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Una semana, tres días y 21 horas fueron necesarias para que asimilara esta situación tan... poco ortodoxa, que los cielos designaron para él como castigo, por que estaba seguro que esto era un castigo hecho especialmente para que se lamentara día a día.

Fue después de salir de sus pensamientos que decidió afrontar su situación y abrir la puerta hacia la nueva vida que lo esperaba, y donde sus nuevos padres se preocupaban por él, ya que por no dejar que nadie le viera o siquiera atendieran sus necesidades y se negase a recibir a las importantes visitas que tenían logro rabiar por lo testarudo que se ponía.

Rápidamente tomo una ducha de agua fría, solo para cerciorarse que no estaba en uno de esos sueños raros donde tu cerebro inventaba fantasiosas historias sin sentido. Se coloco las muchas capas de prístina ropa blanca, de calidad para variar, y sus cómodos zapatos en conjunto a la ropa.

Ato su cabello con un listón de la misma manera que llevaba haciéndolo durante tantos años y finalmente pudo ver el resultado final en el lujoso espejo de cuerpo completo que sus padres le compraron por pura vanidad de la persona dueña del cuerpo, según la memoria que aun conservaba.

No era tan alto, ni corpulento o de expresión neutral como en antaño, no, su cara ahora estaba bellamente estilizada, sus pies mas pequeños, su cuerpo un poco mas voluminoso. Sus ojos eran seductores, no tan diferentes solo un poco acuosos y grandes, labios finos pero decorados con un colorete de tono rosa que resaltaban su pálida piel. Dedos delgados y largos, también agradece que no estén decorados como otras mujeres, las uñas no eran tan largas, solo promedio. La conclusión final fue, aunque no deseara admitirlo, una replica seductora y elegante de su antigua figura y... realmente no podía seguir observando su reflejo.

!Por Buda que ahora era una mujer!

No sabe a que entidad divina ofendió, pero al parecer esta no estaba complacida con sus desgracias y todavía deseaba joder un poco mas su vida devolviéndolo al mundo que siempre detesto. Con la apariencia que había sufrido y en una situación tan pero tan jodida, no conforme con eso también se le impedía reencarnar o sufrir su castigo sea donde sea que fuese.

No, las cosas tenían que ser mucho mas problemáticas que eso.

"Cheng Lin Jiu, sal ahora mismo" esa voz tan demandante era a quien la entidad  resentida le designo como su madre.

De nombre Hu Xie Li y casada con un importante hombre de negocios llamado Cheng Qiao He , con un temperamento de los mil demonios y la cara mas perfectamente dulce que puedas encontrar. Uno simplemente no podía dejarse engañar por esa sonrisa tierna, la mujer era peor que el instinto asesino de una bestia poderosa del reino demoniaco.

"En un momento iré" respondió, tratando de retrasar lo inevitable para cualquier mujer en esta vida, una propuesta de matrimonio por conveniencia entre grandes familias.

El tema mas molesto hasta el momento, uno que le causaba dolor de cabeza y, a su vez, quería retrasar tanto como fuera posible.

Él jamas, ni en los mas remotos sueños de su vida, se casaría con el hombre arrogante, estúpido, machista e imbécil con quien sus padres decidieron casarlo. No señor, primero volvía a las manos de la bestia mestiza para que este le destrozara nuevamente a casarse con ese bribón de cara perfecta.

Oh... Como deseaba romperle todos sus perfectos dientes para ver si aun mantenía la prepotencia con la que actuaba frente a todos, realmente lo detestaba mucho, por que este hombre tenia un temperamento similar a la escoria de Qiu Jianluo.

"Jiu-er, no voy a esperar ni un minuto mas, Dong Zhao aun te esta esperando abajo, es tu prometido. Así que actúa como la mujer que eres y ven ahora mismo" ordeno Hu Xie Li.

Convertirse en una delicada florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora