacía pequeños quejidos en señal de llanto.
