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¿Has escuchado? Dicen que aquí, en este pequeño pueblo ocurrió un asesinato, ¿Sabes? Se dice que fue un crimen de amor.


Allá, en un pequeño rancho no muy conocido hay una escuela, igual de pequeña que el mismo rancho, donde acuden algunos niños para cultivar su mente y no quedar ahogados en la ignorancia que una vida rural puede ofrecer. Hay un profesor, bastante conocido por ser muy inteligente, amable pese a su distancia e increíblemente bien parecido, con la piel tostada y unos pulcros ojos grises, tan grises como el hierro.


-¡Buenas tardes! Disculpe ¿Sabrá de un lugar donde pueda cambiar mi neumático? Vamos de paso y sufrimos un inconveniente.
El rubio inclinado sobre la ventanilla de su auto mira a un jovencito que limpiaba un sombrero de paja junto a un hombre pelirrojo de rostro apacible que bebía una cerveza, el niño levanta la vista y sonríe ampliamente para así mirar a su compañero, que se pone de pie y asiente. El rubio baja del auto e inclina la cabeza.

-¿Sabrá dónde puedo cambiar mi neumático?

-Mmh luce como si las llantas hubiesen pasado por campo abierto

-Ah, estamos de paso como le digo, así que bueno, no supimos como pasar por los pastizales y las plantas con espinas…

El joven mira con el ceño fruncido al hombre dentro del auto que suspira y baja también, se acerca con una mirada de recelo y saluda, señala su celular.

-La señal es un poco mala

-Tú te desviaste del camino

-Tú querías ir a un lugar retirado

-Marimo estúpido

-Cejillas cállate, estamos frente a más personas

Ambos se sonrojan un poco por la escena que no había sido escuchada puesto que el pelirrojo miraba atentamente la llanta baja mientras el jovencito del sombrero había entrado a la casa y salía ahora con dos vasos llenos de agua.

-Hace demasiado calor aquí

Sonríe con dulzura, bajo su ojo izquierdo había una cicatriz de años que le daba un aspecto de ser bastante travieso, no debía pasar los 17 años; el par acepta y agradece la amabilidad mientras el joven de cabello verde se acerca al hombre de cabello rojo a revisar si hay arreglo.

-No estoy seguro, quizás una espina demasiado grande atravesó o ¿Un trozo de vidrio? Oe Luffy ve dentro y llama a Ace, seguro el puede cambiar el neumático.

El niño mira en dirección de la voz y hace un puchero, pues se hallaba bastante entretenido hablando con el joven de cabellos dorados.

-¿Por qué no lo cambias tú, Shanks?

-Tonto, no tengo herramientas aquí

-Oh, en ese caso…

El pequeño corre dentro de la casa a llamar por teléfono al mencionado y regresa después de algunos minutos.

-Ace estará aquí en una hora y media, dice que fue a la ciudad con Sabo.

-Ya veo, bueno jóvenes como verán, nuestro mecánico regresará en un rato, ¿Gustan pasar a esperar?

El par se mira con duda ¿Qué otra cosa podían hacer? Incluso si era un lugar en medio del campo, no podían ir a “perderse” en medio de las parcelas, a lo cual aceptan. Toman una mochila donde traían sus celulares para cargarlos y un par de lentes de sol, como los citadinos que eran, no podía faltar.

Siguen al pelirrojo a una casa pequeña pero bastante agradable, con un pórtico de madera donde hacía un rato el hombre y el niño se encontraban ocultos del abrasador sol; entran y un delicioso aroma a comida inunda sus fosas nasales, ciertamente hacía calor dentro de la casa pero no lo suficiente como para que fuese insoportable estar dentro, una mujer se asoma de la cocina y sonríe.

-Buenas tardes

-Buenas tardes -comenta el par a unísono

-Makino, estos jóvenes esperarán a Ace para que repare su neumático, ¿esta bien?

-Claro, adelante ¿Desean comer algo? ¿Vienen de lejos?

El rubio se acerca con una sonrisa y saluda con caballerosidad mientras el peliverde emite un bufido, conocía bien esa actitud cuando su compañero veía una mujer hermosa.

Entre naranjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora