— ¿Nerviosa? — con voz suave acarició mi hombro, delicadamente sus yemas se deslizaron a través de mi piel, hasta alcanzar mi cuello, bordeando mi mentón, sus ojos oscuros parecían más profundos mientras miraban fijamente los míos.
La luz del alba, apenas comenzaba a asomarse desde la ventana, iluminando entre un azulado y un dorado, cada mitad de nuestros cuerpos.
Parecía que su voz susurrante, y aquel toque suave, había detenido algunos segundos mi propia respiración, porque cuando logré articular las palabras para responder su pregunta, sentí que escurría entre mis labios también un suspiro — Un poco... será la primera vez... — una sonrisa que bailaba entre la timidez y la travesura se dibujó en sus labios, tirando tan solo un poco las esquinas de su boca — tonto — musité casi sin voz, entendía perfectamente qué había pensado con el juego de mis palabras.
—Lo siento... — su mano rodeó mi cintura, atrayendo mi cuerpo al suyo, se sentía aún más robusto, más alto, mientras que yo parecía pequeña entre sus fuertes brazos — pero al fin será como debe ser.
—Lo será — respondí sin apartar mis ojos avellana de sus pupilas negras.
Entendía lo que buscaba decirme, mis manos buscaron acomodarse en sus hombros anchos, al mismo tiempo que su frente se posó sobre la mía, dejando descansar su rostro que estaba bellamente adornado con una pasiva sonrisa.
El amanecer no se hizo esperar, bañando con su luz la habitación completa, encontrándonos en un abrazo sosegado e íntimo, que no buscaba nada más que transmitir la serena paz de la compañía incondicional del otro.
—Es hoy...
—Sí... es hoy... — el tono de su voz no había subido nada, pero una complicidad se sintió gritar en mi alma con su afirmación, no era un sueño.
—Hay mucho que hacer, no te veré hasta algunas horas más tarde...
—Es verdad... pero por ahora, solo un momento más, quiero quedarme así, sintiéndote cerca y mío — sentía que había necesidad en mis palabras, o quizás ansiedad, bien podría quedarme entre sus brazos el día entero, aunque sabía que, al menos ese día, no podría ser de ese modo.
—Estoy cerca y soy tuyo... — su aliento respiró sobre mi boca, erizando mi piel, casi tanto como el efecto de su declaración, así lo sentía, tan mío, como yo era suya.
—Cuando me lo dices así, siento que detienes mi corazón... tonto... — su risa flotó en el aire, manteniéndose así algunos segundos — no te burles...
—No lo hago... siento igual... — sus mejillas sonrojadas imitaban las mías, y yo al mirarlo y sentirlo como lo hacía, me sentía en el cielo — desde el primer día que te vi, solo que en ese tiempo aún no lo sabía... ha pasado mucho, pero si algo no ha cambiado, es que eres tú la persona más importante en mi vida — mis ojos traicionaban mi sonrisa, humedeciéndose con cada susurro que escapaban en palabras desde su boca.
—Y tú lo eres en la mía, Kirito kun, desde que te vi, quería alcanzarte, volverme fuerte y entonces ser yo quien te protegiera, quien te amara... — mi mente se tornaba a días lejanos, esos en que habíamos luchado hombro a hombro, en un mundo que nos había enseñado mucho más de lo que creíamos arrebatado.
—Eres a quien amo, la que me ama y la que me protege, Asuna, siempre fuiste tú, me has dado más de lo que yo puedo devolver... Asuna, creo que es el día perfecto para decirlo, gracias, por todo... gracias...
—Kirito kun... — el toque húmedo con que mencioné su nombre, pareció enternecer aún más sus ojos cercanos.
—Desde el principio, mi estrella fugaz, mi compañera temporal, mi mejor amiga, mi rival y la mujer más hermosa que he visto — sonrió con su rostro enrojecido e hizo una pausa mirando mis ojos — Eres todo, todo y más...
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En Otro Mundo
FanficNo era la primera vez, aunque así se sentían, comprometidos con un nuevo mundo y al mismo tiempo, entre ellos mismos. No era el comienzo de una historia de amor, era una continuación, en otro mundo... Juntos...