Mein geliebter Wolf

521 46 11
                                    

Y ahí estaba de nuevo Alemania, viendo con recelo como su hermano se iba a quien sabe dónde, desde hace meses el ruso salía con rumbo al bosque y no volvía hasta varias horas después e incluso a veces se desaparecía por días enteros; pero hoy, hoy Alemania había decidido no dejar pasar de nuevo esa actitud en su hermano, estaba más que dispuesto a averiguar que pasaba con él, esa noche como de costumbre Rusia había salido en su caballo y Alemania espero unos segundos antes de salir en Rästel, un hermoso caballo negro que aparentaba ser un pura sangre pero lo encontró herido en el bosque un día lluvioso, Rästel aún era un potro así que era más fácil saber que no se trataba de un pura sangre; pero esa es otra historia, Alemania subió a su caballo con su cuerpo cubierto por una capa medieval azul rey la cual poseía una capucha que se puso en su cabeza para ser menos visible en la oscuridad, Alemania salió entonces detrás de su hermano mayor siguiéndole con sigilo hasta un puente que separaba el pueblo del bosque donde finalmente lo perdió de vista, Alemania cruzó el puente con Rästel y una vez del otro lado bajo de este frustrado por no saber el paradero de su hermano.
–¡Maldición!– exclamó Alemania con molestia al no encontrar rastro alguno de su hermano mayor – Él desgraciado se escapó
Alemania estaba dispuesto a subir de nuevo al caballo para irse del lugar pero un sonido lo hizo detenerse, ¿Voces quizá? No, risas. Alemania siguió el sonido hasta llegar a un claro donde pudo ver a su hermano forcejear con un chico mientras su caballo tomaba agua en un riachuelo; habría acabado en una decepción de saber que su hermano solamente salía a visitar a un amigo si no fuera por qué notó que él joven chico poseía unas alas blancas junto a unas orejas y cola de aparentemente leopardo aunque un poco más grandes de igual color al de sus alas, Alemania se sorprendió de tal descubrimiento y su pensamiento pasó de que estaban jugando a "están luchando" así que rápidamente sacó su espada y corrió contra el chico dispuesto a atacar sin embargo antes de que siquiera pudiera llegar a la mitad de su recorrido él joven chico leopardo lo vió y se puso frente al ruso extendiendo sus alas además de tener su pelaje completamente levantado.
Alemania conocía esas técnicas de las aves y felinos, lo hacían para aparentar mayor tamaño del que tenían por lo que siguió avanzando sin miedo dispuesto a matar al otro. O eso habría hecho si no fuera porque Rusia se puso delante del menor empuñando su espada para detener el ataque de su hermano.
–¡¿Qué crees que haces?! pregunto Rusia molesto mientras forcejeaba con su hermano
–¡La pregunta es para tí!– Alemania entonces hizo un movimiento con su espada para que ambas caigan al suelo luego de un sonido característico del metal siendo rayado que pareció molestar al joven leopardo– ¡¿Qué demonios haces con ese... Esa... Esa cosa?!
–Deja de gritar, lo asustas– Rusia entonces retomó la calma y abrazó al muchacho quien seguía mirando a Alemania dispuesto a atacar
–¿Yo lo asusté a él?– cuestionó Alemania exaltado y suspiro tratando de contener sus ganas de golpear al ruso– Bien, ¿Qué es esa cosa y que haces con él?
–Puedo entender tu idioma– gruñó molesto el menor aún entre los brazos del ruso
–Tú cállate maldito... ¡Lo que seas!– Alemania miró a su hermano exigiendo una explicación y este suspiro rendido
Minutos después estaban los tres sentados en el pasto del claro donde Rusia y México habían estado jugando hace minutos; Alemania estaba intentando comprender lo que su hermano le había dicho pero la sóla existencia de ese chico... Era tan imposible, y aún así ahí estaba, sentado junto al ruso quien acariciaba levemente su mentón, era una locura, todo eso era una jodida locura.
–A ver– hablo Alemania llamando la atención de ambos chicos frente a él– Dices... ¿Me estás diciendo que ese chico es alguna especie de híbrido entre un humano y una criatura mitológica? un, ¿Un que?
–Es un owl griffin– aclaró Rusia volviendo a proporcionar caricias en el menor
–Eso… es que es tan, imposible– Alemania recordó cada libro de biología que había leído, cada dato, cada teoría y nada podía explicar la existencia del chico
–Y no conoce a Francia– murmuró él menor y Rusia le dió la razón con un sonido afirmativo
–Pelusa, debemos volver– una cuarta voz rompió la burbuja que se había formado en ese lugar y los tres voltearon al lugar donde provino la voz
–Que no me digas así, perro sarnoso– México se levantó de su lugar seguido por los dos chicos y el nuevo joven se acercó a ellos, tenía orejas y cola de lobo, sin embargo, sus ojos eran una mezcla perfecta entre los ojos humanos y los ojos de los lobos, de un verde jade que hipnotiza a cualquiera
El ruso por su parte se acercó al menor de los cuatro y lo abrazó acariciando sus orejas antes de murmurar tiernamente un; –Te veo mañana
México asintió y se despidió del alemán con un movimiento de cabeza antes de irse detrás del joven lobo entre la vegetación del bosque; el camino de regreso fue callado, ninguno de los dos hermanos dijo absolutamente nada hasta llegar a la casa luego de dejar a los caballos en el establo se sentaron en la mesa y se quedaron en silencio un momento, ambos querían hablar del mismo tema pero no sabían cómo iniciar dicha conversación. Finalmente, Alemania rompió el silencio.
–¿Sabes por cuánto podríamos vender los? El señor España pagaría mucho dinero por esas criaturas– las palabras del alemán rápidamente alertaron al ruso y el contrario siguió hablando– Siempre creí que el señor España estaba loco al buscar a esas criaturas, pensé que todos en este lugar también lo estaban por poner trampas para ellos e intentar cazarlos para darlos al señor España pero, wow dos híbrido, vivos, hay que vender los!
–¿Perdiste la cabeza acaso?– finalmente Rusia interrumpió a su hermano con un tono severamente enojado que hizo callar al menor– ¡Me niego a vender a México! Alemania el dinero no nos falta y no sabemos para que los quiere España, no le dirás de ellos a nadie y si me entero que intentaste algo te mataré con mis propias manos, es mi última palabra.
Rusia subió a su habitación notoriamente enojado y Alemania se quedó en el comedor sin entender bien lo que pasó, tal vez Rusia se lo debía pensar mejor, sí, cuando vea que es buena idea dejará de lado esa postura y lo ayudará a vender a los dos híbridos. Esa noche Alemania volvió al bosque pues aún era relativamente temprano, estuvo cercas del puente un rato pensando las cosas cuando sintió una presencia cercas; el alemán rápidamente se puso en guardia lamentándose de haber dejado su espada en casa y miró en todas direcciones buscando a quien lo acosaba e inconscientemente camino de espaldas hacia el bosque, una vez fuera del puente y unos pasos más adentro del frondoso bosque la presencia atacó, se lanzó contra el alemán y ambos cayeron al suelo luchando. Alemania finalmente logró inmovilizar al menor quien luchaba por liberarse del agarre del contrario.
–Te voy a vender estúpido salvaje– amenazó Alemania viendo con odió al contrario quien dejó de forcejear
–Está… está bien, solo no te atrevas a tocar a los demás… Ni a México…– murmuró él menor entrecortada mente con dolor en sus palabras y Alemania entonces se dió cuenta de que lo estaba lastimando así que rápidamente lo soltó
Canadá se sentó en el suelo y se estiró un poco para aliviar el dolor cuando un aroma llegó a sus fosas nasales dejándolo cautivado, era un aroma fuerte e intimidante que decía aléjate, pero Canadá quería estar cercas de ese aroma, el cual por cierto venía del alemán por lo que sin pensarlo dos veces gateó con dirección al alemán quien se arrastró de espaldas exigiendo que se aleje sin embargo Canadá finalmente logró posarse sobre el mayor y lo abrazó escondiendo su cabeza en el cuello del alemán.
–Hueles… hueles muy bien– murmuró Canadá embriagado con el aroma del más alto quien intentaba quitarse de encima al canadiense
–Si pero tú no, ¡Quítate!– exigió el alemán siendo completamente ignorado por el menor quien seguía olfateando lo
Alemania luego de unas horas logró quitarse de encima al canadiense y volvió rápidamente a su casa, se bañó y se fué a dormir con intención de no volver a ver al lobo híbrido del bosque; sin embargo al día siguiente su hermano salió como era costumbre y Alemania se quedó en el sofá leyendo un libro, se acostó en éste y lentamente se quedó dormido despertando segundos después al sentir un peso sobre él y un aroma muy característico de los perros inundó su espacio.
–Humm… ¿Qué…?– murmuró Alemania adormilado y abrió los ojos encontrándose al híbrido de lobo acostado sobre él y besando su cuello pasando de vez en cuando a sus hombros– ¡¿Qué demonios?! Verschwinde von hier, du verdammter Hund!

Mein geliebter WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora