Ya he perdido la cuenta de las veces te he hecho llorar, que te lastimé y engañé.
Lo único que hacía que el sentimiento de arrepentimiento hiciera acto de presencia, era en los momentos que me topaba con esos hermosos y grandes luceros que me miraban con un profundo dolor.
Tus ojos siempre fueron las ventanas de tus emociones. Cada vez que anhelaba descubrir que ocultabas detrás de esa sonrisa tan preciosamente quebrada, los observaba.
En varias ocasiones estaba dispuesto a irme de tu lado a causa de mis errores, pero sabía que si me iba para siempre de tu vida, terminaria por romperse y eso sería una carga dura de llevar, a tal punto que no podría soportarlo.
Por más estupido que parezca, en mi vida he puesto un objetivo, el cual era obstruirte de la crueldad que habitaba en el mundo, ya que me habías parecido el ser más puro y bondadoso que conocí.
Me enamoraste con tus mejillas rosadas y labios color cereza e incluso con gusto a ellas. Una jodida obra de arte y no podía permitir que un estúpido mundano te dañara.
Quería protegerte de las personas de mierda.
De personas como yo.
Cielo, necesito que quites las vendas que cubren tu visión y te des cuenta que no soy el hombre perfecto que tanto idealizas. Espero que abras tus ojos y veas el daño que te he causado a lo largo del tiempo. .
Quiero que te alejes de mí antes que sea demasiado tarde y termine de destruir a aquella persona tan hermosa que conocí.
Amor mío, date cuenta que no soy perfecto.
Y si un día decides marcharte, no olvides que te amo y siempre lo haré.
No importa cuántas veces traicione tu confianza, siempre volverás a mí, cielo.
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