La soledad vacía mí alma

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Lluvia tenue y persistente...veredas salpicadas de charcos sonoros en los que los chicos se divierten, metiéndose en ellos una y otra vez con sus botas nuevas y brillantes. Un jardín de paraguas multicolores salpican de animación a toda la ciudad. Sus corolas esconden las cabezas de señoras risueñas, empleados apresurados, jovencitos soñadores; todos con un paso rápido y firme.
En medio de esta ola de bullicio estoy yo, sola, apagada, sombría; aunque nadie se dé cuenta. Niebla y tristeza. Voy caminando sin rumbo fijo, como un autómata, con los ojos finos en la nada. Mi corazón tiembla, qué hago yo aquí?, que tengo que ver con ellos?, no seremos acaso de dos mundos distintos?, por qué me siento así, como una extraña paloma que ha perdido el camino a su nido?
He olvidado el paraguas. Qué importa? Lluvia y dolor, unidos íntimamente en una sola cosa, martillean, insistentes; mi alma entera.
La cabeza me da vueltas, mientras mi vista va perdiendo toda nitidez. Pierdo noción del tiempo y lugar en que estoy, y mi cuerpo se estremece como una campana que vibra y luego va perdiendo, en el espacio, su sonido; así como mis fuerzas se van diluyendo poco a poco, a medida que avanzo...
La tarde gime y su rostro gris y helado se baña en lágrimas...

Memorias de una vida diferenteWhere stories live. Discover now