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—¡Eun Ha!

Escuchó un grito proveniente del piso de abajo, apenas había cumplido con el mismo llamado de So Jung, quien le pidió que acomodara su ropa limpia por colores y luego sin siquiera agradecerle por la hora que había tardado con sus exigencias, y ya tenía su primer llamado de Eun Bi.

Probablemente le pediría que limpiara la habitación nuevamente a pesar de haber aclarado apenas Eun Bi llegó que lo había hecho, ¿o le pediría que ordenara sus joyas tal vez?

Bajó rápidamente a la sala donde ella seguía, y se encontró con la situación de que a SinB se le había caído su oso y no podía alcanzarlo por más que intentara estirarse.

Se sintió algo mal por ella, y realmente no solía tener ningún sentimiento con respecto a gente para la que trabajaba.

Pero no quería dejarse engañar, todos eran iguales, por más amable que pareciera por fuera, ella probablemente era como su hermana.

Se acercó rápidamente y lo tomó para entregárselo, a lo que SinB tomó su brazo para hacer que se incline, a lo que Eun Ha se escondió un poco en sus pequeños brazos, provocándole un pequeño sobresalto a la de cabello negro, la cual ignorando eso la tomó nuevamente del brazo para besar su mejilla.

—Gracias —dijo ella, sonriéndole, y llevó su mirada a su silla de ruedas para luego señalarla—. ¿Podrías...?

Jung asintió con la cabeza baja y las mejillas calientes por lo que había pasado y se acercó a la silla para acercarla a SinB, quien quiso pasarse a su silla de ruedas solo con la fuerza de sus brazos.

Sin embargo estos no se lo permitieron, y ella cayó al piso emitiendo solo un pequeño quejido observando alrededor analizando la situación.

—¡Inútil! —gritó So Jung y corrió a ayudar a Eun Bi—. ¡La primera persona que me cruce hoy en la calle voy a contratarla para ocupar tu lugar, seguramente lo haga mejor!

So Jung siempre la amenazaba de esa manera, y aunque nunca había hecho nada de eso Eun Ha se ponía al borde del desmayo por los nervios de perder ese trabajo.

—Disculpe, señorita —dijo a SinB, haciendo una reverencia y se fue a la cocina.

( ° ° ° )

Eran las siete de la mañana del día siguiente, y SinB se encontraba sacando cuidadosamente una bandeja del horno.

Había hecho galletas para Eun Ha, ella había sido regañada injustamente por su culpa, y estaba muy asustada de provocar que su hermana la despidiera.

Observó las galletas de chocolate que había intentado hacer redondas, y se habían deformado seriamente.

—Oh —soltó con frustración al ver las bastante quemadas galletas y levantó la mirada a su oso sentado en la mesada—. Tú no lo habrías hecho mejor.

Se sobresaltó entonces al escuchar una segunda voz en la cocina.

—Buenos días, señorita —saludó Eun Ha observando atentamente la bandeja de galletas, y se le escapó una pequeña risa.

Se cubrió la boca inmediatamente, arrepentida de lo que había hecho.

¿Cómo había podido llegar a sentir esa poquísima comodidad como para que se le escapara una risa?

Dejó de tensarse en el momento en el que escuchó una pequeña y bella risa de Eun Bi.

—Perdón, se suponía que fueran para ti —dijo ella, con una expresión algo triste, y observó sus galletas.

Eun Ha por primera vez sentía la necesidad de no herir los sentimientos de alguien dejando a un lado el trabajo, y se acercó para tomar una, soltándola en la bandeja inmediatamente al haberse quemado, lo que provocó otra risa en SinB.

servant  | 2eunbi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora