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Sus amigos le dejaron finalizar en silencio y al acabar, Tatch se levantó de su lugar y apegó a Ace a su pecho, era con diferencia el más alocado, tontorrón y bromista del grupo, la pareja fatal de Ace para su travesuras y quizás gracias a ello, sentía el dolor de su amigo como propio.

-Yo voto por ir y pegarle una paliza a Marco. Aún no creo que teniendo a Ace así de mal, no se haya dado cuenta ni le haya preguntado.- Izou suspiró llevando una mano a su frente, no sabía el dolor por el que pasaba el menor, pero si el estar así podía apagar esa llama tan viva que era su amigo, se encargaría personalmente de acabar con él.

-Yo siento que lo más lógico sería decirle a Marco como te sientes. Sabes como es Marco con los sentimientos, está más perdido que un pez fuera del agua.- Haruta intentó razonar, pero rápidamente Ace negó con su cabeza, dejando a todos confundidos.

-Aunque esté así, no quiero sacrificar su felicidad, además de que se que él nunca me aceptará de ese modo, solo soy un amigo para él y podría alejarlo más aún.- Ace secó sus lágrimas con la manga de su chaqueta y alzó la cabeza, con una suave sonrisa.

-Os agradezco tanto estar aquí para mi... - Se levantó de la roca en la que estaba y limpió su nariz, no pensaba dejar que esta quedada terminara de esa forma. -¿Qué os parece si jugamos un partido rápido? Cerca hay una pista y yo he traído un balón, no desperdiciemos esta oportunidad. - Todos en el grupo asintieron con sonrisas relajadas en sus rostros y fueron a un escampado cerca, jugando hasta que cayó la noche.

Al llegar a su casa, se sentía con mucho mejor humor. Ayudó a su madre a preparar la cena y mientras comían cayeron un par de bromas que terminaron con un chichón en las cabezas de los dos hombres en la mesa y disculpas en susurros.

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Me despedí de ambos y cambié mi ropa por una de pijama. Miré como su sudadera aún estaba sobre mi silla de escritorio, la tomé en mis manos y llevándola de una mano a otra, decidí ponérmela. Quité la camisa que llevaba y me coloqué la otra prenda. Cerré mis ojos unos segundos, arrepintiéndome mentalmente de lo emocional que estaba siendo y me recosté sobre el colchón.

Giré mi cuerpo y tomé mi teléfono, mirando distraído fotos que tenía junto a mis amigos. Había algunas junto a Tacht gastando bromas a algunos amigos, otras de Izou junto a nosotros en sus competiciones de tiro al blanco, Haruta en sus clases de esgrima y varias en las que nos encontrábamos Marco y yo, posando de formas ridículas o simplemente sonriendo.

Viendo esas fotos, venían a mi cabeza los recuerdos de hace dos meses, esas miradas dirigidas a esa persona, las tardes solitarias en la cama y con ello mis parpados fueron pesando más y más , hasta caer dormido abrazando mi torso lo más fuerte que podía, sentía que si no lo hacia caería hecho pedazos ¿Era así como se sentía un corazón roto?

heather || maraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora