Recuerdo la primera vez que vi el mar. El sonido de las olas, la parsimonia de estas mismas. La brisa moviendo mi cabello. Ese sentimiento de paz, de felicidad y tranquilidad es lo que siempre he buscado en mi vida.
Ahora, recuerdo la primera vez que te vi. Estábamos nerviosos ambos, hablando de cosas sin sentido que nos dieron paso a una confianza limitada. Y es que a medida que te fui conociendo, a medida que me fui adentrándo mas en ti, recordé a la pequeña Ana que, aunque embelesada por la belleza del mar, se adentro con miedo, que con pasos suaves fue adentrándose en el. El miedo se iba de a poco para dar paso a esa comodidad trascendente que se siente cuando estas en el lugar correcto. Tú eres ese mar. Ese mar inmenso que me falta por conocer, ese mar que da paz, ese mar que me hace bien
