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O6/O8/1990
Un pequeño Julio de seis años sentando frente a un pastel de crema y chocolate, con, exactamente, seis velas al rededor. Toda su familia le canta Feliz Cumpleaños mientras tomaban fotos, la canción termina y comienza a pensar en su deseo. Sopla las velas y todo se llena de aplausos.
──¿Que pediste como deseo, hijo?──Su madre pregunta mientras acaricia su cabello y deja un suave besito en su frente.
──Eso no se pregunta, mamá.──Y su hermano mayor responde. Pero él no tiene problemas en decirlo, porque sabe que es un niño lindo y su deseo se cumplirá tarde o temprano.
──¡Pedí tener una novia bonita cuando tenga dieciséis!
Todos estallaron en carcajadas, y Julio no entendía muy bien, sin embargo, estaba dispuesto a cumplir su deseo, tendría a la novia más linda de todas.
O6/O8/2OOO
Julio suspira agotado y golpea su cabeza contra el escritorio. Paso su cumpleaños haciendo exámenes complicados y entregando trabajos. Odiaba, con toda su alma, la escuela.
Y no quería llegar a casa. Desde que su hermano se fue del país, y su madre murió, hace ya varios años, nunca sintió necesidad de celebrar su cumpleaños nuevamente. ¿Para qué? Su padre no lo dejaría, lo encontraba como una pérdida de tiempo.
──Levanta tu trasero de esa silla y ven conmigo. Vamos a celebrar tu cumpleaños número dieciséis.──Su mejor amigo lo tiro del brazo y Julio bufo, para guardar de manera desordenada sus cuadernos y libros.
Daniel era tal vez lo poco de bueno que había en su vida. Eran mejores amigos desde siempre, y este tenía conocimiento de su deseo infantil de tener una novia bonita. Hablando de ese deseo... jamás lo cumplió, es decir, tuvo una novia o dos, pero no duraron más de tres meses.
Llegaron hasta la parte donde dejaban sus bicicletas, algunos alumnos salían en grupos gigantes a esperar el autobús que iba al centro, otros caminaban solos a casa. Y otros tantos, como ellos, iban en bicicleta.
Comenzó a pedalear siguiendo a Daniel, no tenía idea de a donde lo llevaría. Esperaba que no fueran a drogarse o algo por el estilo, ya que, el primo de su amigo siempre estaba fumado cierto tipo de sustancias un tanto ilegales.
Llegaron hasta un puente, el río estaba casi seco, había un perro lleno de barro a la orilla, junto a un par de niños que jugaban a la pelota. Julio se sintió un poco desesperanzado, sin embargo, ¿Que esperaba? Vivía en Perú, no en Europa.
Daniel saco de su mochila una caja y la abrió con cuidado, y puso una pequeña vela encima del pastelito. Luego se lo entrego a Julio.
──No se usar un encendedor, asi que lo siento aún así... feliz cumpleaños número dieciséis.
──Creí que fumaríamos marihuana, igual gracias.──Se gano un golpe en el brazo que casi le hace soltar el pastel.
──¡¿Por que tienes que arruinar mis momentos de sentimentalismo!?
Solto una carcajada y se dispuso a morder el pastel, hasta que recordó que debía pedir un deseo. No tenía una novia bonita tal y como se había auto-prometido. ¿Y si pedía salir de Latinoamérica? No pidas cosas tan imposibles, Julio.
Sonrió para si mismo y soplo de manera imaginaria la vela, luego le dio un mordisco.
──¿Y que pediste?
──Si te lo digo no se va a cumplir.
──¡Si me dices te llevare a fumar cuando cumplas diecisiete!
──Más te vale cumplir tu promesa.──Suspiro.──Pedí que seamos amigos para siempre.
Silencio. Daniel parpadeo y se rasco la mejilla, casi inmediatamente comenzó a jugar con sus dedos y grito entre risas nerviosas; ¡No seas maricón!.
Entonces; Julio pidió tener una novia bonita para sus dieciséis, sin embargo ahí estaba, frente a ese rió seco con su mejor amigo.
Definitivamente su cumpleaños era mucho mejor al lado de Daniel.
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siempre me ha gustado imaginar al ParaBoli entre la época de los 2000, no se por qué.
Espero que les haya gustado este one shot, muy lindo no me quedo pero lo escribí con amor!♡
