Cold Eyes, Warm Heart - Volkacio

Introducción

Horacio, un recientemente graduado de una agencia de modelaje, se dirigía hacia el aeropuerto mientras empujaba por la espalda a Gustabo, el cuál llevaba las maletas de ambos, su avión destino a París salía en 15 minutos y su amigo rubio no ayudaba en lo más mínimo.

-Gustabo, la madre que te parió, como no avances te voy a romper el puto teléfono.- Dejó de empujarlo, tomando el teléfono de el de piercings del bolsillo, haciendo que este lo mirara con miedo, para luego aclarar su garganta y comenzar a avanzar a paso apresurado.

-Si te quedas ahí perderás el vuelo.- Canturreó, algo lejos de su amigo, sabía que si Horacio lo decía lo iba a hacer, haciendo que el peli-café sonría y corra al lado del otro.

Llegaron justo a tiempo y dejaron los boletos, para luego dirigirse a el avión. Horacio dió una gran sonrisa, se sentía orgulloso de poder ir por fin a París, esperaba encontrar trabajo pronto como modelo, quería completar su gran sueño.

-Listo, ahora siéntate.- El de tez levemente tostada dejó las maletas y se sentó en un lado de la ventana, palmeando el asiento a su lado, dando a entender al menor que ya se podía sentar.

Con rapidez se sentó y abrochó su cinturón, escuchaba de fondo la voz de la azafata sin prestar atención, concentrado en la vista de la ventana, levantó los brazos estirándose y luego miró a Gustabo, quién lo veía con una sonrisa y una ceja enarcada.

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Mientras esto pasaba un ruso fotógrafo con cabello blanco grisacio se quitaba los lentes con frustración, dejando su cámara a un lado y mirando con enojo a la modelo frente a él.

-Pensé pedirte reiteradas veces que posaras de forma natural, ¿Qué mierda con esas poses? Joder - Espetó, tomando una botella de agua, a lo que la modelo simplemente se encogió de hombros y se fué con las maquillistas.

-Viktor, ya rechazas a 7 modelos, ¿De dónde mierda quieres que te traigámos más? Ya sean hombres o mujeres dices que no, tenemos que tener esta revista antes de final de mes, se nos acaba el tiempo- Dijo la encargada de el set, y sub-fundadora de la revista en la que trabajaban, a un lado de la diseñadora que había hecho cada uno de los vestuarios, que eran aceptados con gusto por Volkov. -¿Crees que es fácil para Abigaíl hacer todos los trajes que le pides?-

-Entonces búscate a otro fotógrafo, es simple, muy amiga mía serás, Michelle, pero me niego a hacer fotos a gente tan poco calificada.-

-¿Qu'est-ce que ça dit, Michelle?-Preguntó la francesa, que aunque hablaba perfectamente inglés ellos estaban hablando demasiado rápido y además con el acento del ruso le era algo difícil comprender.

-Quoi nous aurons besoin d'un autre modèle, désolé.- Respondió la peli-roja, soltando un suspiro, dejando al amargado ruso irse por la puerta, la cuál cerró con tal fuerza que hizo saltar a la de ojos aguamarina.