Estrella

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HallowersarioKiriasu

Temas: "La pedida" y "Sorpresa inesperada"

Aniversario

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Asuna se miró por enésima vez el espejo. Ese día estaba exagerando con los detalles hacia sí misma, quería llevar sus mejores galas, y la ocasión lo ameritaba. Era su décimo aniversario. Tanto tiempo junto a ese niño que vio convertirse en hombre en los años de ser pareja.

Si bien Kazuto, su Kirito, no era el hombre más romántico y abierto a expresar su amor. Ese año se iba a lucir. Esa fue su corazonada, cuando al despertar en lugar de encontrarlo a su lado en la cama, una rosa roja y una carta yacía en la almohada. Su aroma mezclado en los presentes le hizo sentir que su corazón estuvo a punto de salir de su pecho. Y, es que eran tantos los aniversarios que tenían, que el pobre muchacho no podía darse abasto para recordarlos. Qué lo hiciera en ese, el más importante por llegar a tantos años de relación, la iluminaba.

Durante ese tiempo, no todo fue nadar en miel, en los últimos tres años Kirito lo hubo olvidado. El trabajo lo consumía y fue inevitable que el último lo pasaran separados. Fue unos minutos antes de que se acabara ese día, que se percató de la fecha, tuvieron una cena improvisada en ALO, un juego casi olvidado por los gamers, pero que para ellos significaba mucho. Yui estuvo con ellos, a pesar de esas circunstancias, como siempre esa magia que su espadachín lograba, hizo del momento único. Y en el último segundo de ese veinticuatro de octubre, le prometió tenerle una sorpresa el próximo año.

Y la estaba cumpliendo.

En la carta, su amado plasmó un hermoso poema. Dedujo que su amada hija lo hubo ayudado a escribir tan poéticas frases que se enfocaron en ella. Al final no hubo el esperado "feliz décimo aniversario" solo las indicaciones que debía arreglarse y que pasaría por ella en la tarde.

Sabía que él tenía trabajo, estaban en medio de un ambicioso proyecto que incluía los dos tipos de AI, misma razón por la cual Alice y Yui, pasaban gran parte del tiempo en el laboratorio de Roppongi. Ella conocía de lo beneficioso que era eso para su hija, como el cuidado de Underworld que tras un extraño hackeo, se vio en la cuerda floja. Fue una suerte que lograran restablecer todo, aún así, la preocupación de ese mundo era mucha para el pelinegro.

Así que no se enfado, al contrario, se sentía orgullosa que Kirito siguiera siendo el protector de ese mundo. Con eso en mente, tomó con calma la mañana: degustó de un delicioso desayuno, adelantó un poco de su trabajo de oficina y el resto del día se enfocó en ella. No sabía a dónde la llevaría, dedujo que sería a un elegante restaurante. Decidió ponerse el vestido favorito de su amado, color negro y muy provocativo, sin duda lo volvería loco. Esa noche la disfrutarían y se preparó para eso.

Su cabello le tomó más tiempo de lo esperado, pero le encantaba como quedó. Tras acomodar el collar, que él le regaló en sus primeros años como novios, estuvo lista.

Justo en ese momento, el timbre sonó. Le pareció extraño, pues no esperaba visitas, ni habían solicitado algo por paquetería. Al llegar a la puerta, casi suelta una carcajada al mirar el semblante relajado de Kirito. Traía consigo otra rosa. Vestía pantalón negro, cinturón del mismo color, camisa blanca y corbatín rojo.

Se veía muy apuesto. Por un segundo quiso bromear con él, por el hecho de que el joven olvidó sus llaves. Lo que no pudo ser al quedarse maravilla observándolo, y él a ella, ambos se dieron sorpresa ante la forma que vestían. Más el pelinegro, que reprimió sus ganas de besarla. Prefiriendo entregarle la rosa.

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