Aquella mañana todo fue distinto, todo fue feliz.
Fue de color naranja, y un bienestar superior a nosotros nos acorralaba.
Tanto amor en tan poco tiempo.
Esos mimos y sus besos. Sus besos.
Me siento culpable al no poder estar con ella todo lo que quisiera.
Estaría dispuesto a dejarlo todo.
A simplemente ser.
Porque evidentemente, ya tengo otras prioridades, por más egoísta que suene. Quizás lo mío no era la gestión y la entrega política.
¿Era el amor? Que tonto suena, pero nunca sentí el amor como lo sé sentir hoy.
Es algo que en la vida me ocurrió, y un poco me atormenta, porque mi situación cambia, mi contexto y todo lo que soy, está dispuesto a verse afectado por este amor tan real y tan puro.
Puro como algo que jamás supe sentir.
Quizás pueda compararlo con el amor de mi mamá hacia mí al ser un niño. Esa protección hacia lo que, en un plano animal, es de uno, y es propio.
Digo animal, como tambien puedo llamarlo instinto. Mi instinto, que por más descalibrado esté, me dice que no deje pasar esta oportunidad de crecer.
No podría ya crecer sin ella.
No podría "ser".
Y esta dependencia, (porque claramente eso es, una dependencia) me está desacomodando la vida. Este amor... todo por un amor.
¿Vale la pena? Amar tanto...
Dejarlo todo por una ilusión.
Por algo abstracto, que puede desvanecerse en el aire y dejarme vacío...
Quiero llorar por amar tanto, y quiero llorar por miedo a no amar.
Ahora que conozco lo que es, (en un sentido filosófico, fisiológico, sexual, fisico y mental) el amor, tengo mas miedo que antes de hacerlo.
Amaría dejarte de amar para así volver a mí y dedicarme a lo que siempre amé: la simpleza de no sentir en profundidad.
Cuando uno siente, se sumerge.
Y cuando uno se sumerge, suele perderse.
Llegado a este punto, creo poder decir, que amaría perderme entre las ramas de tu amor, y sumergirme en tu olor, en tu cuerpo, tu corazón y tu sentido de poder amar con el alma.