Se ha cambiado más de cinco veces de ropa, mas veces de calzado y hasta ha intentado peinar su cabello, su cabello, ese que es indomable y que pareciera tener vida propia.
Estaba frente al espejo otra vez en esa mañana.
Suspiró fuerte, sentía que nada le quedaba bien.
— Te ves guapo —Escuchó la suave voz de su novio.
Se volteó y miró su chaqueta.
— ¿La chaqueta es linda? —Era de mezclilla color caramelo, bastante vintage.
Giyuu asintió.
— Es linda, pero hacen más de veinticuatro grados afuera.
— Ugh —Rengoku hizo un leve gesto fastidiado— Es cierto...
Tiró la chaqueta al suelo alfombrado.
— Así te ves bien.
Rengoku tenía puesta una camisa escocesa color roja, abotonada hasta arriba y con las mangas dobladas hasta los codos, unos pantalones negros junto a unas vans con caña rojas.
— ¿Qué hay de los tatuajes? ¿No me veo muy agresivo? Voy a taparlos, sí, sí, hay que taparlos —Tomó sus mangas dispuesto a bajarlas.
Tomioka se bajó de la cama, aun en pijama, detuvo a su novio.
— Déjalo, tus tatuajes son lindos —Volvió a remangarlas—, significan cosas importantes para tí.
Rengoku sonrió enternecido.
— Estás demasiado tranquilo —Comentó el rubio.
— Y tú demasiado nervioso —Tomó su ropa doblada—, sólo vas a conocer a mi familia.
— Sí, lo sé, pero es que... ¿Y si no les caigo bien?
Tomioka abrochó su pantalón negro, yendo hacia él otra vez.
— Cómo puedes tan siquiera decir eso... —Pasó los dedos por los cabellos rubios—, eres un buen chico y yo te adoro, así que ellos te amarán también.
— Oww, Yuu, yo también te adoro.
Hace ya seís meses que comenzaron una relación, se conocieron por casualidad en la universidad de Osaka, Shidai. Ambos vivían solos en la ciudad, habían ganados becas y se fueron de sus ciudades natales, por lo que ninguna de las dos familias conocía a la pareja de su hijo.
Era un fin de semana largo, por lo que irían a Nagano, ciudad natal de Giyuu para conocer a su familia.
Habían elegido primero Nagano, puesto que la Familia Rengoku era de Hokkaido por lo que era un viaje más largo.
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Dieron las nueve de la mañana cuando llegaron a Nagano con sus maletas, Giyuu estaba feliz de volver a ver a su familia y Kyojuro sentía como los nervios le comían lentamente el estómago.
— ¡Giyuu! —Una voz femenina se escuchó desde el estacionamiento.
— Makomo —Sonrió él, acercándose a la chica y abrazándola— Kyojuro, ella es mi cuñada y amiga de la infancia, Yoshida Makomo.
— Es un placer conocerla, mi nombre es Rengoku Kyojuro —Hizo una reverencia.
Ella rió encantada.
— Es un placer también conocerte —Le sonrió—, ahora vamos, nos están esperando, Tsusako vino con Fujita sólo para conocer a tu novio.
Eso hizo temblar a Rengoku.