Parte única

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- Bienvenido a casa, señorito Evans – saludó uno de sus mayordomos, al verlo entrar a la casa. Oliver saludó, con una sonrisa, adentrándose a la casa.

Oliver Evans, hijo adoptivo de Lucas Evans. Una de las personas más importantes del país, por no decir, aliados de la Reina.

Simplemente Lucas lo había encontrado saliendo en una de sus reuniones con la Reina, cuando vio a Oliver ahí, vagando por las calles, con ropas andrajosas; no lo pensó mucho y simplemente lo acogió como a su propio hijo.

A pesar de los lujos que poseía, Oliver seguía siendo humilde. Incluso llegando a ser amigo de los mayordomos, sirvientas y criados de la casa, siempre tratándolos con amabilidad y educación.

Odiaba tratar con personas que se creían superiores, como los eran Lord Bayon y su hijo. Quien justamente se llamaba como él; era una lástima que tuviera que encontrárselo en las fiestas para los de alta sociedad. Siempre teniendo que sonreírle falsamente y hablarle con cordialidad, soportando todos sus comentarios.

Absolutamente todos.

Y justamente, acababa de llegar de una de esas fiestas. Aunque esta vez, su padre se había quedado allá.

Suspiró, entrando a su pieza, acostándose en su cama. Lo único que necesitaba era descansar, pues ni hambre tenía después de eso.

Unos golpes a su puerta lo sacaron de sus pensamientos, aunque tampoco ganas tenía de saber quién era. Aunque no fue necesario, pues la puerta se abrió; Violet, quien vestía ropas de mayordomo –se negaba rotundamente a usar un vestido–, se adentró a la cómoda, sonriendo divertida al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.

- ¿Lord Bayon otra vez?

- Tan insoportable como siempre... A veces siento que le encanta presumir su bien cuidada cabellera – la chica se rió, cerrando la puerta, yendo hacia él.

- Sabes que su orgullo es esa larga cola de caballo. Estoy casi segura que si su cabello tuviese puntas abiertas o fuese cortado, se infarta – Oliver rió, haciéndola sentir satisfecha. Ella se sentó en la orilla de la cama –. Deberías comer, aunque sea algo. Sé que estás cansado por toda esa gente, pero tu salud es importante.

- ¿Y si te quedas un rato aquí conmigo?

- Oliver...

- Por favor, Violet – le rogó el chico, tomando su mano. Violet lo miró un momento, para luego suspirar. Acostándose con él en la cama, siendo abrazada por este por la espalda. Un sonrojo se posó en sus pómulos, aunque ella no quisiera.

Eran amantes, a espaldas del mundo. Fingían ser sirvienta –o mayordomo en este caso– y amo ante la sociedad, además de buenos amigos; Lucas no estaba enterado de la relación furtiva que llevaban, aunque si lo hiciera, Oliver suponía que lo dejaría ser.

Aunque era preferible que aquello, fuese un secreto.

Comenzó a sentir como él repartía besos en su cuello, sorprendiéndola por un pequeño instante. Oliver no tenía intenciones de dormir o descansar, aunque ella tampoco.

Una de sus manos se coló por debajo de su blusa, llegando hasta uno de sus pechos, el cual apretó suavemente. Sacándole un suspiro.

Oliver se posicionó sobre ella, mirándola a los ojos.

Se inclinó a besarla, siendo correspondido al instante. Violet desató su corbata, desabrochando ágilmente los primeros tres botones de su blusa; Oliver la empujó contra el colchón, comenzando un beso con lengua, frotándose contra ella, lentamente, haciéndola suspirar.

Se separó, comenzando a quitarle el saco y camisa. Dejando a la vista las vendas que solía ponerse, las cuales escondían sus atributos femeninos; jaló una de las vendas, mirándola juguetona.

- ¿Me permites?

Violet suspiró, sonriendo divertida, sentándose en la cama. Comenzando a quitarse ella misma las vendas, bajo la atenta mirada de Evans; una vez libre, Oliver volvió a posicionarse sobre ella, besándola. Con su rodilla, hizo presión en la entrepierna de ella, haciéndola jadear en medio del beso, nuevamente volviéndolo un beso francés.

No sería la primera vez, pero siempre se sentía como esta. Donde curiosos, y bajo efectos del vino, terminaron haciéndolo en la habitación del chico de cabellos de plata; Oliver nunca se cansaría del cuerpo de Violet, pues siempre tendría algo nuevo por descubrir.

Le sacó los pantalones y calcetas, y de paso se deshizo de su ropa. Aunque Violet se quitó su última prenda, impaciente.

- No voy a esperar más, Oliver Evans – anunció, completamente desnuda. Oliver sonrió, ella nunca dejaría de sorprenderlo. Al final terminó por quitarse su ropa interior, volviendo a estar sobre ella.

Acarició sus caderas, delineando con su dedo índice desde sus costillas hasta su vientre, provocando escalofríos en ella. Besó su vientre, abdomen y clavícula, lamiendo su cuello, pecho y succionando sus pezones, haciéndola gemir.

Besó sus mejillas y frente, finalmente besándola en los labios. Un beso suave y lento, aunque aquello comenzaba a desesperar un poco más a la de cabellos violetas.

Oliver se acomodó entre sus piernas, introduciéndose en ella. ¿Cuándo fue la última vez que habían intimado?

-Tan cuidadoso como siempre, Oliver – dijo Violet, con una sonrisa. Misma que fue devuelta, junto con una caricia en su mejilla.

- Lo soy con la persona que amo.

Violet sonrió, enternecida. Acarició su mejilla con cariño, mirándolo a los ojos.

- Sé que casi no lo digo, pero... Te amo, Oliver. Te amo y, esa es la verdad.

Y no me arrepiento de nada.

Él sonrió, al mismo tiempo que un rubor en sus mejillas se presentaba.

- Yo también te amo, Violet.

...

- Así que Oliver tiene pareja, ¿eh? – se preguntó Lucas, mirando por la ventana de su oficina. Hacía poco había llegado de la fiesta, terminando sus asuntos con la realeza. La luna estaba en todo su esplendor, acompañado de las estrellas. Sonrió.

¿Qué Lucas sabía de la relación de su hijo y Violet? Claro, solamente fingía no saberlo. Pues quería que su hijo se sincerara con él, aunque también podía recurrir al vino; a decir verdad, no le molestaba en nada la relación que tenía con Violet. Después de todo, ambos eran amigos desde niños.

Y sí, él había sido espectador de cómo esa relación iba creciendo. Y por supuesto, hallaría el modo en que esos dos pudiesen estar juntos sin problemas; pues un padre nunca quiere ver a su hijo sufrir, ¿Verdad?

- Veremos qué nos depara el destino.

Solamente esperaba que todo resultase bien, tal y como planeó.

-Traumada Taisho

Lovers  [Oliver/Violet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora