Café (Robert Gligard)

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¿Por qué no era capaz de arrestar aquella ladrona?, se preguntaba el Capitán.
Lo cierto era que a ella le encantaba provocarlo.

Otro día más que Robert no veía aquella ladrona atracando.
No podía sacarla de su cabeza, esa mujer logró captar su atención y eso le daba rabia.
Aunque lo único que quería hacer era esposarla y encerrarla en el calabozo.
Sabía absolutamente todo de aquella chica y aún así no la detenía.

—Joder.. —bufo el moreno sintiendo un fuerte dolor de cabeza.

—¿Le sucede algo Capitán?. —preguntó el cadete Frank.

—Me duele la cabeza, vamos al hospital. —dijo mientras marcaba aquel edificio en el GPS.

Al llegar aquel lugar, espero en la sala principal a que algún enfermero le atienda.

—No veo a nadie por aquí Capitán, iré a ver si hay alguien.

Este asintió y vio al cadete desaparecer de su vista.
Luego de unos minutos este volvió diciéndole que los ems estaban ahí dentro esperándole.
Se dirigió a la sala donde el Cadete le había indicado.
Paseó su vista por el lugar encontrándose con una persona que conocía muy bien.
¿Qué hacía ella ahí?.
Disimuladamente se acercó hacia la pelinegra, la cual se encontraba hablando con una ems.

—Judith, ya te he dicho que no puedes dedicarte a esas cosas, son peligrosas, entiende. —le reprendió la enfermera.

—Pero que no estoy haciendo nada malo, hace días que no hago un.. ya sabes.. —contestó.

—Como te pillen yo no iré a comisaría.

Robert se acerco a ellas mirando directamente a la pelinegra la cual al verlo se tenso.

—Buenas señoritas.

—Buenas Capitan. —saludo la ems.

—Debo irme, otro día hablamos. —dijo intentando huir de él pero falló en el intento.

—¿Judith? Que coincidencia encontrarla aquí, hace tiempo que no la veo. —dijo sarcástico.

—No se a que se refiere, yo a usted no le conozco.

—¿No me conoce? Hombre, usted me a visto bastantes veces.

—Uhmm.. De echo esta es la primera vez que le veo. —la mujer sabía mentir muy bien.

Su amiga estaba nerviosa, tenía miedo de que se lleven a su amiga a la cárcel.

—En todo caso, ¿que le parece si vamos a tomar un café? Y nos conocemos. —preguntó, aunque esa no era su intención, quería llevarla a comisaría y arrestarla.

—Me gustaría decirle que si pero tengo trabajo.

—¿En donde trabaja?. —fingió interes, sabía que era una excusa.

—En el norte, debo irme, nos vemos Sara. —se despidió de su amiga y salió de aquella sala.

El capitán no la iba dejar escaparse así que la siguió, olvidándose de su dolor de cabeza.
Vio como aquella mujer doblaba en una esquina alejándose del hospital, se acercó a ella y la tomó del brazo llamando su atención.

—¿Qué hace?.

—Bien señorita, dado que usted no quiere ir a tomar un café, tendrá que venir conmigo a comisaría.

—¿Cómo?.

¿Qué coño estaba haciendo?, se preguntaba Gligard.
Parecía una broma aquello, ¿iba arrestarla solo porque no acepto tomar un café con el?.
Se acercó a ella y sacó sus esposas.

—Espere, aquí hay un mal entendido.

—Señorita, aquí no hay ningún malentendido.

—¿Pero de que habla? No entiendo.

—Haber, ya que no entiende se lo explicaré, al no aceptar mi invitación e irse del hospital, me esta obligando a llevarla a comisaría.

—¿Qué? Si yo no he echo nada.

—¿Tengo que recordarle todo lo que ha echo?.

La chica desvío su mirada, pensó que lograría engañar aquel agente pero no lo logró.

—Por cierto, en su último atraco, descubrimos su coche justo en la zona donde se había realizado el bloqueo, el cual le salió bien pero su coche quedó ahí y la matrícula nos indicó que usted es la dueña del vehículo, así que desde ese momento esta en búsqueda y captura.

—Espere.. ¿Todo esto es por no aceptar su invitación?.

El moreno desvío su mirada.
La pelinegra sonrió, había logrado llamar la atención de su capitán favorito.

—Si es por eso.. A la tarde estoy libre.

—¿Segura?.

Asintió.

—¿Y como sé que usted no me dejará plantado?.

—Bueno.. Puedo darle mi número y quedamos.

—Espero que sea consciente de que si me deja plantado ira a la trena.

—Que si hombre.

La miro fijamente buscando intimidarla pero se sorprendió al ver que aquella mujer lo miraba de la misma manera.

—Entonces.. Dígame su número.

Sabia que debía encarcelarla pero no lo iba hacer, es más, iba dejar que otro de sus agentes se encargue de encerrarla.
Solo por hoy, se dejaría caer ante los encantos de aquella pelinegra.

Pero buenooo ¿Qué tal están?.
¿Les gustaría una segunda parte?.
Estoy intentando actualizar pero tengo mucha tarea y mucho sueño xd pero apenas me libre de toda la tarea, abriré los pedidos uwu.
Nos vemoss

One Shots de Infamesrp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora