Capítulo 2

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Pov. Mia.

Los días pasaban lentamente, sintiéndome cansada cada mañana al haber tenido el mismo sueño recurrente. La misma persona que vi en la cafetería es el protagonista en mis sueños, jamás cambia nada, siempre es la misma escena, donde él me habla, donde cuando él intenta acariciar mi mejilla, despierto de golpe.

Solo fue una sola vez que lo vi, solo bastó una sola vez para que él apareciera en mis sueños a pesar de que no lo conocía.

Suelto un bostezo y dejo de cargar las cajas llenas de vasos de unicel que eran utilizados para servir los pedidos. Aún no era hora de abrir, así que Rebecca y yo estábamos acomodando todo en el pequeño almacén.

─ ¿No dormiste bien? ─ me pregunta ella, también dejando una de las cajas apiladas.

─No mucho ─ acepto algo avergonzada, sonriendo un poco y cogiendo otra caja para después apilarla con las demás.

─ ¿De nuevo tienes problemas con... eso? ─

─Un poco ─ asiento─. Pero no es todo culpa de ello, es solo... he estado teniendo el mismo sueño todos estos días ─

─ ¿Quieres contarme? Siempre puedo escucharte ─

Suspiré, me recargue un poco en la pila de cajas, dude un poco antes de contarle.

─ ¿Recuerdas el chico de la otra vez? ─

─ ¿Ese chico guapo? Claro que lo recuerdo, ¿Cómo olvidarlo? Parecía un modelo ─ dice ella muy animada mientras mueve sus manos.

─Si, bueno... no sé lo que me pasó esa vez, estoy... confundida ─ titubeo un poco, pues ni yo misma se cómo contarle─. He estado soñando con él desde que lo vi, siempre el mismo sueño ─

─ ¿Y eso te tiene mal? ─ Rebecca me mira confundida y hasta ofendida─. Amiga, si sueñas todos los días con él, tienes que disfrutarlo, yo sería feliz teniendo a ese bombón en mis sueños todos los días ─ ella sonríe abiertamente mientras levanta ambas cejas.

Sonrió tristemente y asiento.

─En fin, más bien yo creo que tu problema está empeorando, necesitas hacer algo con eso, duerme más, necesitas salir un poco más, no sé, ¿Qué tal conocer a alguien? ─

Mi sonrisa no ha desaparecido, pero más que eso es una mueca. Rebecca es una chica espectacular, me escucha siempre y me ayuda cuando lo necesito, pero a veces siento que para ella es más difícil entender que la depresión y la ansiedad no es algo que pueda resolver saliendo a caminar.

Por eso me quedo callada, ya no digo más. El turno esta por empezar y sería mejor solo dejar de lado todo esto, después cuando regresara a casa, tendría mucho tiempo de sobra para poder pensar en todo esto.

[...]

Estoy de camino a casa, pero antes hice una parada en la librería que me queda de pasada. Me había terminado el último libro que compre, no era como si tuviera mucho dinero para comprarme varios, pero al menos tenía un par que me hacían perderme un poco.

Guardo mi libro en mi bolso, llegando a casa creo que leería un par de hojas y después dormiría.

Al pasar por la plaza, veo algunas personas caminando por ahí, charlando y riendo animosamente. Algunos niños corriendo mientras sus padres los reprenden por correr. Pero nadie llamó tanto mi atención como aquel chico parado en medio de la plaza, mirando hacia el cielo con una mirada tan triste y solitaria que me hizo estremecer.

No lo había visto desde aquella vez, no hasta ahora, y de nuevo estaba sintiendo lo mismo que había sentido esa primera vez. Este nudo en la garganta que me estaba dificultando respirar.

Aprete mis puños, mordiendo mi labio inferior. Temía que cuando me acercara a él, confrontando mis sentimientos, las lágrimas salieran tal y como lo habían hecho ya. Pero temer a eso podría hacer que perdiera tal oportunidad única.

Por eso, decidida camino hacia donde esta él, encararlo es mi única opción, pero... ¿Qué le diría? No podía solo acercarme y reclamar por lo que está causando, tal vez él estaría más confundido que yo.

─Hola ─ saludo en apenas un susurro.

Él baja lentamente su mirada del cielo hacia mí, sus ojos brillan con total hermosura, no sabía si era por la oscuridad de la noche, pero sus ojos parecían los mismo que los de mis sueños, tan brillantes como el mismo oro, tan iluminados como la luna misma.

─Hola ─ su voz es aterciopelada, como campanillas al viento, siento un cosquilleo en mis oídos.

A pesar de que me había decidido a encararlo, a preguntar por varias cosas, ahora que estoy frente a él, no puedo articular alguna palabra coherente, mi voz no sale, estoy completamente congelada.

Él parece ver mi pelea interna, pues esboza una preciosa sonrisa ladina, amable y gentilmente me habla.

─ ¿Necesitabas algo de mí? ─

Sus ojos me hipnotizan, no se lo que estoy siquiera pensando, siento que mi boca no está funcionando de acuerdo a mi querer. Cuando abro la boca, de ella solo sale algo que me deja totalmente avergonzada.

─ ¿Quién eres tú? ─ suelto sin siquiera pensarlo, es cuando escucho lo que dije que me arrepiento en el acto.

Él está totalmente sorprendido, pero eso solo dura un par de segundos antes de borrar por completo sus facciones de ángel.

─No sé de qué me estás hablando ─

─Quiero saber quién eres... Pues eres alguien que está causando un efecto en mí tan sorprendente que me está causando miedo, yo misma me tengo miedo ─ suelto de nuevo, parece que mi boca tiene vida propia─. Estoy asustada ahora mismo, eres alguien que causa un desorden en mis sentimientos, tu sola presencia me está causando conflicto conmigo misma ─

Ambos estamos de pie en medio de la plaza, pero parece que nadie nos está prestando atención, parece que tienen mejores cosas que hacer que prestarle atención a un par de personas como nosotros.

─Es extraño que me digas tales palabras, cuando eres tú quien causa el mismo efecto en mí ─ me dice él, sin alejar su mirada de la mía.

─ ¿Por qué? ─

─Lamentablemente no tengo una respuesta para ello ahora mismo, pero podemos averiguarlo juntos si así lo deseas ─

Es extraño lo que dice, realmente lo creo. Pero una sensación agradable recorre mi cuerpo, es como si sintiera de nuevo después de mucho tiempo la calma, esa calma que te deja tranquila sabiendo que todo estaría bien después de haber pasado por diferentes situaciones difíciles.

¿Quién era él? quien podía causar eso en mí.

Averiguarlo en el camino era una buena opción, no perdía nada ¿cierto?

Dulce  //Park. Jimin.//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora