"Jorge Enrique Abello"

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Por: Jorge Enrique Abello (Don Armando) 15/10/2015.

La primera vez que la vi fue en Villa de Leyva, hace más de 20 años. Me detuve en la futura fea, porque se veía muy hermosa. Ella no supo que yo la vi. Ana prefiere pensar que nadie la ve, que no existe. De vez en vez, estira la delgada mano para atravesar la burbuja de su mundo y tocar el exterior, o lo que otros se aventuran a llamar la realidad. Sus ojos almendrados se abren con la sorpresa del recién nacido, mira a su alrededor y llora porque no soporta la injusticia del mundo, por eso es lejana. Solo ella podría interpretar a Betty, la fea, un alma buena detrás de una máscara: Anita conocía su dolor desde pequeña. La una, fea; la otra, bella, pero lloraban con las mismas lágrimas.

Pocos la conocen, y más pocos la conocen como la conozco yo: he sido su amigo, su compañero de actuación, su padrino de bodas; en mi casa conoció a su segundo marido; compartimos el miedo a volar y andamos volados siempre de este mundo; en la ficción, he sido su torturador, su jefe, su marido, hemos tenido hasta hijos. Y cada vez que la vida quiere que nos veamos al espejo, nos reencuentra y nos pone uno frente al otro para ver si hemos hecho la tarea. Siempre que esto sucede, la respuesta de Ana es la misma: "Todo lo que hago lo hago por amor". Pase lo que pase, caiga Roma o lleguemos a Marte, Ana todo lo hace por amor. De eso dan cuenta sus hijas, bellas rubicundas y nórdicas hechas a punta de latidos de corazón y mate. La vida de ella siempre tiene humor, porque pese a que hemos llorado en alguna ocasión o hemos visto el fondo de la taza, nos hemos reído mucho, muchísimo, hasta llorar y completar el círculo.
Los que tengan a bien abrir estas páginas descubrirán por qué don Armando no volvió a tener paz desde el día que se acostó con Betty. Detrás de cada fea se esconde una mujer hermosa y detrás de la mujer invisible se esconde Ana, una gran actriz que, cuando lo mire a los ojos completamente desnuda, le estará insinuando lo que el tango reza: “Yo soy así…”.

 Detrás de cada fea se esconde una mujer hermosa y detrás de la mujer invisible se esconde Ana, una gran actriz que, cuando lo mire a los ojos completamente desnuda, le estará insinuando lo que el tango reza: “Yo soy así…”

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