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«Los humanos pueden morir fácilmente, incluso si les quitas sus desilusiones, pero Yashiro, tú me tienes a mí, y en cuanto a tu maldición... Minimizaré los efectos, sólo por ti»
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Eres un niño, eres pequeño, tienes sueños y...
Estás muerto.
Estás muerto y trabajando para que un Dios invisible te perdone y dejes de vagar por los baños de las niñas, para así dormir nuevamente (similar a tu vida de antaño, pero para siempre). Así te la has pasado por mucho tiempo, sientes que quizá tus pies tengan raíces, pero como tu corazón ya no palpita (y ya no te golpean), estás bien con eso. Estás bien con todo porque, de cierta forma, eres conformista, y paraste ni más ni menos que en la nada misma.
No hay ningún lugar para ti, piensas de pronto que jamás lo ha existido hasta que te topaste con esa niña. Es raro, casi y sientes que aquello te asfixia porque no le has interesado a nadie en vida, y mucho menos en muerte, pero...
Pero como que a ella sí, como que sientes que Yashiro te quiere y tú comienzas a quererla también, a pesar de saber cómo terminará todo. Porque no puedes pedir un final feliz en tu historia de pesadilla. Sin embargo, deseas ignorar aquello pues sigues siendo un niño con una sentencia de adulto y crees que, aún estando muerto, necesitas ser feliz y amar (y ser amado).
Entonces, cada atardecer que pasas al lado de ella y también al lado de un joven de cabellos dorados, no puedes evitar sentir una calidez que embriaga tu cuerpo, embriaga tus sentidos y, de forma efímera, te sientes vivo con ellos ¡adoras tanto sentirte así, a pesar de ser una mentira hermosamente hecha!
No lo puedes evitar, y cada que los rayos rojizos de aquel astro bañan el cuerpo de la chiquilla que tantos líos ha causado a tu espectral cuerpo, la admiras como si fuese la primera vez que la vieras, y quedas tan embelesado a la imagen que ella posee. Son tus orbes de miel dorada recorriendo con suavidad la fina extensión de su cuerpo luminiscente, pero de pronto son los ojos de ella (esos que tienen el color del arrebol) los que te miran curiosa y se acercan, tomando tus manos y pronunciando tu nombre. Uno que no te pertenece, porque tú eres Amane y no Hanako, pero aceptas todo sólo porque es ella (y porque no quieres que mire tu pecaminoso pasado).
Ella te sonríe, ilumina tu fragilidad y te dice que son amigos, que siempre estará a tu lado a pesar de todo, y que lucharán contra cada misterio que atormente a la escuela. Que no te soltará, porque ahora ella forma parte de ti y... y eso te hace sentir raro, hace de tu pecho espectral e inexistente teñirse en rosa alegría, lo que te obliga a pensar que esa niña es algo que...
Que amas mucho, y que nunca habías visto algo tan bello.
Comienzas a temer de eso ya que tú no puedes ser feliz, porque algo malo siempre debe pasar para que lo seas.
Y así es.
Porque no sabes si lo empezaste tú, o si lo hizo ella, te vas más por la segunda, porque sientes que tú no pudiste crear algo tan bello e idílico como lo que ha nacido en tu pecho muerto de infante, que todo lo ha causado Yashiro con su carita ingenua y aura pura. Ella te ha dado felicidad, lo sabes, ella solo causa cosas hermosas y tú, como un niño, te aferras a ella porque quieres ser feliz a tu manera. Y eso está mal, está tan mal porque sin querer la condenas, eres cruel, sientes que estás sucio por aquello, por atrever a posar tus manos y corazón marchito en un ser diáfano como lo es Yashiro y te arrepientes de haber respondido a su llamado como tratar de cumplir su romántico deseo inmaduro, y eso sí es tu culpa (así lo crees, cuando es el destino maldito que te condena).
Pides perdón en silencio y decides que quieres protegerla, así que no le cuentas la verdad, todo es a medias y vives con el miedo constante a perderla, por lo que decides distorsionarte para que nada malo le pase.
No te importas tú, todo es Yashiro y su dorada existencia. Y así lo haces, buscas una manera, intentas e intentas, todas deben ser buenas, si una no funciona, otra lo hará, y si esa no sirve, tendrás otra, pero en todas debe estar bien Nene, no importa el precio que debas pagar, necesitas que ella viva.
Ese ahora es tu sueño estando muerto, y tu deber es cumplirlo... A pesar de que te pierdas en el intento. Y lo haces tanto, algo en ti cambia, algo se pudre más, no muchos se dan cuenta pero lo haces, y entonces ya hay una solución. Al principio no te convence del todo, porque esa chica que se sacrifica, así como tú, tiene sueños (y es el sueño de alguien más), pero ella comparte el deseo de salvar a tu querida niña y todo eso te sirve, pero sabes que algo malo pasará contigo, así que antes de que pase, tú decides revelar la verdad, decirle a Yashiro todo.
Sabes que eso la ha lastimado, que su corazón se destroza al perder a una amiga suya, pero tú estás allí, con una sonrisa rota decorando tu rostro, con tu voz llena de calma (sufriendo por dentro, llorando por dentro, destrozándote como siempre por dentro, guardando todo para ti solo). La enojas en un momento porque te sinceras y dices que, tarde o temprano, ella sólo te olvidará, así que le aconsejas que no debe sufrir, que únicamente viva...
Pero ella no puede y te llora, y te grita, y se apega a tu cuerpo con la delicadeza más ridícula, pues tú te deshaces de sus manos y ella te súplica.
«Quédate, quédate, quédate ¡Quiero vivir contigo!»
Nunca antes algo te había dolido tanto, nunca antes habías sentido eso, pero tú cierras los ojos mientras compartes ese deseo imposible. Estás en calma porque cumpliste, cumpliste lo único que querías ¡Ya tienes un sueño hecho en tu existencia fantasmagórica! Lo tienes allí, en tus brazos sin temperatura, fríos como el hielo que se va expandiendo en tu cuerpo y cristalizando tus sentidos, tus orbes pueden brillar por última vez, puedes ser lo que queda de ti porque ahora lo sabes, a pesar de sentir todo el dolor del mundo.
Ella vivirá, vivirá mucho, así como siempre soñaste, vivirá y sonreirá como siempre lo quisiste, en tus sueños negros y de tristeza perpetua, bailará bajo luz de luna pálida, con su menudo cuerpo de crema tibia, con ese corazón palpitante y orbes de rosas. Ella hará todo eso, sólo que tú no la podrás ver, y no estarás a su lado nunca más.
Pero eso no te importa, pase lo que pase, crees que ya no hay vuelta atrás a pesar de creeíste estar tan cerca, a pesar de que en tu imaginación muerta te faltaba tan poco espacio para atraparla, para estar de forma eviterna a su lado... Pero la felicidad siempre se te escapa de las manos.
Está bien, tú dices estar bien con eso, con desaparecer mientras ella llora y grita que quiere estar a tu lado, que quiere vivir contigo. Tú la dejas de escuchar y te limitas a romperte para librarla de ese castigo tan horrible como lo es la muerte. Porque tú piensas que, para Yashiro, solo fuiste una maldición en su vida, un borrón que será olvidado con facilidad, y los recuerdos que compartieron juntos se diluirán como la tinta en un inconmensurable mar de lágrimas.
Pero lo que no sabías y no quisiste ver es que, para Yashiro, tú fuiste lo mejor que le ha pasado en su vida, y que te ama, te ama tanto que nunca te olvidará, incluso cuando tú creías que sí.
Entonces...
Ella crece.
Tú ya no existes. Pero te mantienes perpetuo en su corazón porque allí es donde perteneces, y allí es donde te quedarás.
Porque mientras tú la soltaste con todo el pesar, ella se niega a hacerlo.
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¿Cómo una canción me puede destrozar tanto? Escribir esto escuchando el ending es, sinceramente, un martirio 🥺💔
Pero bueno, me encanta hacerme daño ¿Qué más puedo decir?
🌻Muchas gracias por leer, amada y amado lector ¡Se te ama mucho!🌻
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✾Soltar✾HanaNene✾
Fanfiction❧Porque mientras tú la soltaste con todo el pesar, ella se niega a hacerlo❧ ✾✾✾ »One-shot HanaNene. »Semi-AU. »Estos personajes no me pertenecen, son propiedad de Aida Iro 🌹🔪