There's someone among us

Prologo. El inicio del juego

Aclaraciones. Me inspire (obviamente) en el juego among us. Pero solo en algunas cosas. Yo le agregaré cositas mías uwu.

Sangre. Era la única cosa reconocible en esa habitación, el cuerpo inerte de alguno de los muchos tripulantes yacía sin vida, cortado a la mitad, descuartizado Cruelmente por una de las personas a la cual llamaba compañero, la sonrisa inquebrantable no existía en esa cara de ese tiempo, la expresión horrorizada era lo único que daba indicios de la última emoción que sintió, a su lado, la tarjeta de reconocimiento tirada salpicada con su sangre. Un brillo oscuro parpadeó momentáneamente en la esquina superior izquierda, antes de desaparecer de golpe.

—donde mierda estoy— una voz femenina rebotó en las obscuras paredes del lugar, su cabeza ardía con fiereza, nublando su vista por momentos. Toco su cabeza ardiente con el dorso de su mano, buscando una forma en apaciguar el ardor, miró a su alrededor, un escalofrío le recorrió la espalda.

¿La vista? Era perturbadamente simple. Un cuarto angosto, no mucho. Solo lo necesario, una mesa en el centro de todo, una vista rara pero no para llegar a ser perturbador, otros nueve jóvenes estaban tirados, muy probablemente desmayados. Miró hacia todos los lados, intentando ver si alguien más había despertado, justamente un chico que parecía cerca de su edad se incorporaba lentamente, miró a su alrededor igualmente confundido, chocó miradas con el.

—¿donde estamos?— le pregunto a la chica. La contraria se encogió de hombros, mirando a los otros ocho. —estoy en las mismas que tú.— respondió cautelosa. Se quedaron unos segundos en un silencio incómodo, la chica se recostó, tratando de recordar cómo y cuando había llegado ahí. Su mente tenía imágenes borrosas que vagaban de manera fugaz, no recordaba ni su nombre, el lugar donde vivía o su familia, su mente estaba en blanco reteniendo información estrictamente necesaria o básica. Suspiro levantándose de nuevo, vio al chico.   

—¿recuerdas tu nombre?— pregunto de golpe, el chico pareció sorprendido. Tardando algunos segundos en procesar la pregunta e indicar una respuesta negativa. La joven suspiró. —yo tampoco.— miró de nuevo a su alrededor. Los otros ocho seguían dormidos, inhalo aire y luego lo exhalo. —supongo que alguien nos trajo aquí.— el sarcasmo estaba impregnando en su voz. El otro respondió con una carcajada seca. —hay algo en cima de la mesa de ahí.— hablo el hombre señalando la pequeña mesa circular en medio de todo. —Parece ser una carta, pero supongo que es mejor leerla cuando todos estén despiertos. Temo que ellos estén en la misma posición que nosotros.— razonó calmado. La mujer asintió con un poco de resignación, ambos dirigieron su mirada a el lugar donde se escuchaban ruidos, los dos sonrieron con burla, cuando otro chico de cabello rubio se paraba mirando alrededor con susto. La chica puso sus brazos como almohada, mirando hacia el nuevo. —bienvenido.— hablo sin emoción. Miró de reojo como el rubio abría la boca. —ni lo intentes, ninguno de los dos sabemos que hacemos aquí.— murmuro lo suficientemente alto.

El rubio suspiro resignado, sentándose mientras se frotaba la cabeza con las palmas de las manos, al parecer no era el único, los otros dos también se frotaban fuertemente, aparentemente intentando parar el dolor de cabeza. —¿cuando creen que se despertarán los demás?— el blondo pregunto, ambos se encogieron de hombros, más la chica se reincorporó sentándose. — no deberían pasar más de veinte minutos, los tres despertamos casi a la vez, no deben tardar en despertar todos. — explicó, el castaño a lado suyo asintió.

Dicho y hecho, no pasaron más de veinte minutos para que todos despertaran como el castaño lo dijo, estaban en igual de condiciones.

Diez personas en una habitación.
Dos chicas y ocho chicos. Todos igual de confundidos.

—¿que es eso?— pregunto un chico pelinegro de ojos rojos. Todos voltearon a ver a donde señalaba. El ambiente se volvió pesado y frío. El castaño que primero se levantó suspiro.        —una carta.— dijo lo obvio, todos lo voltearon a ver. —¿que esperamos? Hay que abrirla, debe darnos respuestas.— hablo, tomando la carta entre sus manos, todos se amontonaron intentando leerla.

"Bienvenidos mis queridos tripulantes, se preguntarán en donde están. La respuesta es un poco más difícil de explicar, en este momento están en una nave con un destino desconocido para ustedes. El juego es simple, en el bolsillo trasero de su pantalón hay una tarjeta de reconocimiento individual, cuando estén listos presionarán el botón que está justo a lado de esta carta, habrá trajes que utilizarán para reconocerse más fácilmente. Tendrán roles, impostores y tripulantes, los tripulantes tendrán que completar misiones para salir y ganar el juego, lamentablemente los impostores se quedarán vagando en el espacio, muriendo  eventualmente. Los impostores mataran a los tripulantes.

Y recuerden, no confíen en nadie, porque hay alguien entre nosotros"

Un escalofrío recorrió la espalda de todos, se miraron los unos a los otros, con miradas insensibles. Alguien presionó el botón que estaba posicionado justo a lado de donde se encontraba la carta, un compuerta se abrió a sus espaldas, la luz azul caló en los ojos de todos, diez trajes posicionados por colores. Cada uno de diferente color, nadie se atrevió a cruzar miradas, muchos miraban al piso, con miradas duras y llenas de decisión. Cada uno metió la mano en el bolso trasero, como decían había una tarjeta dentro de estos.
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Rojo: un chico de ojos rojos y cabello negro, 1.80.
Negro: castaño, ojos cafés. 1.70
Amarillo: rubio, ojos cafés. 1.85
Blanco: albino. Ojos violetas. 1.90
Verde: castaño, ojos verdes. 1.80
Naranja: pelirrojo, ojos cafés. 1.70
Azul: peli negro, ojos negros. 1.75
Marrón: castaño cenizo, ojos cafés obscuro. 1.70
Violeta: ojos azules, cabello negro azulado. 1.60
Celeste: rubia, ojos negros. 1.55