¡El vuelo!

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Después de unas cuantas lágrimas derramadas, finalmente Natacha se despidió con un beso en la mejilla y el abrazo más fuerte y sincero que e recibido en mi vida.

-Se encuentra ¿Aiden por aquí?-. Pregunto con sus mejillas húmedas

-Sí-. Conteste seca ante su pregunta. Era obvio Aiden siempre estaba conmigo, a pesar de que su presencia no era evidente.

-Aiden, Quiero que cuides mucho a mi nena hermosa. No permitas que nada malo le pase. Bueno Nena ya es hora de que te vayas. No me olvides, y recuerda "Usa condón" -. Me terminó por decir en un susurro. Su enorme sentido del humor nunca terminaba ella sin duda era una de las mejores personas que e tenido a mi lado.

Un leve suspiro fue lo último que escuche de ella.

Cerré la puerta mirando, como se alejaba.

Subí a mi alcoba para terminar de hacer mis maletas cuando mi padre tocó apresurado.

-¡Hija! El avión parte en veinte minutos y todavía no subimos las cosas al auto. ¡Apresurate!-. Terminó por decir mi padre, agitado por el ajetreo

-Aiden, Ayúdame con las maletas por favor-. Dije en un susurro, las maletas cerraron bruscamente. Las tome y baje a toda prisa causando que me tropezara y partiera el jarrón que mi abuela le había regalado a mi madre.

-¡que rayos acabas de hacer!-. Dijo mi madre con un grito de verdulera

-He...Ya es tardé-. Conteste a mi madre con una pequeña risa yo era tan ingenua

-Sabes que mi suegra me lo regaló ¿cierto?-. Dijo mi madre de brazos cruzados

-Mujer no hay tiempo para tus dramas ya es tardé, perderemos el vuelo-. Dijo mi padre estresado por la mudanza. Salió hecho una bala a subir las maletas.

-Hija, gracias, ese jarrón era horrible-. Dijo mi mamá en susurro. Lo cual respondí con una pequeña risa

[...]

-¡corran!-. Gritó mi padre a toda prisa. Justo a punto de subir, mi papá quiso hacer una técnica que vio en televisión y saltó callendo justo fuera de la puerta de abordaje

-Señor era poco necesario que hiciera eso lo vi venir a lo lejos-. Contestó una vos muy gentil soltando una pequeña risa. Así es señoras mi padre acababa de arruinar mi reputación. Como es que mi padre sea tan infantil teniendo familia. Sólo pedía un milagro para París.

Abordamos el vuelo con destino a París y lo último que recuerdo es que comí a morir y quede sumamente dormida en el avión.

Una amable vos me despertó y avisó que ya había terminado el viaje era la agradable azafata con una sonrisa resplandeciente.

Sonreí y quite mi cinturón de seguridad, el clima en París era hermoso. El sol se encontraba en su mejor ángulo y un viento fresco y lleno de vida nos dio la bienvenida.

Tome a mi papá por el hombro -papá por una vez en tu vida comportate por favor-. Dije con la mirada hundida en sus profundos ojos amielados

-Esta bien princesa-. Contestó con su brillante sonrisa.

Caminamos unos cuantos metros y ya se encontraba ahí un taxi que nos llevaría a nuestro nuevo hogar. Muchas de nuestras cosas ya habían sido trasladadas y otras estaban en caminó. Subimos el equipaje y abordamos. Tras unos minutos de aburrimiento finalmente llegamos al que sería nuestro nuevo hogar. Se preguntaran ¿y David? Bueno a final de cuentas se había quedado dormido y tomara un viaje, en aproximadamente 5 días que es próximo vuelo. En nuestra humilde morada se encontraban artículos básicos como las camas, la cocina, y el comedor aún con pocos muebles se veía hermosa, era más amplia que la anterior y más cómoda, no se cómo explicarla, creo que voy a terminar enamorándome de este lugar. Los artefactos secundarios venían en caminó.

Dos caminos, una sola decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora