Capítulo 2 (Chloe)

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Nunca se me ha dado bien lo de salir con chicos. En el instituto tuve un novio de rebote: mi mejor amiga salía con el mejor amigo de él y ¡tachán! Hecho. No estoy segura ni de si Dave me pidió salir con él, pero siempre acabábamos juntos. Dave me gustaba, y era agradable tener una cita para los bailes del instituto y demás. Pero no sé si con eso aprendí alguna cosa sobre salir con tíos. 

La universidad no fue mucho mejor. Probé lo suficiente como para decidir que era preferible emplear el tiempo en estudiar, y pensé que ya saldría más delante para salir con alguien. Estaba en la Universidad de Pensilvania con una beca y era imprescindible que sacara muy buenas notas. De modo que aquí estoy ahora. Tengo una carrera universitaria, un piso y un trabajo. Y no tengo ni idea de cómo actuar en una cita. En mi defensa, las opciones hasta ahora han sido deprimentes. Pero esta noche tengo otra cita y tiene que ir bien, porque no podré soportar otro rechazo o situación extraña. No sé si podría lidiar con otra petición de arnés con consolador. 

La verdad es que todo esto se me da fatal. La semana pasada salí con un tío a tomar algo. Erala primera vez que nos veíamos, y estaba nerviosa. Las citas me provocan ansiedad. La mayoría de las situaciones sociales me provocan ansiedad, pero las citas son lo peor. ¿De qué narices íbamos a hablar? Pero entonces me recordé a mí misma que a todo el mundo le gustan los cumplidos. Es algo que les enseño a mis alumnos: si hay una cosa que te gusta de otra persona, dilo. De modo que entré en el local y grité: «Me gustan tus pantalones». Sí. La verdad es que es peor de lo que suena. La semana anterior a esa salí con un tío cuyo nombre era Rick Martin...yo voy y suelto, «Living la vida loca», y le hago un baile raro. En fin, es evidente que podría mejorar muchísimo. 

Me examino en el espejo e intento con todas mis fuerzas calmar mi corazón desbocado. Puedo hacerlo. Por supuesto que puedo. «Solo es una cita, Chloe». Me recuerdo que no hay motivos para estar nerviosa. La gente va a citas todos los días... por diversión. Yo no creo quesea divertido, pero la gente, sí. Mis amigas, sí. Lo que pasa es que yo tiendo a comportarme como una rarita y parece que esté siendo sarcástica, pero no es mi intención. 

Por eso, hoy las cosas tienen que ir bien. Es que... de verdad necesito que sea así. Vamos air a un partido de los Philadelphia Eagles y tengo la esperanza de que vaya bien. Técnicamente, es mi segunda cita con él tras haberlo conocido en persona el fin de semana pasado para tomar café. Me gusta este chico, Cal. Es bombero y muy mono. Un bombero y una maestra de escuela suena a pareja perfecta, ¿no? Y aquella cita fue bien. No quiero gafarlo, pero creo que podría haber algo entre nosotros. 

Me miro en el espejo de nuevo, tejanos y una camiseta de punto de manga larga y de un verde que combina con mis ojos y con los colores del equipo de los Eagles. Las mangas son muy largas. Me llegan a la mitad de la palma de la mano y hay un agujero en los puños para meter los pulgares. Me pregunto si hay una palabra para ese agujero. Es raro, ¿no? Un agujero cosido en la costura de una camiseta de manga larga para meter el pulgar. Qué extraño. Tendré que buscarlo en Google luego. Pero, ahora mismo, Cal va a venir a recogerme. Me pongo la pulsera y bajo las escaleras hasta el vestíbulo del edificio para esperarlo. 

***

—Ayer recibimos una llamada interesante en la estación de bomberos —me cuenta Cal mientrasnos dirigimos en coche al estadio. Por suerte, el tráfico no está mal por la zona del Schuylkill yvamos bien de tiempo. El estadio está a menos de diez kilómetros de mi piso, pero nunca se sabecómo estará el tráfico cuando hay partido. 

—¿Qué pasó? —pregunto, girando la cabeza en su dirección. Me interesa la historia, y esuna buena oportunidad para mirarlo mientras habla. Es muy mono. No es demasiado alto, peroes un poco más alto que yo, tirando a robusto, con cabello oscuro y espeso, un poco alborotado.Lleva pantalones cortos, como la mayoría de tíos a finales de septiembre, y una camiseta de losPhiladelphia Eagles. Las gafas de sol lo protegen de los rayos del mediodía, pero se le entrevénlos ojos mientras habla.

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⏰ Última actualización: Oct 16, 2020 ⏰

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El chico de mi vida (Los chicos No.4) - Jana AstonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora