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El reloj marcaba la hora y el resonar de cada tic tac es más que evidente, es tarde mi amor, pero tu aflicción se ha convertido en un tema que da vueltas y vueltas en mi mente. Estás a mi lado pero el frío es más eficaz que tus brazos a la hora de dar abrazos y noto como gotas secas impregnadas en tu cara habían quedado, minutos atrás estabas llorando, sin motivos, sin ningún daño. Igual que ayer, igual que el anterior mes, igual que todo el año.

Recuerdo las palabras del médico; recuerdo lo diagnosticado, pero cariño, triste sigues estando y ni las más nuevas pastillas de la risa en ti han funcionado, tampoco el jarabe de la alegría, ni mucho menos lo demás que te han recetado.

Mechones despeinados por tu cara van danzado, con sutileza los aparto y casi inevitablemente te miro descansando, sin ninguna pizca de tu habitual melancolía, de tu tristeza no hay rastro. Pienso, exhausta de tu condena, analizo todas las maneras de devolverte esa bella sonrisa y más que eso que vuelva tu alegría que tan característica de tu persona fue algún día. Permíteme invitarte a llorar pero de risa, permíteme sacarte de toda esta agonía.

Mi chico está triste, eso sin duda alguna se nota, de aquí a Saturno, de Jupiter y de vuelta, pero no encuentro ninguna manera de sacarlo de esta afligida vereda y cada vez temo más por sus nuevas dependencias.

Pero hoy es diferente, esa tristeza no se ha mostrado en gran cantidad; mi chico me ha susurrado junto con un abrazo que pronto mejorará y me ha llenado de felicidad porque por fin una sonrisa en su rostro he de contemplar. Pero bajo todo eso, ¿como se sentirá?. Solo quiero que deje mi chico triste de estar.

Mi chico está triste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora