Parte 3.5

691 83 32
                                    

Escena +18 justo antes del final.

***

- Dime que me amas - susurró Horacio secando sus lágrimas.

- Te amo... amo todo lo que eres, amo la bestia dentro de ti, amo tu descontrol, tu lado salvaje, te amo Horacio, te amo, por eso mismo debes hacerlo tú - dijo sosteniendo su cabeza a la altura de las mandíbulas.

Horacio se lanzó hacia el ruso para redescubrir sus labios por última vez, Volkov no estaba en sus cinco sentidos, había perdido la cabeza y Horacio no era capaz de terminar con su vida, si iba a ser así, si a la mañana siguiente, su deseo seguía siendo el mismo, solo así lo concedería, pero hasta entonces, saborearía su cuerpo como si fuera la última vez.

Sin dejar ir sus labios, clavó a Volkov a la cama y se sentó sobre su abdomen, en cuanto apartó su rostro del suyo, escaneó su cara con ojos lascivos y peinó su cabello hacia atrás. El pálido rostro de Volkov estaba enrojecido y su respiración agitada, ansiaba ese momento casi tanto como la desgarrante caricia de la muerte, su sangre borboteaba de solo imaginarla bajando por la garganta del antropofago. Horacio volvió a inclinarse sobre el ex detective, y lamió toda la extensión de su piel desde el mentón hasta el ángulo de la mandíbula, bajó hacia el cuello succionando con sus labios dejando redondas marcas de color rojizo, puso especial atención en la zona donde palpitaba con fuerza su yugular, haciendo que electricidad viajara por las venas de Volkov, solo el rozar de sus dientes sobre su piel agudizaba todos sus sentidos.

Antes de que continuara, el ruso forcejeó con la camiseta de Horacio hasta que logró quitarla de en medio, en cambio, el asesino abrió la camisa del ex detective con fuerza, rasgando parte de ella y enviando los botones en todas direcciones, Horacio sonrió con malicia desde su posición superior. Volkov no podía esperar a ser desgarrado por esos dientes que le sonreían con picardía, extendió su brazo y acarició el rostro del hombre sobre él, trazó sus labios con el pulgar, y abriendo su boca levemente prosiguió a delinear su dentadura, de incisivos a molares, sintiendo cada relieve diseñado para romper, despedazar y descuartizar, prestó especial atención a los colmillos superiores a mitad de camino, eran particularmente afilados, quizás había sido diseñado para cazar aquellas almas desafortunadas desde un principio. Con el dedo índice y el anular presionó ligeramente su lengua, sintiendo la humedad y el calor de las fauces del lobo. Horacio cerró su mandíbula ligeramente, atrapando con suavidad los dedos dentro de su boca, tomó la mano de Volkov y liberó sus dedos, acunando su mejilla en la palma de su mano.

- ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué esperas que haga contigo? - preguntó Horacio.

El ruso rescató su extremidad, y con las manos restregó las piernas a sus costados que lo aprisionaban a la cama.

- Cómeme, - comenzó Volkov - devórame, engúlleme hasta que no quede nada de mi -

Siguiendo las órdenes del hombre bajo él, hundió ligeramente los dientes en su cuello, provocando que el ruso arqueara su espalda en respuesta no solo al dolor, sino también al placer que emanaba de aquella herida y se expandía por el resto de su cuerpo. Dando pequeñas mordidas, pasó de su cuello a sus hombros, trasladándose por sus clavículas a su pectorales, deslizó su cuerpo hacia atrás acomodándose sobre la entrepierna del ruso, quien debido al roce en esa zona, soltó un leve gemido. El bulto en esa zona era más que evidente, y no hacía más que llamar la atención de Horacio a traves del pantalón de tela. Volkov observó al hombre que se restregaba descaradamente sobre su miembro aprisionado en su ropa, el hombre no le quitaba los ojos de encima mientras jugaba con él, el brillo de sus ojos denotaba un hambre que jamás había visto antes, se sentía pequeño, vulnerable, débil, en peligro, todas esas sensaciones no hacían más que aumentar el flujo de sangre hacia su órgano, haciéndolo palpitar con ansia.

Caníbal - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora