Abrió lentamente sus ojos cuando el frío la hizo despertar. Estaba temblando ligeramente, su cuerpo se sentía adolorido. Tenía la esperanza de que todo lo vivido fuera un simple sueño o una horrible pesadilla. Sentándose escucho el sonido de la puerta.
─Hinata-san? ─le preguntó una voz desde el otro lado de la habitación. Desconfiada se levantó y la abrió lentamente.
─ ¿S-sí? ─preguntó encontrándose con una hermosa rubia de ojos esmeralda.
─Por favor, sígame el Kazekage quiere hablar con usted ─dijo la chica comenzando a caminar. Sin mirar atrás esperando que ella la siguiera. Hinata comenzó a caminar mirándola confundida -él le explicara todo...─
Asintió, no sabía lo que pasaba lo último que recordaba era a su clan desde ahí todos sus recuerdos eran borrosos. Caminaron por los pasillos hasta llegar a una puerta de color rojizo oscuro. La chica tocó firmemente la puerta.
─Adelante ─escucharon como una voz áspera y grave habló desde el otro lado del pasillo. Su sola voz hacía que sus vellos se pusieran de punta.
─Si ─dijo la chica regresando a verla fijamente ─no tengas nervios, puede que parezca y se oiga atemorizante, pero es todo lo contrario ─dijo dándole una pequeña sonrisa.
Hinata asintió y con la chica entraron al despacho del nombrado Kazekage.
─Hinata Hyuga, bienvenida a la aldea de la arena ─le dijo estirando su mano hacia ella. Hinata dudó un poco, pero se acercó hacia él y estrechó su mano. ─es un placer para nosotros tenerte aquí. La Hokage me ha contado todo.
Hinata lo miró un poco confundida. ─es un honor ─le dijo con una pequeña sonrisa. ─pero...si no es mucho preguntar. ─dio un paso hacia atrás. ─porque me encuentro en este lugar?
El joven la miró impresionado. ─no te ha dicho nada la Hokage ─le preguntó un poco confundido.
Hinata negó con su cabeza y miró fijamente al joven delante suyo. El chico asintió.
─Temari, por favor déjanos a solas ─dijo mirando fijamente a la chica. La joven obedeció y dejó el lugar sin hacer ruido. ─Hinata Hyuga el motivo de tu llegada es un poco complicado de explicar. ─la miró fijamente. ─te encuentras en la aldea de la arena por motivos de protección. La Hokage me ha comentado que tu clan quiere sellarte en contra de las reglas y órdenes de tu padre. ─le explicó cruzándose de brazos.
─ ¿Protección? ─preguntó Hinata. Ella no necesitaba nada de eso se dijo así misma. Ella sabía que era capaz de resistir esa marca maldita y seguir cuidando de su pequeña hermana.
─Así es, protección. El consejo de su clan quiere sellar definitivamente su chakra. ─ Hinata lo miró sorprendida, "ellos no quieren que cure a Hanabi pensó". ─por eso la Hokage te ha enviado aquí para que sigas con tu entrenamiento físico y médico. ─dijo mientras sacaba de un cajón una carta de color azul y se la entregaba. ─el chico que te trajo la dejó para ti.
Hinata tomó la carta sintiéndose nerviosa, en su mente solo pasaban imágenes de su familia y amigos. Suspirando abrió lentamente la carta.
Hinata-sama sé que en este momento debe encontrarse confundida, pero fue la única opción que encontramos su padre y yo; se lo explicaré todo desde el principio.
Hace un año y medio Hiashi-sama y yo nos enteramos de la enfermedad de Hanabi-sama. Hiashi-sama en ese momento estaba preocupado, pero dejó de estarlo cuando vio lo entregada que estaba en su entrenamiento médico. Él siempre supo la razón.