Sekaiichi Hatsukoi I

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        –¡Mierda! –exclamó frustrada Rose incorporándose.

        Miró hacia un lado y hacia otro, preocupada. Se encontraban en un apartamento algo desordenado, le sonaba de algo.

        –¿Adonde he visto antes yo esto...? 

        –¡Rose! –exclamó una voz conocida.

        Esta se dió la vuelta, y descubrió a Lyra con el rostro mojado.

        –¿Qué pasa? ¿Te has hecho daño? –preguntó preocupada esta abrazándola maternalmente, a pesar de que era difícil. Al fin y al cabo, Lyra era muy bajita.

        –No es eso –gimoteó ella– es que siento una extraña opresión en el pecho. SIento que alguien, cerca de aquí, está sufriendo...

        Rose frunció el ceño. ¿Adonde estaban? Recordaba a aquella diva virtual diciéndole estupideces y a Miki chillando muy animada. 

        Miki.

        ¿Adonde estaría?

        De pronto un fuerte, fortísimo chillido le sacó de sus ensoñaciones. Tanto ella como Lyra se taparon los oídos fuertemente. Pero aquello no había sonado a dolor. Más bien era como escuchar gritar a una fan girl delante de su cantante favorito.

        Fan. Miki...

        ¡Miki!

        –¡¡¡KYAAAA!!! –sonó de nuevo la voz de Miki– ¡¡¡NO ME LO PUEDO CREER!!! ¡¡¡NO ME LO PUEDO CREER!!!

        Lyra miró preocupada a Rose, que asintió, diciendo "vamos a ver que pasa".

        Las dos chicas se acercaron con precaución a la habitación cerrada de donde provenía aquel chillido y abrieron la puerta, tragando saliva. Cuando Miki chillaba así, solo podía significar dos cosas:

        1.- Los vampiros conquistaban el mundo y Edward Cullen quería elegirle como nueva esposa.

        2.- El mismísimo Ángel Raziel había descendido a la tierra.

        La puerta se abrió finalmente y las dos pudieron ver a una emocionadísima Miki echándole fotos a un hombre con pijama completamente sonrojado, con aspecto de acabar de levantarse.

        –Eh... ¿Miki? Creo que eso va en contra de los derechos humanos... –comenzó a decir Lyra.

        –Pero es Onodera, ¡¡¡¡ONODERA!!!

        –¿Ononodera? –dijo algo confundida Rose.

        –¡Onodera, estúpida! -exclamó molesta Miki– Onodera Ritsu, Ricchan. ¿Te suena? Sekaiichi Hatsukoi, pareja nostálgica, uke, Takano Masamune...

        –¡¿Qué estás diciendo?! -gritó completamente avergonzado Onodera arrebatándole el móvil– ¿Qué es esto? –preguntó confundido mirando la otra pestaña que tenía Miki abierta en su móvil.

        –Tu manga, Sekaiichi Hatsukoi –informó Rose ojeando por encima de su hombro.

        –¡Es YAOI!

        –¿Qué te esperabas que fuera?

        El chico trató de decir algo, con la cara como un tomate, y se desmayó.

        –Entonces sois viajeras entre dimensiones y ahora mismo estáis en uno de vuestros mangas favoritos, que además es BL, sin contar que yo soy el uke de la pareja principal –rememoró Onodera algo más calmado unos minutos después.

        –Exacto –dijo Miki con la boca llena de patatas fritas.

        –Y Hatsune Miku, que no existe, os ha cumplido este deseo –dijo este desdeñosamente.

        –Sí, pero, ¿por qué suena como si no te lo creyeras? –preguntó señalándole con el dedo la pelirroja.

        –Porque no se lo cree. Seguramente piense que somos unas locas maniáticas obsesionadas con él que se ha colado en su cuarto a medianoche. ¿Cierto, Onodera-san? –preguntó con la ceja alzada Rose.

        –No quisiera ser grosero, pero esto es un poco raro...

        –¿Por qué estás triste, Onodera-sempai? –interrumpió tímidamente Lyra entonces.

        –¿Triste?

        –He estado pensando y creo definitivamente que esta presión que siento en el pecho es algo que usted siente. Tristeza. Dolor. Confusión. ¿No es así?

        Onodera se sonrojó de nuevo y bajó la mirada, avergonzado.

        Miki saltó de repente de su asiento y le ofreció el móvil.

        –Lee un poco y dinos en que acto estás ahora mismo. O mejor aún, dinos que pasó ayer y nosotras te decimos que va a pasar mañana.

        –No es necesesario –se apresuró a decir Rose.

        –Bueno, un poco sí...

        –Por favor –imploró entonces Lyra agrandando todo lo que pudo sus ojos.

        Onodera suspiró pesadamente y comenzó a narrar:

        –Creo que mi jefe, Takano-san, está enfadado por ver a An-chan. Es decir, solo es una suposición-

        –¡¡¡WOW!!! ¡Siempre he querido patearle la cara a esa perra de tu prometida! ¡Esta es la ocasión perfecta! ¿Me la presentas, Onodera-san? –preguntó coquetamente Miki.

        –¡¿Ah?! ¡No es para nada una buena idea, Miki! –le riñó enfadada Rose.

        Lyra se sentó al lado de Onodera y le dió un fuerte abrazo. Todos en la sala enmudecieron. El chico al principio se sintió sorprendido, pero de alguna manera ese abrazo le reconfortaba.

        –No te preocupes, Onodera-sempai –le tranquilizó Lyra– En realidad, Takano-san no está tan enfadado como tú crees. Todo se solucionará, ya verás.

        –Bueno, si dejaras de ser tan tsundere...

        –Miki, cállate.

        Onodera asintió y correspondió al abrazo de la chica; se sentía muchísimo mejor.

        Y entonces, la puerta comenzó a abrirse. Y un sorprendido Takano-san entró en la sala, viendo como Onodera Ritsu y una completa desconocida se abrazaban.

     

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2015 ⏰

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