Capítulo 2

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A la mañana siguiente Jimin sintió una suave luz tocar su rostro, eran los rayos de sol que entraban con parsimonia por una ventana, deseó que todo hubiera sido una pesadilla, que al despertar su madre le recibiera con su tierno beso de buenos días, que su padre de despeinara el cabello al bajar a desayunar. Pero al abrir los  ojos regresó a la realidad que ahora era suya, nada había sido un sueño, el ver a quien había matado a su familia lo confirmó, un chico de cabello negro, su piel era muy pálida, tenía las facciones casi talladas a mano y unos bonitos labios rosados.

Se quedó congelado en su lugar, no sabía cómo había llegado a la cama de aquel asesino, pero lo que si sabía era que estaba convertido en humano, se encontraba en un territorio desconocido y con un lobo cruel que había eliminado a su manada entera. No sabía de sus intenciones con él y eso era lo que más le aterraba, así que se quedó inmóvil, sin quitar la vista de su captor.

Luego de lo que para el cachorro se sintió una eternidad, los ojos del chico  se abrieron, dejando ver aquellos orbes de la noche anterior. El alfa le observó unos minutos en silencio, se sentó en la cama soltando un bostezo y rascó su cabeza con pereza.

-¿Qué tal dormiste, Jimin?- preguntó con somnolencia.

Tenía la voz muy ronca y se veía tranquilo, pero Jimin no iba a dejarse engañar por esa actitud tan relajada, por lo que se quedó en completo silencio, sentándose en la cama y sin dejar de mirar al mayor para no perderse ningún movimiento.

-¡Responde cuando te hablo!- ordenó entonces el alfa al no obtener respuesta de aquel niñato de cabello rubio, él no era alguien que tuviera mucha paciencia, por lo que le cabreaba que no acataran sus órdenes de inmediato.

El cachorro tembló en su lugar al recibir una mirada de enojo de aquel chico, por lo que optó por responder a la interrogante.

-B..Bien... Dormí bien...- susurró bajando la mirada  a sus propias manos, las cuales jugaban con nerviosismo con la tela de aquella sábana que cubría su cuerpo, fue entonces cuando se percató de que estaba completamente desnudo, apresurándose a cubrirse hasta el pecho con la blancura del algodón.

-Mírame- ordenó el chico, pero él estaba más concentrado en tratar de cubrirse  bien, ignorando (aunque no era su intención) por completo aquella orden. -¿Cuántos años tienes como humano?- interrogó una vez más Yoongi, perdiendo cada vez la paciencia.

-¿P..Por qué me trajo aquí con usted?- preguntó está vez el rubio, sin intención de ignorar de nuevo al alfa, pero eso fue lo que hizo, logrando que el lobo alcanzara su límite.

-Si no aprendes a obedecerme tendré que adiestrarte, perrito- dijo con voz amenazante el pelinegro.

Entonces tomó con la zurda uno de los bracitos del menor mientras que con la diestra arrancaba la sábana de su cuerpo, dejando completamente desnudo al pequeño debajo suyo, apresó su cabeza entre ambas manos y su cadera entre las piernas, no dejándole escapatoria.

Observó la pequeña anatomía del omega, tenía la piel lisa, libre de cualquier marca, además de que su aroma a vainilla se iba extendiendo por todo el cuarto.

--Tienes un cuerpo demasiado caliente para ser tan joven- halagó el alfa sin dejar de observar al pequeño, deseando marcarle de todas formas posibles. -¿Cuántos años tienes como humano?- preguntó de nuevo, esperando, por el bien de Jimin, que está vez respondiera.

-Tengo... Dieciseís...- respondió en un susurró el menor, recorriendo su espalda un escalofrío al ver al lobo relamerse los labios con sensualidad.

Yoongi sonrió de lado con arrogancia ante la respuesta, le excitaba de sobremanera que el omega fuera a penas un niño, él sería el primero en hacerlo suyo y enseñarle las puertas del placer que podría darle el estar con yo alfa experto.

Se inclinó sobre Jimin, chocando así sus respiraciones agitadas, las mejillas del menor estaban más que rojas ante  la vergüenza, entonces se acercó hasta su cuello empezando a morderlo y dejar chupetones a lo largo, escuchando con satisfacción los jadeos del omega. Sus pequeñas manos arrugaban la camisa del pelinegro con miedo, entonces un escalofrío le recorrió la espina dorsal al escuchar en su oído un gruñido ronco de Yoongi justo después de que su rodilla tocara algo duro, el mayor se estaba moviendo tanto que rozó su creciente erección contra la rodilla del menor.

Con rapidez se quitó la ropa que ya empezaba a molestar hasta quedar completamente desnudo, un aroma a chocolate acompañó al olor de Jimin, complementándose a la perfección dentro de aquella habitación. Con brusquedad separó las piernas del omega para dejar su pequeño miembro y entrada expuestos.

-No... Por favor no lo haga...- rogó el lobezno entre pequeños sollozos, había empezado a llorar al saber que su primera vez sería sin su consentimiento.

-Calma bebé, no te haré daño- respondió Yoongi sonriendo sensual, acercó su miembro al del menor y comenzó a friccionarlos entre sí, escuchando los jadeos de su presa.

El lubricante de Jimin iba haciendo aparición en su rosada entrada, cuando Yoongi se dio cuenta de ello posicionó la punta de su pene en ese íntimo recoveco, iniciando una entrada brusca, era normal la rudeza, estaba en su naturaleza de alfa.

Jadeó con fuerza, dejando salir el aire por completo de sus pulmones al sentir las paredes de Jimin estrangular su polla.

-¡D..Deténgase! ¡Por favor! ¡D..Duele mucho!- pidió entre lágrimas el menor, sintiendo como le partía en dos con ese miembro tan grande, llevando sus manitos hasta la almohada que se encontraba debajo de su cabeza, arrugando la tela entre los dedos.

Yoongi se apresuró a entrar del todo, dándole tiempo al omega para que se acostumbrara a su tamaño, tomando con la diestra el desatendido miembro de Jimin para empezar a acariciarlo, reemplazando los quejidos y lloriqueos por tímidos gemidos agudos y jadeos.

Se inclinó sobre su rostro sin moverse aún y atrapó esos carnosos labios entre los suyos, besandolo con ganas e ingresando su lengua para recorrer su cavidad bucal. Las embestidas cobraron vida en medio del beso que ambos compartían, el lobo de Yoongi movía si cola con alegría, llenando su pecho de una agradable calidez que jamás había tenido lugar ahí. ¿Acaso el alfa había encontrado a su compañero? No sabía, pero estaba seguro de que ese pequeño omega no era alguien normal para él, lo quería a su lado.

Se movía de atrás hacía delante con rapidez, de arriba a abajo, en círculos, hasta que tocó un pequeño lugarcito que hizo a Jimin arquear su espalda y gemir alto entre el beso. Tomó las piernas del omega para mantenerlas abiertas de par en par aumentando la velocidad de sus embates, teniendo como único objetivo darle un orgasmo al pequeño.

Jimin sentía su cuerpo reaccionar ante los estímulos del alfa, sin darse cuenta estaba duro como roca y una presión se instalaba en su vientre anunciando que pronto tendría su liberación. Cerró los ojos dejando que Yoongi lo besara y tocara como quisiera, sus gemidos salían ahogados y morían en la boca del mayor, logró soportar unas cuantas embestidas más hasta que el alfa tomó de nuevo su pene para masturbarlo con rapidez.

Entonces sintió su interior inundarse con el semen del lobo, dilatándose más su entrada ante el nudo que se formaba entre ambos, y su orgasmo atravesó su cuerpo pequeño, haciéndolo estremecer. Estaba tan agotado que sus párpados empezaron a pesar, cayendo sin tardanza en los brazos de Morfeo.

Manada // Yoonmin - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora